Un amigo menos

Tal vez yo sea medio sicópata pero nunca me han entristecido las muertes, es el camino inevitable por donde vamos todos y creo que es una estupidez tener miedo de morirse o ponerse a llorar cuando alguien se muere. Bueno, esta vez fue el turno de Norman Reyes Caballero, el Barón, tremendo amigo por más de treinta años. Al contrario me alegro que haya dejado de sufrir porque llevaba muchos meses sumamente complicado.

El Barón me dio uno de los primeros trabajos, cuando era decano de la Facultad de Administración y Economía en la Universidad de Tarapacá, me colocó a hacer clases de Teoría General de Sistemas. Ah que tiempos aquellos y que grupo maravilloso de amigos, cada vez vamos quedando menos ¿a quien le tocará ahora? no se pongan nerviosos muchachos, tenemos muchos amigos esperando adonde sea que lleguemos.

Después cuando hizo la Universidad Contemporánea me llevó a hacer clases para allá, siempre que notaba que me estaba quedando sin plata me daba trabajo. En el CEDEM, luego de la muerte de la Contemporánea, me metí en los proyectos sociales donde también tuve experiencias muy bonitas. Norman fue siempre buen amigo y preocupado de ayudarme en mis frecuentes períodos de vacas flacas.

Incontables fiestas, asados, guatias, cuando "trabajábamos" en Super Audio que fue una de las empresas más importantes de Arica en su época de gloria, nosotros la quebramos pero lo pasamos tan bien que ni siquiera el dueño -el gran Charles B- se enojó, hasta el día de hoy lo veo muerto de la risa, es un hombre sabio.

Con el tiempo dejamos de juntarnos y después de muchos años hicimos un asado en la Parcela del Pueblo adonde fueron entre otros Norman, Ene-Ene, Jaime Mancilla y el Chorto Morales (todos ya muertos), recuerdo como si fuera ayer la felicidad del Barón, sentados en el pasto en plena noche mientras nos tomábamos las últimas piscolas decía entusiasmado "es igual que cuando éramos jóvenes, hemos retrocedido treinta años". Lo recuerdo clarito y estoy seguro que esa noche debe haber sido uno de los buenos recuerdos que se llevó. Hasta tengo publicadas las fotos de esa feliz ocasión.

En fin, todo lo bueno se termina pero nos quedan los buenos recuerdos, mañana o pasado estaremos en el velorio contando chistes y haciendo apuestas sobre quien será el siguiente. Yo me puedo morir mañana mismo, ya hice todo lo que tenía que hacer en este cochino mundo.