El asado dieciochero

Este año sucumbí a la tradición. Aprovechando que andaba con algo de plata desempolvé la parrilla, compré un kilo de lomo vetado y asalté el refrigerador donde encontré un costillar de chancho adobado y unas longanizas, que igual se fueron a sacrificar a los dioses, en ese altar de la patria que es la parrilla. También teníamos vino y cerveza así es que me emborraché como corresponde y le dije unas cuantas verdades a todo el mundo.

Mentira, yo cuando tomo me pongo cariñoso y divertido, debe ser por eso que borracho uno muestra su verdadero carácter jo-jo. La cosa es que nos estuvimos acordando de viejas historias de familia y en eso nos pasamos la tarde hasta que me fui a dormir más doblado que un churro. Hace un ratito desperté, son las 5:29 AM y no tengo ni una gota de sueño pero si los desagradables efectos de una resaca con vino, dolor de cabeza y todo lo demás. No tomo más, pero tampoco menos.

Cada año me cuesta menos encender el carbón, antes era un drama pero ahora enciende a la primera, desde que empecé a hacer una especie de torre con su chimenea central y le echo aceite a los papeles de diario para que duren más ardiendo. Tal vez es Satanás el que me tiene buena y me está preparando para el infierno después que estire la pata, quien sabe.

Como nunca este año se ha notado la descomposición de las instituciones,  costumbres y tradiciones. Los presidentes de las cámaras del parlamento no fueron al Te Deum, la Iglesia Católica está bajo ataque, en medio de una purga dirigida por el propio Papa, que seguramente busca poner a los suyos fiel al estilo jesuita de acaparar poder ¿qué irá  a pasar finalmente? La pérdida de prestigio de la Iglesia, que es manejada desde la propia cúpula puede tener efectos muy malos para todos, veremos que pasa al final.

Solo nos queda el rito invariable de la Gran Parada Militar, su repetición casi idéntica todos los años es de las pocas cosas que nos dan un sentido de permanencia en el país.En un rato más la estaré  mirando para recordar los muy viejos tiempos cuando yo era chico e iba a ver el desfile al Parque Cousiño. Nada mejor que ver un par de cosas que casi no cambian cuando uno empieza a ponerse viejo.

Estamos en una época llena de chiflados animalistas, que piden prohibir el rodeo, pero les importa un comino el maltrato a las personas. Con el tiempo he llegado a pensar que los que se jactan de amar mucho a los animales suelen ser las peores personas, ese supuesto "amor" no es otra cosa que egolatría disfrazada, pero ya he escrito de eso antes. Me pregunto si habrá algo de lo que no haya escrito antes acá mismo.

Claro que si, hay montones de cosas,  por eso cada día se me ocurre alguna nueva tontera que poner, pero ya son las 6 AM exactas y me está empezando a dar sueño de nuevo, así es que mejor lo dejo hasta aquí nomás.

P.D. antes que se me olvide, por primera vez cocí la carne en las brasas, antes no tenía paciencia y las tiraba en la llama viva. Es verdad que con el carbón blanco queda mejor, comprobado.