Moulian y el debate

Estoy leyendo el libro Conversación Interrumpida con Allende de Tomás Moulian, donde escribe sus ideas sobre lo que fue Allende y el gobierno de la Unidad Popular en Chile. Moulian redacta muy bien y es el único sociólogo que conozco que sabe escribir, además es muy inteligente. Un intelectual con ideas originales pese a que su estructura ideológica, cercana al comunismo, es la menos amigable con la originalidad y las ideas propias. Yo lo admiro bastante.

Un libro raro, parece escrito por otra persona. Tal vez -consciente que el mito izquierdista sobre lo que fue Allende y la Unidad Popular nunca prendió- trata de crear un nuevo mito, puede ser. El mito de Moulian lo construye en dos columnas. Una es que Allende y la Unidad Popular fueron ingenuos, en una recreación de la idea de "los jóvenes idealistas" enfrentados a enemigos malignos, poderosos y traicioneros.

"Allende todavía tenía fe en las promesas que ciertos generales le habían hecho con voces respetuosas y cómplices, con actitudes genuflexas. Aún creía, político educado en la tradición republicana, en el honor de los militares, esa virtud de la cual aún se vanaglorian. Pensaba todavía que el general de ojos claros que el nombró para sustituir a Prats, era un hombre moral y no un simulador, ávido de escalar hacia las cumbres que el destino estaba a punto de depararle".

Pero en realidad Allende era un político, que tampoco tenía escrúpulos contra la simulación y el engaño, basta ver su opinión sobre el Estatuto de Garantías Constitucionales que firmó para conseguir los votos que le permitieron ser presidente. Es ridículo hablar de moral y de traición en una época donde Allende "político educado en la tradición republicana", creía que hay que "destruir paulatinamente la moral burguesa y los vicios que nos atan a la vieja sociedad capitalista y al hombre viejo".

También es absurdo pensar en Pinochet en los momentos del golpe como "un simulador, ávido de escalar hacia las cumbres que el destino estaba a punto de depararle", cuando costó un mundo que se decidiera a involucrarse en el golpe, consciente que estaba arriesgando la vida. Escribir que actuó por escalar es una idea que debería avergonzar a Moulian, que no se caracterizaba -hasta ahora- por escribir panfletos.

El otro pilar del mito es una versión primitiva de lo que con los años se pasó a llamar el empoderamiento del pueblo, en este texto lo describe muy claro:

"Eso y no otra cosa era lo que estaba naciendo. Hombres sin rostro que se sintieron protagonistas, que en su fantasía vieron debilitarse los poderes atávicos que los habían sojuzgado y que tomaron la palabra, se apoderaron de fundos no incorporados en ninguna planificación racional ni realista, sobrepasaron los límites estrechos del derecho de propiedad y desafiaron a la autoridad, porque se sintieron interpelados, llamados a ser actores, a producir su propio poder".

Los empoderados durante la Unidad Popular eran mandos medios y bajos con ambiciones políticas, que pensaron que había llegado su turno de escalar, pero nunca tuvieron poder real, a pesar que los nombraban como interventores o jefes de algún comité, su protagonismo era ficticio porque las decisiones siempre se tomaban de manera tradicional en niveles más altos.

En fin, este libro sobre Allende es muy extraño y choca con los demás libros de Moulian que había leído. Desde su perspectiva de izquierda Moulian siempre escribía de manera realista e inteligente, tal vez andaba corto de plata y pensó en escribir algo al gusto de lo que esperaba su público. Es una lástima porque a medida que el libro avanza se pone cada vez más malo y predecible.

Estamos a pocos días de las elecciones presidenciales y de parte de la Cámara de Diputados. Ayer hicieron el primer debate serio en la Asociación de Radiodifusores de Chile. Creo que son como 9 candidatos a presidentes de los cuales solo Bachelet y Mathei tienen opción real, más una serie de candidatos de relleno que incluyen hasta una señora que es agitadora social y costurera.

Me alegro que la señora costurera pueda ser candidata a presidenta, todos deben tener esa oportunidad. Pero me asusta que muchos la hayan considerado la mejor del debate ¿que nos pasa? Para ser francos la señora no sabe donde está parada, no tiene conocimientos ni capacidad probada más allá de la agitación social, pero sus intervenciones fueron un encadenamiento de frases ingeniosas que prendieron de inmediato en la audiencia.

Para mi la mejor intervención fue la de Bachelet que, aunque esquivó pronunciarse sobre la mayoría de los temas, defendió la construcción de centrales eléctricas a carbón en su momento y dijo claramente que el problema de la energía es el más importante que enfrenta Chile. Matthei -por quien voy a votar- muy mal, habló de implementar un observatorio judicial y de terminar con la elusión tributaria. Ante ese par de estupideces mayúsculas me desconecté y mejor me puse a hacer otra cosa, que desastre.

Me acordé de los humoristas del Festival de Viña, que han involucionado desde espectáculos de muy alta calidad a show callejeros como el Flaco y el Indio, o los cómicos de Morandé con Compañía. La gente se mata de la risa con el humor burdo, casi infantil. Ni siquiera es el humor fácil del payaso sino cosas peores, que hacen reír a los niños chicos.  Lo mismo pasa en política, la gente adora a los niños chicos, por eso la enorme popularidad de Pepe Mujica, el payaso que desgobierna Uruguay. Es "gente como uno", pero cuando uno es un pobre diablo esas simpatías se ponen muy peligrosas.

La cultura pop llegó a la política. Aparece un payaso en Twitter diciendo algunos chistes graciosos y arrastra a miles de seguidores que al poco tiempo lo consideran un filósofo. Fíjense solamente en este detalle: Franco Parisi es profesor titular en la Universidad de Chile y fue vice decano de la Facultad de Administración y Economía. ¿Puede alguien creer en serio en los ranking que colocan a la U de Chile como la mejor universidad de nuestro país? Un amigo que se tituló allá y tuvo como profesor a Felipe Morandé, dijo que le vio la cara en contadas oportunidades durante toda la carrera, que prácticamente todas sus clases fueron hechas por ayudantes. Pero la cultura pop es fuerte: parecer antes que ser, decir cosas ingeniosas vale más que pensar, manejar un Posrsche es etiqueta de inteligencia.