Auge, pasión y muerte de la evaluación de proyectos

 El nacimiento
Tuve la suerte de escuchar la historia contada por el mismísimo Arnold Herberger, el papá de la evaluación social de proyectos durante una visita suya a Arica donde aproveché de colarme en esta foto. La necesidad de evalar técnicamente los grandes proyectos de inversión nació en los Estados Unidos durante ese enorme impulso de obras públicas de Franklin Délano Roosvelt conocido como el "New Deal".

Fueron años de construcción de gigantescas represas, obras de riego y carreteras, de hecho la administración encargada de las obras de riego fue donde se implementaron las primeras evaluaciones. La necesidad de evaluar la inversión pública nació de las enormes presiones de los grupos de interés especial por el dinero que estaba gastando el gobierno, porque hasta entonces se gastaba según quien tenía los mejores padrinos políticos, era un problema enorme y corrosivo.

La idea era hacer una selección técnica y pasó por muchos experimentos: precios sociales, enfoque costo-beneficio, enfoque costo-efectividad, enfoque en las necesidades de grupos vulnerables, así se fueron desarrollando las metodologías por un largo camino de prueba y error.

El auge
Curiosamente en Chile la evaluación social de proyectos brilló mucho más que en otros lugares del mundo. Herberger se casó con chilena y durante años formó a generaciones de Chicago Boys (era el director de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago). En especial su alumno Ernesto Fontaine se convirtió en el guru y evangelizador de la metodología en nuestro país y luego en toda América Latina.

Una paradoja fue que uno de los regímenes más liberales del mundo en su época, como fue el Gobierno Militar, tuviese su más brillante expresión en la ¡oficina de planificación!. La Oficina de Planificación existía desde los años sesenta, pero solo había hecho desastre tras desastre.

Durante los militares tomó un rol fundamental, por Odeplan pasaron los economistas más brillantes que ha tenido Chile: Miguel Kast, Buchi y José Piñera, entre otros. Se autodenominaban "escuela para el cambio social" y fueron los primeros en enfrentar de manera técnica el problema de la pobreza y el desarrollo.

Partieron por lo más obvio, algo de lo que nadie antes se había preocupado: contar cuantos pobres había y caracterizarlos, el Mapa de la Extrema Pobreza en Chile, fue uno de los primeros productos de esta extraordinaria oficina. Luego se hicieron cargo del proceso de regionalización, la reforma administrativa más importante del siglo que cambió las divisiones territoriales, instalando los gobiernos regionales.

Allí fue donde empecé yo
El año 1991 yo estaba arruinado después de una quiebra espantosa y me puse a trabajar como medio pollo de Jorge Pérez, un amigo de la universidad que estaba a cargo de la administración y finanzas del Poder Judicial en Arica. La regionalización se terminó de implementar en 1990, al fin del gobierno de los militares y recién se estaba estrenando el nuevo sistema de evaluación llamado Sistema Nacional de Inversión Pública, junto con el Banco Integrado de Proyectos.

Nadie se atrevía a hacer proyectos porque era como presentarse a un exámen, el proceso era largo y difícil, finalmente la evaluación podía ser positiva (Rate RS), observada (rate FI) o rechazada (rate OT), estas calificaciones las ponía un analista sectorial de Serplac. Nosotros tuvimos la suerte que nos tocó un sectorialista extraordinario, Fernando Tapia, de quien me hice buen amigo y aprendí montones.

¿Por qué se aprobaban tantos buenos proyectos?
Los militares son adictos a la planificación estratégica, cualquier oficial superior es ducho en eso y los oficiales subalternos por lo menos tienen claras las ideas básicas de por que es importante el pensamiento estratégico. Yo creo que eso explica por qué incrustaron la planificación en un gobierno liberal y abierto a las fuerzas del mercado. Cada dos o cuatro años, no recuerdo bien, los gobiernos regionales debían presentar una Estrategia Regional de Desarrollo y todas las inversiones públicas que se aprobaban debían estar bien alineadas con esa estrategia, en caso contrario el temido rate OT estaba asegurado.

Pasión y muerte
Aylwin tuvo cuidado de mantener todo igual, entendiendo que era un presidente de transición, Frei Ruiz-Tagle era ingeniero, probablemente se educó en el culto a la evaluación de proyectos y tampoco tocó el sistema. Cuando llegó Ricardo Lagos al poder todo se fue al diablo.

Recuerdo perfectamente los cambios, que partieron por reemplazar a muchos sectorialistas técnicos (ingenierso en su mayoría) por otros políticos (asistentes sociales, sociologos y gente por el estilo). De un día para otro los técnicos estaban arrinconados y eran cada vez menos mientras los políticos comenzaron a armar sus machinas. En la segunda mitad del gobierno de Lagos el rate RS era apenas decorativo porque el intendente obtuvo la facultad de priorizar proyectos, "priorizar" en este caso era un eufemismo para elegirlos a dedo.

Para fines del mandato de Lagos el Gobierno Regional Tarapacá ya estaba corrupto  y no había forma que yo siguiera haciendo proyectos de inversión, ni siquiera pagando coimas, porque ya tenían el sistema completamente capturado. Eso coincidió casi exactamente con una seguidilla de grandes escándalos.

La muerte del sistema a nivel regional -a mi modo de ver- se produjo junto con dos escándalos mayúsculos, el caso muebles y el caso notebooks fueron como tres o cuatro millones de dólares en total robados de la manera más burda posible. El Gobierno Regional Tarapacá de esa época fue -a mi modo de ver- el más corrupto que hemos tenido en la historia que yo recuerdo, terminó con altos funcionarios condenados, suicidios muy extraños y la intendenta -doña Antonella Scharaffia- pudo zafar apenas después de un largo y complicado juicio.

La evaluación social de proyectos descansa en paz en Chile
Afortunadamente el GORE de Arica y Parinacota se ha mantenido razonablemente limpio de corrupción, pero la evaluación social de los proyectos ya se fue al diablo. La Estrategia Regional de Desarrollo junta polvo en alguna bodega. Triste fin para la evaluación social de proyectos, un sistema que fue modelo para toda América Latina y hoy descansa en paz para nunca más volver.