Y van 61...

Un año más, un año menos. Ya no se si son 61 o 16, bah, da lo mismo, me siento como si tuviera apenas 60. Como le decía McDonnell a la bella Melissa ¡ah si solo tuviese 2 años menos!. En fin mis queridos amigos, en un día como hoy, bien pasada la hora de almuerzo en la ya desaparecida Clínica Franklin de Santiago, este humilde servidor vio la luz del mundo, seguramente chillando como berraco de solo intuir lo que me esperaba en este valle de lágrimas.

Eso fue el 6 de enero de 1955. Fui muy feliz desde que tengo memoria hasta los 13 años, ahi se me terminó la buena suerte y caí a un agujero negro, que duró como12 o 13 años. Después, a principios de los ochentas, varios golpes de suerte cambiaron mi jetta, que a esas alturas yo creía definitiva y eterna. Nada es definitivo, menos eterno. Desde entonces he ido dando tumbos, arrastrado por la corriente, para arriba y para abajo.

Durante varias décadas yo tuve mucho espíritu de superación, por cultura familiar y todo eso: todos los días trataba de mejorar los defectos de mi personalidad, ganar más plata y tener reconocimiento, en pocas palbras quería "ser álguien". Mientras más me golpeaba la mala suerte, con más ganas insistía, como un mono porfiado "esto no puede durar para siempre" pensaba "en algún momento tiene que venir lo bueno". Que estupidez más grande, ahora encuentro simpáticos hasta mis defectos, incluso los cultivo un poco, llegué a la conclusión que no tiene ningún sentido tratar de mejorar y menos tener ambiciones "la ambición es la raíz de la demencia" decía mi tocayo Tom Wilke, y ese sabe de lo que habla porque es psicoloco.

Con unas pocas cervezas heladas a la mano cuento mis bendiciones, tal como cantaba Bing Crosby:

When I'm worried and I can't sleep
I count my blessings instead of sheep
And I fall asleep counting my blessings
When my bankroll is getting small
I think of when I had none at all
And I fall asleep counting my blessings

Cada vez más flojo y cada año necesito menos para celebrar y quedar feliz. Cuando estaba en la universidad tenía que hacer fiestas apoteósicas, como la que organizó mi amigo El Matute, donde tuve que tocar el bongó mientras la Mónica del Fuego me hacía un baile erótico en la Isla del Alacrán, eso debe haber sido en 1983 más o menos, cuando era un chiquilín de 28 añitos. De allí nos fuimos al África 2000, donde bailaba la linda Mónica e Isabel Ubilla, la vedette Nº1 de Chile, me invitó una botella de champaña cuando la boite estaba por cerrar. El garzón, mientras la traía se cayó en medio de la pista de baile, rompiendo la botella y las copas ¡que fiesta!. Ahora unas simples cervezas y buena música me dejan igual de feliz, diablos. 

En fin, ahora, después de muchos años tengo un buen regalo de cumpleaños, que consiste en saber que algunos cientos de amigos van a leer estas tonteras más hilvanadas, que dificultuosamente se abren paso entre mis neuronas embotadas por el alcohol. Que mayor alegría que saber que tengo amigos y presumir porque llegué a los 61 casi sin enemigos, bien, y más fresco que una tuna, claro que en la medida de lo posible. Bueno, para que los voy a seguir aburriendo. Ahora permítanme que me retire a mis aposentos porque "El beber me llama".

Hasta to-morrow baby...

P.D. Ojala no me deseen muchas felicidades o prosperidad porque el año pasado no resultó muy bien. Ya vengo saliendo de todo eso del año nuevo y creo que con un "me gusta" en Facebook o algo así basta y sobra, si no ponen nada tampoco me voy a enojar, sino tendré que contestar siempre lo mismo, ad infinitum. En fin, hagan como gusten, no hay problema.