La educación que a nadie le interesa

El tema de hoy era la renuncia masiva del equipo económico de Bachelet: ministro de hacienda, subsecretario de hacienda y ministro de economía, iba a escribir sobre eso pero voy a dejar pasar un día o dos porque creo que hay un tema más de fondo allí, tengo algunas ideas pero creo que necesito algunas cervezas para aclararlas, para que voy a escribir lo que todos sabemos y que se estará repitiendo todos estos días. La cosa es que Bachelet no pasó agosto.

Pero hay otra cosa que me preocupa y creo que nadie le ha puesto mucha atención. Esto salió de una conversación que me contaron sobre alguien que tiene colegios particulares subvencionados en Antofagasta. Cuando le preguntaron si estaba preocupado por la reforma educacional que los obligaba a convertirse en fundaciones sin fines de lucro o en colegios particulares pagados respondió

¿Preocuparme? ¡Si estoy feliz! Hasta este año mi colegio cobraba una matrícula de 50 mil pesos, recibía una subvención por alumno sujeta a un montón de condiciones y tenía que hacer figuras con eso. Ahora pasaré a particular, ya hablamos con los apoderados y cobraré 200 mil de matrícula más la mensualidad, no voy a perder ni un solo alumno porque los apoderados ni muertos cambiarán a sus hijos a una escuela municipalizada. Mis ingresos se cuadruplican, como no voy a estar contento ¡que viva Bachelet!

 No se que tan cierto será eso que no va a perder a ni un solo alumno, pero todos sabemos que -por distintas razones- los apoderados tienen mucha aversión a cambiar a sus hijos de colegio y prefieren pagar como sea para que sigan donde mismo. En la posibilidad -bien remota- que el próximo gobierno sea "tipo Bachelet" ¿que harán frente a este problema? Yo estoy seguro que terminarían dando un bono para que las familias paguen 200 por lo que antes costaba 50. Así de buena fue la reforma, para que saquen la cuenta.

Pero hay algo más allá de esta fallida reforma, lo que realmente importa es que los problemas de la educación no son problemas de plata. Chile gasta en educación 6.9% del PIB, más que el promedio de la OCDE (6.1% del PIB), sin embargo ¿quien preferiría educarse en Chile antes que en la mayoría de los demás países de la OCDE. Gastamos mucho, pero el gasto es inútil, cuando no un robo, porque la calidad de la educación es mala. Peor que eso, la relación gasto/calidad es pésima.

Claro que al hablar de "calidad de educación" corremos el riesgo de caer en los lugares comunes y los argumentos tontos, del tipo "xx% de los chilenos no entienden lo que leen" o en el fetichismo de las mediciones con pruebas estandarizadas, nada de eso es calidad, la definición que más se acerca al corazón del concepto es la de William Demings "“Un producto o servicio tiene calidad si ayuda a alguien y goza de un mercado sustentable”, esto se ha generalizado a algo así como "la calidad de un producto o servicio es proporcional a la satisfacción del cliente con él".

Resulta que en educación jamás se han usado medidas de verdadera calidad, porque existe una especie de ideología que afirma que los alumnos y sus apoderados no saben lo que les conviene, por lo tanto su satisfacción no es importante y no afecta a la calidad de la educación. A nadie con poder le interesa si la educación ayuda o no a los alumnos, ni mucho menos si su mercado es sustentable, todas las políticas de educación giran en torno a

• los intereses de los profesores
• los intereses de los políticos para que se enseñen determinadas doctrinas

Hace más de diez años que escribimos con unos amigos el proyecto de la Escuela de Oficios en Arica, la idea general era muy sencilla y atractiva: profesionalizar algunos oficios que hoy se aprenden de manera autodidacta como peluqueros, carpinteros y cosas por el estilo, lo que le daría a los egresados un valor mayor en su trabajo. En teoría todo muy bien, pero cuando entramos al detalle sobre que enseñar y como, el proyecto se empezó a distorsionar, los programas se llenaron de asignaturas teóricas de mínima utilidad impuestas por "pedagogos", al final quedé convencido que el proyecto era un fiasco, tal como muchas carreras técnicas que hoy se dan y perdí todo el interés por el asunto.

Lo que pasa es que a nadie le importan los intereses ni la satisfacción de los alumnos, todo queda reducido a darles un papel con sellos y ribetes dorados que "certifique" algo, teneos una cultura de los certificados, como si eso fuese lo único que importa.

Todos estamos de acuerdo, por ejemplo, en que la educación técnica es importantísima, pero nadie parece tener una idea clara de qué es lo que hay que enseñarle a alguien para transformarlo en buen técnico. Como los planes de estudio los diseñan profesores e instituciones, se hacen de acuerdo a los intereses de los profesores y de las instituciones, no de los estudiantes. Por eso nuestra educación técnica es tan mala, cara, innecesariamente larga y llena de asignaturas de relleno. Lo peor es que los egresados de allí saben poco o nada útil, llegan al mundo del trabajo a aprender en lugar de aplicar lo que han aprendido. Este no solo es problema de la educación técnica, sino de todo el sistema.

¿Que enseñar? Es algo que nadie se cuestiona, en Chile desde el Siglo IXX existe una plantilla rígida que se repite año tras año: dos años para los técnicos, cuatro para los ingenieros de ejecución (hoy casi extintos), seis años para ingenieros civiles. Los programas de estudio hoy en electrónica -para dar un ejemplo que conozco- son escandalosamente parecidos a lo que yo estudié hace más de 30 años atrás, muchos de mis profesores de entonces todavía hacen clases donde mismo ¡y la electrónica ha tenido cambios enormes en 30 años! Ese es el drama de la educación estandarizada, muy cómoda para profesores e instituciones, pero inútil para los estudiantes.

Los conocimientos hoy no son gran cosa, con la actual dispersión de conocimientos, gracias a Internet, casi cualquiera que haya jugado bastante con Fligth Simulator, puede pilotear un avión. Antes un ingeniero debía tener una enorme capacidad para hacer cálculos mentales, o con papel y lápiz, hoy cualquiera puede hacer cálculos muy complicados en un computador sin saber donde están parados, etc. Pero la educación sigue centrada en habilidades que ya no se necesitan y en asignaturas de relleno que solo sirven para "hacer los años". Hace varios años leí un artículo de la revista de IEEE que proponía que la enseñanza de matemáticas a los ingenieros se estaba haciendo irrelevante, no dejaba de tener razón, es muy interesante darle un vistazo.

¿Qué enseñar? Es la pregunta del millón hoy, pero nadie se la hace y a nadie le interesa si lo que se está enseñando sirve para algo o no, simplemente les preocupa ajustarse a los estándares, a los certificados y un supuesto prestigio. La estandarización es el cáncer del actual sistema educativo, que por su culpa es cada día más caro, mentiroso e inútil para los estudiantes.