No tomo más

Encontré en la cocina esta botella de champagne Valdivieso que nos había sobrado del año nuevo y decidí de inmediato meterla al refrigerador para tomármela en la noche, mientras escribo estas líneas ya llevo tres cuartos adentro y estoy ligeramente ebrio, por decirlo de alguna manera, es decir, en el estado ideal para escribir mi entrada en este Templo del Ocio. A nadie más en la casa le gusta el champagne, son unos corrientes incapaces de apreciar el valor de las burbujas, así es que me la estoy tomando yo solito.

Mi posición frente al alcohol es simple, para mi es una de las cosas buenas de la vida. Tengo la suerte de no ser genéticamente adicto, tomé mucho cuando joven, entre los 15 y 18 años y luego entre los 24 y los 30, se podría decir que fui un bebedor excesivo, pero jamás me controló el trago, aunque varias veces perdí el sentido, jamás perdí el control. No recuerdo ni una sola borrachera mala, en que me haya puesto odioso o depresivo, por el contraro, todas mis borracheras fueron alegres. Creo que cuando uno se emborracha suelta los frenos y se muestra como es realmente, el que tiene veneno en su alma se le sale apenas se toma un par de tragos. Hay gente que no debería probar el alcohol por ningún motivo, por su propio bien.

Por el contrario, a mi se me sueltan ciertas represiones que siempre he tenido en cuanto a mostrar mis verdaderos sentimientos, creo que soy un borracho amable y contento y a medida que las concentraciones de alcohol suben en mi sangre me voy sintiendo más contento y tolerante con los demás.

Otra suerte que tengo es que mis resacas son horribles, no soy de los que pueden tomar y al día siguiente amanecen igual. Estoy seguro que mañana voy a amanecer con la venganza de Moctezuma y estaré repitiendo esas promesas de mujer pariendo "nunca más, nunca más" eso ha evitado que me convierta en un verdadero alcoholico, solo lo hago un par de veces en el año.

Para mi el alcohol es una especie de medicina, como los antibioticos, que no se puede tomar todos los días porque el efecto se iría al diablo, pero siempre es bueno darse una escapadita de vez en cuando, compadezco a los que no pueden parar de tomar porque eso se les convierte en un gran problema, el día que a mi me pase no me tomo nunca más una sola gota de alcohol.

Pocas veces tomo hasta quedar maharishi, creo que esta es la segunda vez en el año, hasta ahora jamás había tomado solo pero nunca es tarde para empezar, además no estoy solo, estoy con cada uno de mis ociosos amigos que leen este Templo del Ocio, es increíble, pero me siento exactamente como si estuviera con cada uno de ustedes conversando, brindando y compartiendo el demi-sec.

Un buen amigo ya muerto, el abogado Edmundo Vera, una vez me contó que el Rey Sol, Luis XIV de Francia apenas se despertaba se tomaba una botella de champagne, que le ayudaba a soportar las penas de este perro mundo. Me acuerdo como me decía don Edmundo "¡los reyes de Francia debían estar a medio filo para soportar la vida! ¿que nos queda a nosotros?" Ah, que hombre sabio, recuerdo que me pasaba a ver a la casa rodante en la playa con un casette de Pablo Neruda recitando nos tomábamos un scotch de la petaca que siempre llevaba, que gran hombre, gracias a él me convertí en nerudiano. Un salud por él y por todos mis amigos muertos.

Hoy no es día inteligente y no se ir más allá. como decía la canción, ya solo me queda para un vaso más de demi sec, me lo voy a tomár y dormiré "como un emperador romano", mañana será otro día y la resaca se las encargo, ahora si que no volveré a tomar nunca más (pero tampoco menos), lo prometo solemnemente. Hasta mañana.