Venezuela: mi reino por un caballo

Toques al arma, incursiones. Entran Norfolk y fuerzas; se le acerca Catesby.
CATESBY: ¡Socorro, lord Norfolk, socorro, socorro! El Rey hace más prodigios que un hombre, atreviéndose a enfrentarse con todos los peligros: le han matado el caballo y combate a pie, buscando a Richmond en la garganta de la muerte. ¡Socorro, ilustre señor, o si no, la batalla está perdida!
Toques al arma. Entra el Rey Ricardo.
RICARDO: ¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!
CATESBY: Retiraos, señor: os ayudaré a encontrar un caballo.
RICARDO: ¡Villano, he echado la vida a una tirada de dados, y afrontaré el azar de la suerte! Creo que hay seis Richmond en el campo: he matado a cinco en vez de él. ¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo! (Se van)

Así es -más o menos- como lo cuenta Shakespeare. En la historia real el traidor Ricardo III murió de nueve heridas en el cráneo, más otras tres en el cuerpo, en la batalla de Bosworth, su esqueleto -que se muestra en la foto- fue encontrado el año 2012 bajo un estacionamiento municipal de Leicester, y muestra el ensañamiento de sus enemigos contra este tipo deforme, audaz y ambicioso sin medida que llegó al trono de Inglaterra por traición.

Supongo que muchos venezolanos le desearán hoy una suerte parecida a su presidente Nicolás Maduro, que contra toda ley, ha impuesto la votación de una "Asamblea Popular Constituyente" donde los candidatos son todos sus partidarios para crearse una nueva constitución a su medida, tal como lo hizo Evo en su momento.  No puedo dejar de pensar que pasará hoy por su cerebro y si lo afectará algo saberse tan odiado por millones de personas que disfrutarían con su muerte. Cuesta imaginarse que lo puede impulsar a seguir adelante.

Probablemente es la inercia; está atrapado por un flujo de acontecimientos y decisiones fallidas. Maduro tiene una capacidad mental bien limitada, igual que Evo Morales, es un poco como un niño que actúa por impulsos, sin capacidad para procesar y medir las consecuencias de lo que hace. Aunque raros, no son casos únicos, el populacho ha caído otras veces con tipos sin preparación ni cerebro, solo con voluntad de poder. Adolf Hitler era un cabo del Ejército Alemán, Stalin fue expulsado del colegio muy joven, Evo Morales tocaba trompeta en una banda popular y Maduro era un chofer de bus. Todos hicieron carrera en la política sin más preparación que la ambición y hambre de poder.

No me cuesta imaginar la rabia que muchos venezolanos deben sentir al verse gobernados por un mono como Maduro. Y voy a ser franco: después del golpe militar de 1973 muchos tuvimos un sentimiento parecido hacia el general Pinochet, que nunca tuvo un verbo florido ni buena capacidad para expresarse. Pero el tiempo mostró que estábamos equivocados, Pinochet y Merino estaban excepcionalmente preparados para reconstruir el país. Pese a no ser buenos oradores tenían lo principal de un estadista, que es una clara visión estratégica y el carácter para llevarla adelante contra viento y marea.

No tengo duda que una enorme cantidad de venezolanos hoy verían como una bendición tener un golpe militar como el que ocurrió en Chile en 1973, incluidos los abusos y asesinatos que ocurrieron. Apuesto que mucho sueñan con ver a los actuales lugartenientes o al propio Maduro suicidados, asesinados o fusilados, tal como muchos chilenos se alegraron por la muerte de Allende, de terroristas y activistas de la extrema izquierda en los primeros días del golpe. Cosechar tempestades es el destino natural que le espera a los que siembran vientos.

Yo pienso que la suerte de Nicolás Maduro ya está echada, pase lo que pase con la Asamblea Constituyente. Cuando escribo esto no tengo idea de los resultados, pero sin duda mañana se ufanará por haber "vencido" ¿a quien creerá engañar? ¿para que se molestó en armar esta sainete cuando mucho más honesto habría sido un auto golpe de estado? Es que la palabra "bruto" lo define perfectamente, todo lo que está haciendo lo hunde más, porque profundiza el odio, resentimiento y las ganas de verlo muerto que le tienen tantos venezolanos.

Ni el monarca absoluto más poderoso se puede sostener frente al odio y al desprecio de sus gobernados, es cuestión de leer a Shakespeare

MALCOM Que cada soldado corte una rama y la lleve por delante. Así encubriremos nuestro número y quienes nos observen errarán su cálculo
SOLDADO A vuestras órdenes
SIWARD Según nuestras noticias, el tirano aguarda confiado en Dusinane y dejará que le pongamos cerco
MALCOM Esa es su esperanza, pues, cuando ha habido ocasión de escapar nobles y humildes lo han abandonado y solo están con él unos míseros forzados que le siguen sin ánimo
MACDUFF Que el justo dictamen venga tras los hechos; ahora entremos en acción marcial

Maduro está solo, igual como Macbeth, solo están con él unos míseros forzados que le siguen sin ánimo. Fidel Castro, pese a ser una rata pudo mantener una base de apoyo entre muchos cubanos, lo que le permitió morir como dictador, no es el caso de Maduro que -como Calígula- solo lo apoya su guardia pretoriana, bueno, recordemos que a Calígula también lo mataron sus propios guardias.

Maduro ya fue, ahora se aferra al cargo como rata acorralada por inercia y por miedo, lo mismo que sus lugartenientes. Las ratas acorraladas pueden ser muy peligrosas, pero no por mucho tiempo, lo mejor que le podría pasar es que le den asilo en Cuba, tal como Idi Amin encontró asilo en Francia, lo peor es un linchamiento al estilo Gadafi, quien lo sabe, en política todo puede ser.

Lo malo para Venezuela es que no existen alternativas políticas viables. La oposición política venezolana vale nada y es un problema que también existe en muchas otras partes: lo mismo pasa en Bolivia, Perú y en Chile por nombrar solo tres casos cercanos. Las salidas políticas actuales no son sustentables, solo van a prolongar la actual agonía.

En Venezuela el presidente no es el verdadero problema, él es solo la síntesis de un largo proceso de descomposición política y falsos liderazgos que ha sido escogido por los propios venezolanos. Chavez -un fascista miserable- tuvo un amplio apoyo popular y todavía conserva gente que piensa que estuvo bien. Esa gente es el problema, no es Chavez ni Maduro: son los votantes, que después se quejan y lloran que fueron engañados. En Venezuela, Bolivia, Perú y en el propio Chile, es la misma cosa.