En el diario y en el taller

Hoy salí dos veces en el diario local ¡soy micro celebrity! Apareció un artículo recordando al loco Fuentes y mencionan este Templo del Ocio en una de sus anécdotas. Ironías de la vida porque el Quique siempre fue muy vanidoso y le encantaba ser centro de atención, si pudiera saber el montón de revuelo y atención que causó su muerte estaría encantado. Claro que dudo muchísimo que pueda saber nada, en mi opinión el que se muere se muere nomás.

Arica es más chica de lo que creemos, casi todo el mundo el mundo se conoce o se ubica, así es que aunque uno viva en el olvido cuando se muere en este pueblucho todos se acuerdan y lo lloran a uno, otra ventaja de vivir en pueblo chico.

También salí no-mencionado en una columna editorial de la misma edición del diario, donde el señor Juan Morales de Cordenor menciona nuestro trabajo "Costos para la Región de Arica y Parinacota incurridos por el cumplimiento del Tratado de Paz y Amistad de 1904 y otras facilidades concedidas por Chile a Bolivia" donde mi buen amigo Ian Thomson hizo una estimación de costos por tonelada de carga que pasa para Bolivia y que apareció en la Revista Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

El señor Morales hace notar en su editorial el punto central de nuestro estudio, que es que nuestra Región está pagando un altísimo costo, no solo monetario sino también de vidas humanas por el uso excesivo de la carrterera 11-CH, cosa que el Gobierno de Bolivia estima como una obligación de nuestro gobierno siendo que todos esos costos son solo concesiones graciosas del Gobierno de Chile a la s cuales no estamos en absoluto obligados.

Cuando se firmó el tratado y en los muchos años que siguieron la carretera Arica La Paz no existía y empezó a tomar importancia como vía de carga masiva recién a partir del año 2000, cuando el Ferrocarril Arica-La Paz interrumpió sus servicios debido a los aluviones.

Me parece muy bien que nuestro artículo se esté comentando por la prensa, aunque la etiqueta de los medios recomienda siempre individualizar claramente la fuente, cosa que no se hace en este artículo refiriéndose de manera vaga a "un estudio hecho por profesionales locales", pero que diablos, no nos vamos a enojar por un detalle tan nimio. Ya estamos pensando con don Ian una segunda parte que considere los principales puertos del Norte de Chile.

Arica está repleto de historias
Cuando debo llevar la cámara no lo hago, que diablos. Hoy salí a comprar un catalizador para el auto y me puse a buscar quien lo instalara, que cosa más rara, fui donde varios soldadores que se mostraban algo despectivos y poco interesados por hacer el trabajo, en Perú habrían saltado para hacerlo. Me cobraban entre 17 mil pesos (unos 26 dólares) y 15 mil, cosa que encontré bastante cara por un trabajo simple de soldadura.

Finalmente por la calle Los Industriales, cerca de donde mi vecino Julio Morales tiene su enorme taller, vi un taller pobre a simple vista pero me llamó la atención la soldadora, de un modelo que no había visto nunca, pregunté cuanto me cobraban y me dicen 10 mil ¡Bingo! Justo lo que estaba buscando.

Mientras miraba como instalaban el catalizador me puse a recorrer el taller y encontré que detrás del aparente desorden había un taller completísimo y muy bien equipado: tornos, dobladoras de tubos, plegadoras de lata, una fresa, tres soldadoras de gran tecnología, incluida una impresionante soldadora Panther que debía costar muchos millones. Como yo hice todos los talleres de mecánica de banco, torno, fresa y soldadura por mi paso en Inacap, podía darme cueta que no se trataba de un taller común y corriente. En eso apareció el dueño, un viejo gordo y sin dientes pero robusto y bien parado.

Le pregunté como se llamaban esas soldadoras, me dijo que eran las famoss "MIG" y me dió una cátedra sobre su funcionamiento, tecnología, ventajas y desventajas, etc. En fin, estába tan entretenido conversando que me quedé un buen rato y el hombre me contó su historia: desde que empezó como desabollador de autos donde hacía grandes presupuestos pero tenía poco trabajo, hasta que se le ocurrió dedicarse exclusivamente a los tubos de escape y las barrras antivuelco. En fin, yo quedé muy entretenido y aprendí bastante sobre la soldadura MIG y el dueño quedó muy satisfecho de encontrarse con un cliente que supo apreciar su estupendo taller. Todos ganamos.

Debí haber andado trayendo la cámara, le habría hecho una estupenda entrevista, el viejo tenía más historias que yo, lo que no es poco.