Los peligros de moralizar con la corrupción

Ya estamos terminando el curso Making Government Work in Hard Places, de la profesora Jennifer Widner de la Universidad de Princeton. Este curso masivo tiene una caracterísitca única, porque la profesora revisa e interactúa con las tareas que le parecen interesantes, yo he tenido la suerte que ha comentado la  mayoría de mis tareas y hasta recomendó la última, donde yo comentaba la evolución de los asesores del "Segundo Piso" en Chile, desde Lagos hasta el actual gobierno de Bachelet, algún día tal vez lo elabore como para redactar una entrada.

Lo que quería comentar hoy es sobre el clima de mcarthismo histérico contra la "corrupción" que nos está envenenando. Es un fenómeno irracional pero no inédito, porque muchas veces antecede a movimientos catastróficos como el comunismo, nazismo, peronismo, chavismo y otros por el estilo. Si a uno le gusta la historia es imposible no darse cuenta que estos estados histéricos de indignación popular son normalmente aprovechados por oportunistas para asaltar el poder a la mala.

Pensaba en esto a propósito de un artículo de Florent Sardou que leí en Internet, se llama Corrupción, un Cáncer que no se Sana Solo con Justicia, el título del artículo me llamó la atención, porque parte hablando de la corrupción como una enfermedad, un cáncer del que supuestamente habría que "sanarse" y -aquí viene la parte peligrosa- para esto no basta con la justicia.

Hay palabras que se ponen de moda y que de tanto usarlas quedan vacías de significado porque se convierten en pancartas. Cuando yo era un jovenzuelo habían tres de esas palabras "paz", "amor" y "pueblo", todavia hay tontorrones que las usan pero han sido tan manoseadas que perdieron su brillo hace rato. Hoy es "corrupción" todo el mundo la usa sin parar un momento a pensar en que consiste

¿Que diablos es la corrupción?
La corrupción se distingue del robo, estafa, defraudación, etc. en que no es un delito específico ni está tipificado. Corruptas son cosas que nos parecen moralmente reprochables aún sin ser delitos y aquí es donde empieza el problema, porque, como lo moral es un asunto de cada uno, o bien costumbres sociales que cambian como el clima, es muy fácil usar juicios morales para atacar a conductas o personas que nos caen mal.

Dos ejemplos de que la moral es relativa
Si no me creen eso de la variabilidad de la moral, les pongo este ejemplo del que puedo dar fe personalmente, pues lo he visto en mis cortos 60 años de vida. Cuando yo era chico (uhhh) en los sesentas, nadie se extrañaba porque los adolescentes tuviesen relaciones sexuales muy jóvenes, siempre que hubiese consentimiento y se hicieran responsables de formalizar la relación. Hombres de 30 o 40 años tenían romances se casaban con chicas de 15 o 16 y eso no extrañaba a nadie, hoy eso sería un escándalo y lo calificarían de pedofilia.

En cambio si dos hombres o dos mujeres anduviesen de la mano por la calle y se besaran en público, se habrían ido derecho a la cárcel por sodomitas, cometiendo ofensas a la moral y a las buenas costumbres. ¿Ven como cambia la moral en muy pocos años? Por eso los juicios morales objetivamente valen nada, solo expresan preferencias de lo que nos simpatiza y lo que nos causa repulsión en un momento dado, nada más. La moral tiene harto en común con la moda.

¿Es la corrupción asimilable a una enfermedad?
Por supuesto que no, aunque lo digan de manera bien intencionada se trata de una idea bien fascista. En el fondo equivale a decir "lo que a mi me cae mal, debe ser extirpado, como un cáncer", de allí a cambiar "lo que a mi me cae mal" por "los que a mi me caen mal" hay un paso muy pequeño, por eso estas indignaciones morales colectivas terminan tan a menudo en violencia ejercida por alguna forma de fascismo o totalitarismo.

