Un Burning Man en Arica

 
Como en los viejos tiempos
Si yo no fuese tan flojo, hace rato habría salido a reclutar unos 50 amigos, músicos, gente de la universidad (pero de los buenos) gente de teatro, periodistas de "La Estrella", gente de radio y sobre todo a los más locos de mis amigos para que nos fuésemos un fin de semana, cualquier noche de verano, a hacer un mini Burning Man cerca de las Presencias Tutelares. El lugar y el clima son perfectos, están muy cerca de la ciudad, pero lo suficientemente aislados para que ni la policía ni nadie más vaya a meter sus narices para ver que toma o que consume la gente. El que así lo desee puede ir disfrazado o bien sacarse toda la ropa y andar mostrando sus partes pudendas sin preocuparse de las ofensas a la moral y a las buenas costumbres.Sería un fin de semana sin moral ni buenas costumbres. Sobre todo sin ofensas.

Llevaría un pequeño camión 3/4 para trasladar un improvisario escenario e instrumentos, porque parte de la cosa consistiría en amanecerse tocando música. Todos con carpas y todos con fuego, sería una fiesta del fuego y prendería fogatas por todas partes. Al final del segundo día quemaríamos un mono, costmbre muy tradicional en Arica, entre brindis. La fiesta del mono sería una zona liberada, sin reglas, ley ni orden, excepto una: todos los participantes deberían ir juramentados a no dejar huella: todo, hasta el último detalle de que allí hubo algo, debe desaparecer cuando la cosa termine.

Me oprime y me enoja mucho el neo cartuchismo de los mocosos sin vida que se las dan de veganos, animalistas, ecologistas o la estupdez que sea para darse el gusto de sentirse moralmente superiores a los demás. Despierten, giles. Ustedes no son superiores a nadie, solo son unos ridículos sin vida. Si les gustan los animales cuiden los suyos, pero no metan sus narices en lo que hacen los demás. Consíganse una vida.

En los años ochenta tuvimos una zona liberada en Arica, a pequeña escala, en la Isla del Alacrán, hasta que intereses económicos de una disco se aprovecharon de las buenas conexiones con carabineros para acosarnos, hasta que nos echaron. Después vino todo el estúpido moralismo de la tolerancia cero al alcohol y demás basura. Incluso mucha gente educada lo ve como cosas normales y necesarias, que imbéciles, deberían darse una vuelta por las playas de Brasil o Mexico, donde se consume alcohol sin problemas o por la Europa que tanto admiran los piojos resucitados, donde cualquiera puede tomar alcohol en la calle si así le place.

El Festival del Burning Man en Nevada hoy es una porquería, creció demasiado y se convirtió en un parque temático para hipsters y ciflados sin ninguna gracia. Parece que la idea del crecimiento hasta el infinito está en la genética de los estadounidenses. Pero en un principio fue una idea excelente y divertida ¿hay algo mejor que amanecesrse conversando con los amigos, escuchando música y quemando un mono? Lo dudo, por lo que yo recuerdo, lo que pasaba en la Isla del Alacran en los ochentas era único y no lo supimos defender.

Me encantaría un Burning Man en Arica pero en su sentido original: una fiesta entre amigos y conocidos qumando un mono en la noche, en el desierto. Aunque sean cuatro gatos y aunque la logística sea pobrísima, esa es la idea. ¿Para que necesitamos logística en el desierto más impresionante, el lugar más místico y el mejor clima del mundo? Sobra. Ah, también me llevaría a Rodrigo Nuñez para que filme el festival con un montón de chicas a pot pelé. Si les gusta la idea organicenla y avísenme, yo soy demasiado flojo para eso. Ese si que sería un verdadero carnaval ariqueño, sin municipalidades, sin Fondart ni nada, solo amigos y conocidos pasándola bien en un evento único, como en los viejos tiempos.