La República Socialista de Chile 8: Relatos de Tito Mundt

Hoy iba a empezar a escribir sobre los tres gobiernos radicales, pero tengo flojera. En lugar de eso copiaré un par de párrafos de "Las Banderas Olvidadas" De Tito Mundt que hablan de los buenos viejos tiempos de la República Socialista y de don Pedro Aguirre Cerda. Aqí van, textuales y en cursiva:

El 4 de junio de 1932 a las 10 de la mañana, yo estaba piropeando a Elena Wilson ("La huasa" de Clarín) en el Cerro San Cristóbal y pintando unos animalitos del Zoo, cuando pasaron los primeros aviones y cayeron unas proclamas que indicaban que había estallado una revolución en Chile. En la misma mañana se habían repartido en la incrédula y burlona Universidad de Chile otros volantes que decían: "Desde hoy se implanta el socialismo en Chile". A las: 12 del día llegaba Alessandri a ver a Grove al Bosque y se pronunciaba esa frase que iba a ser negada mil veces más tarde: "No afloje mi coronel". Cuando yo le hablé de ella al León años después, casi me dio una pateadura por haber supuesto que podía haber salido una cosa así de sus ingenuos labios

(Nota de T.B., tuve el privilegio de conocer a doña Elena Wilson en Santiago, cuando vivíamos justo al lado del diario "Clarin" en calle Galvez, ella y su marido Raúl Morales Álvarez alias "Sherlock Holmes" eran muy amigos de mi mamá, las circunstancias fueron medio bochornosas para mi, así es que prefiero no acordarme mucho de eso, en fin, mejor sigamos con Tito Mundt)

Grove, que entre sus mil cualidades tenía una ingenuidad perfectamente sajona, llegó a la conclusión de que para implantar el socialismo de don Carlos Marx en esta parte de América, había que hacer lo siguiente:

-Devolverle al pueblo las máquinas de coser que estaban en "La Peña" (empeñadas).

-Entregarle la Universidad a los obreros y campesinos para que se entretuvieran sanamente organizando soviets y otros ramos similares en el bien entendido que no molestarían mucho ni tratarían de transformar a Chile en una copia feliz de Rusia.

-Entregarle, finalmente, el Club de la Unión a los Sindicatos, con lo cual la derecha moría automáticamente de un infarto colectivo de pura pica.

Y comenzó a marchar el socialismo, por primera vez en América y por tercera vez en el mundo (primero había sido la Comuna el 70 en París y luego la revolución soviética en Moscú, el 17) .

Que buena descripción, finalmente coloco esta sabrosa anécdota de don Pedro Aguirre Cerda, antes de su elección

Cuando don Pedro se sintió perdido.

Cuatro meses antes dé la elección, don Pedro se sintió perdido. Invitó una noche a su casa a la plana mayor, radical y les dijo textualmente:

- Se acabó la plata. No tengo un cobre y tenemos la batalla perdida... Ahí les dejo chicha y buen vino de mi viña para que busquen la solución . . . Firmen letras, hagan lo que quieran y busquen una salida ...Si no, yo renuncio mañana mismo. . .Y se acostó tranquilamente.

Esa noche fue decisiva. Los radicales buscaron plata hasta debajo de las mesas, pusieron cabeza abajo a sus millonarios del sur y encontraron fondos para seguir adelante la brega. Y por eso, y por el 24 de diciembre, Aguirre Cerda llegó puño en alto a La Moneda.

Bueno, todo esto lo coloco con la esperanza que alguien se entusiasme y se anime a leer el libro "Las Banderas Olvidadas", además por la flojera que hoy me corroe, claro.