Uno de los peores errores del Gobierno Militar fue hacer cuestión moral del anticomunismo, cuando hablaban de "extirpar el cáncer marxista", sin darse cuenta que el marxismo era una idea como muchas otras y debía enfrentarse con otras ideas, eso fue lo que abrió la puerta a los abusos que costaron tan caro a los militares. La actual indignación moral contra "los corruptos" es muy parecida, explota el resentimiento y el gusanillo fascista que todos llevamos por algún rincón del cerebro.

Una definición tentativa
Podríamos decir que corrupción son actos por los que alguien saca provecho individual en desmedro de otros y que -para nuestros estándares morales- nos parecen injustos. Esto puede incluir toda clase de delitos, pero también otras cosas que no son delitos, pero a alguien le puede parecer moralmente reprochables.

Solo los delitos son objetivos
Resulta que solo los delitos son objetivos y cuando tratamos de usar el aparato represivo del estado para estirar la ley y criminalizar comportamientos que nos parecen moralmente reprochables, entramos a un terreno extremadamente peligroso, porque aquí es donde los fanáticos y oportunistas encuentran sus medio ambiente ideal. Así llegó al poder Hitler, a caballo de la indignación moral de muchos alemanes contra los millonarios judíos que controlaban las finanzas del país. Miren como terminó todo eso, hay muchos otros casos por el estilo.

Los peligros de moralizar
Cuando uno empieza a moralizar, cae sin dase cuenta en los absurdos más grandes. En el artícuo de Florent Sardou por ejemplo él afirma que "la corrupción es la delincuencia de las elites" , parece que nunca ha conocido una junta de vecinos, un club deportivo o un comité de allegados donde se encuentran los peores corruptos, capaces de robarle a su abuelita sin asco. Para que hablar de los niveles inferiores de la administración pública, inspectore municipales, de obras, etc. El mayor peligro de moralizar es que siempre se termina con un discurso maniqueo, del tipo "nosotros los puros" versus "ellos los corruptos".

La ocasión hace al ladrón
Si se entendiera bien ese dicho tan sabio no habriá tanto discurso hipócrita contra los corruptos. Resulta que la enorme mayoría de "los puros, que nunca le han robado un peso a nadie" simplemente nunca han tenido la oportunidad de hacer una jugarreta con la posibilidad cierta que jamás se va a saber, no es ninguna gracia ser puro en esas condiciones, hasta el más sinverguenza es puro mientras no le permiten robar. Estos maniqueos en realidad no es que sean muy honestos -cosa que no se sabe hasta que tienen la oportunidad- lo que pasa es que tienen mucha rabia y resentimiento hacia los que la hicieron y los pillaron. La mayoría de los honestos moralistas son simplemente corruptos en potencia, enfurecidos por que otros tuvieron la oportunidad que ellos no.

Bottom line
La corrupción no es una enfermedad social ni mucho menos, tampoco se terminará dándole clases de ética y moral a las personas, ni menos organizando indignadas protestas y funas, esas son ideas infantiles. La raíz de la corrupción está en una antigua ley económica, tal vez la más fundamental de todas, que J. K. Galbraith la describe así:

"Esta es quizá, la única ley económica que nunca ha sido discutida, y ello por la razón que nunca ha tenido una excepción importante: La naturaleza humana puede ser una cosa infinitamente variable. Pero tiene constantes. Una de ellas es que, ante una alternativa, cada cual guarda lo mejor para si mismo, y también para aquellos a quienes quiere más".

La corrupción es parte de esta tendencia natural que todos tenemos a buscar primero que todo el interés propio y de los nuestros.

Para evitar la ley de la selva donde abusa el más fuerte, que podría ser consecuencia de esta tendencia natural,  existen los delitos y las leyes, nada más y nada menos que eso. Los que quieren ir un paso más allá de las leyes simplemente le están abriendo la puerta y la ventana a los oportunistas, fascistas y totalitarios.