Vivimos en un país de elite

Los Jaguares de América del Sur
Menos mal que la época del "chileno apocadito" de la que hablaba Guillermo Blanco quedó muy atrás en el tiempo. En los ochentas y noventas tuvimos un enorme impulso económico y social. Tan grande que comenzaron a llamarnos los "jaguares de América Latina", la pobreza efectivamente se estaba derrotando y muchas de nuestras instituciones y políticas pasaron a ser modelos a imitar.

La Ley Minera nos puso como uno de los países más competitivos del mundo, el Código de Aguas hasta el día de hoy es modelo recomendado por el Banco Mundial en muchos países en desarrollo, muchas de nuestras instituciones han sido copiadas -las AFP desde luego- en diversos países y las políticas sociales así como los manuales de inversión social son modelos que se han copiado y se usan en toda América Latina, además en buena parte de los países en desarrollo del mundo.

A no todos les gustaba la idea
Eso cuando fuimos los jaguares, aunque era una idea que molestaba a muchos. No les cabía en el cerebro que en Chile se pudiesen hacer cosas de calidad mundial, tenía que existir trampa en algún lado, lo de los jaguares no podía ser cierto porque en Chile habían pobres (como si en algún lugar del mundo no los hubieran). Fuimos jaguares, pero la mayoría conservó la mentalidad de gato. De gato de campo para ser más precisos.

1998
Entonces llegamos a la era post jaguar, los apocaditos que -igual que las cucarachas- sobrevivieron a los 20 años de prosperidad, salieron de su hibernación y volvieron a aparecer, se multiplicaron y gracias a su buena labia empezaron a colocarse en puestos de poder. Así llegó Navarro, Girardi, Allende Bussi, en fin, la lista es larga.

Salen los jaguares, llegan los gatos de campo
Los apocaditos podrán ser mediocres, ignorantes, tontos y resentidos, pero también tienen sus habilidades: son campeones para escalar el poder y forrarse a costillas de él. Igual que el gato de campo o guiña, como lo conocemos los chilotes, son flojos y feos, no sirven para nada más que para llegar a alcaldes, parlamentarios y presidentes. Para eso si que son campeones.

Y lo primero que hicieron, desde el minuto 01 en que llegaron a La Moneda, los ministerios y el congreso fue empezar a arreglarse los bigotes y colocar a toda su familia hasta cuarta generación.

Un gobierno de elite
Que digo, no solo un gobierno, tenemos un estado de elite. Para muestra un botón: es de tan altísima calidad nuestro estado que la Sra. Alejandra Wood, directora ejecutiva, del Centro Cultural Gabriela Mistral, gana un sueldo de 168.000 dólares al año, muy parecido a lo que gana Sir Nicholas Serota, director de la Galería Tate o Jean-Luc Martinez, director del Museo del Louvre. No tendremos a la Gioconda, pero en sueldos no hay nada que envidiarles.

Si la calidad se refleja en los sueldos que reciben, los parlamentarios chilenos tienen en términos absolutos y relativo a casi cualquier índice, los ingresos más altos entre sus pares del mundo. Muchos mayores que cualquier parlamentario de nuestro continente sin duda. Deben ser puros premios Nobel, autores famosos o eruditos de excelencia para ganar más que un representante de USA, el país más rico del mundo.

Nuestros presidentes, tampoco tienen mucho que envidiarle a los presidentes de países riquísimos como Noruega, Estados Unidos o Alemania, somos chicos pero dignos, además gozan de una pensión de por vida exenta de impuestos una vez que se van de "la casa donde tanto se sufre", ¡eso se llama tener un paracaídas dorado!. Gracias a que vivimos en un país con un estado de elite.

Y el perraje, los sacrificados empleados del Servicio Público, partiendo por los jefes de servicio, asesores, directores, subdirectores, contralores y en algunas reparticiones hasta el junior parte ganando mil dólares. Tengo un amigo que se quejaba porque lo habían contratado en un servicio como profesional de apoyo por la bagatela de tres mil quinientos dólares líquidos al mes, se sentía ofendido, me dieron ganas de preguntarle cuando fue la última vez que tuvo un trabajo "real" por ese sueldo en el mundo privado.

¡Elites de las elites!
Recién leía en el diario otra noticia que nos muestra la elite de genios, del más alto nivel, que tenemos en nuestro servicio público, según leo: "Hasta abril, la directora ejecutiva de la Fundación de las Familias -parte de la red de la Dirección Sociocultural de la Presidencia- Ana María Zaldívar, ganaba poco más de $ 3,5 millones. Pero ese mes se le pidió la renuncia a dicha entidad sin fines de lucro y su reemplazante, la abogada Teresa Rey, a dos meses de asumir, vio incrementar ese monto de remuneración a más de $ 5,1 millones, según datos de Transparencia activa de la Fundación.

Tremenda institución
Y por si a alguien le quepa duda de la importancia fundamental para el desarrollo del país que tiene la Fundación de las Familias, puede visitar su página web donde dicen a lo que se dedican: organizar equipos de fútbol formados por dueñas de casa y otras fundamentales e importantísimas tareas, que justifican ampliamente que su directora gane 92.387 dólares al año. Para que se hagan una idea, el presidente del Perú Ollanta Humala recibe un sueldo de un poco más de 60.000 dólares al año.

Creo que no hace falta seguir comentando. La risueña señora que adorna esta entrada es la que gana más de noventa mil verdes al año, parecido al sueldo que ganan nuestros intendentes y otros sacrificados servidores públicos, mucho más que varios presidentes del continente. Sin anestesia, ni siquiera un besito previo.