Te enojai por todo

En pleno invierno tuvimos un lindo día de sol, lo que se llama "el veranito de San Juan" o como decía Hemmingway "la falsa primavera". Además hoy fue feriado, no tengo idea por que, para mi todos los días son feriados desde hace varios años, o días de trabajo, según como se miren. Estaba pensando que maravilloso es nuestro clima, probablemente debe ser uno de los más perfectos del mundo. No es tan caluroso como para vivir infestados de plagas, cuando le digo a algún amigo gringo que acá no existe ni un insecto venenoso, ni un animal peligroso, no me pueden creer. Tampoco llueve y cuando hace frio -como ahora mismo que hay 15 grados Celcius (59 Farenheit) no hacen falta estufas, bufandas y menos paraguas.

Igual anoche salí con la chaqueta de cuero del Tomás Jr. nos juntamos los amigos de siempre a comer y tomar donde Don Floro, igual me dio calor y de vuelta llegué medio sofocado. Para variar discutimos de política y como siempre terminamos a gritos y sarcasmos por lado y lado, igual todos coincidimos en algo: Bachelet debería ser la próxima presidenta de Chile, cosa en la que yo estuve completamente de acuerdo.

Yo creo que Bachelet y la gente que la respalda, en su mediocridad, cinismo y poca honestidad encarna perfectamente al chileno medio, es nuestra perfecta representante y por eso es tan popular pese a que en otro país probablemente estaría enfrentando la cárcel por su actuación durante el terremoto. En Chile eso no importa. Todos saben que es inepta y en cualquier emergencia o situación difícil no sirve para nada, pero a nadie le importa mucho, mal que mal así somos la mayoría de los chilenos ¿o no?.

Yo lo veo en todos lados. En la universidad, en la política, las empresas, cuando uno llega a conocer a la gente que está a cargo y su historia, se da cuenta como siempre prosperan y escalan los mediocres. Ni siquiera los ladrones inteligentes, como pasa en Argentina y otros países vecinos, en Chile escalan los grises, los incapaces que saben amoldarse y no son vistos como una amenaza. En nuestra maldición por ser un país tan homogeneo, también es una bendición, toda moneda tiene dos caras pero la mediocricracia es la cara fea.

Por eso Bachelet es la candidata de los grandes empresarios y favorita del gobierno de Estados Unidos. Me tocó ir a una charla que dió en la universidad Paul Simmonds, cuando era embajador de USA en Chile: se le caía la baba cuando hablaba de Bachelet, claro, a todos les conviene tener a alguien incapaz y manipulable a cargo.

Discutimos de educación universitaria y un amigo decía que el problema es que las universidades privadas convirtieron a los alumnos en clientes y les convenía tenerlos diez años estudiando mientras pagaran. No entiende nada, siendo las universidades establecimientos vendedores de un intangible llamado "prestigio" y "credencialismo" lo que menos les conviene es tener malos alumnos. Todas las universidades que han aplicado el modelo de bajar las exigencias han terminado colapsando, excepto cuando las sostiene el estado. Al contrario las universidades privadas más exigentes son las más sólidas de todas, la idea de los alumnos como clientes es cierta pero los que la atacan son incapaces de comprender que significa. ¡Y pensar que hay gente incapaz de hacer los razonamientos más básicos enseñando en nuestras universidades! imagínense que queda para los alumnos.

Donde la discusión casi llegó a los botellazos fue si con Bachelet los "movimientos sociales" se iban a apaciguar o no. Yo estoy seguro que vendrá una escalada mucho peor porque indignarse y reclamar por todo se ha convertido en una especie de vicio, muy popular en nuestra sociedad hipócrita. Lo vi clarito en el curso de Evaluación de Decisiones Estratégicas que tiene un 70% de estudiantes chilenos. Creo que fue un gran experimento sociológico, porque la mayoría se pasaron casi todo el curso indignados reclamando contra los organizadores, contra los integrantes de su grupo, contra los demás compañeros. Me acordé de la canción de Sinergia "Te enojai por todo", creo que en poco tiempo más se podría convertir en nuestro nuevo himno nacional. Y también me indigné, me mando a cambiar ipso facto.