Oh happy day

Dicen que las cosas buenas llegan de a tres, en fin, un mega-Aleluya para quien yo sé, por su generoso aporte a la Benemérita Fundación de Socorros Mutuos -sin fines de lucro- Mi Billetera. Creo que no existe mayor sorpresa que recibir algo inesperado. Y yo jamás esperé que este Templo del Ocio me diera -además de la amistad- algo material. Ahora pasaré un muy regado dieciocho pero también voy a ahorrar, porque en mi sistema de vida las vacas flacas están siempre a la vuelta de la esquina. Cuando yo empiece a ganar plata creo que haré lo mismo, igual como Al-Rashid, el generoso califa de Las Mil y Una Noches, sorprenderé a alguna persona desconocida y en necesidad, creo que es una gran idea.

Ese libro, las Mil y Una Noches fue el primero que leí, debo haber tenido unos ocho años, había aprendido a leer hace poco, recuerdo que me enseñó mi hermana a puros coscorrones, y me quedé pegado con el libro, tanto que lo seguí re-leyendo por varios años después, luego no lo ví más y es uno de los pocos libros que no recuerdo sus argumentos, porque pasaron demasiados años.Claro que si algún día me decido a leerlo de nuevo estoy seguro que me iré acordando de cada palabra.

Lo que si recuerdo es que el Califa de Bagdad se disfrazaba y salía en la noche a mezclarse con la gente común y corriente, los súdbitos que gobernaba y sobre los que tenía poder de vida o muerte. El libro no solo era muy entretenido sino larguísimo, hasta hoy me intimida empezar a leerslo de nuevo por su enorme tamaño, algo parecido me pasó con La Rebelión de Atlas de Ayn Randt, pero son libros que una vez que te pescan, no te sueltan.

La felicidad es muy barata cuando todavía no llegas a la Ley de los Rendimientos Decrecientes, ahora me ire a tomar una siesta para fantasear lo bien que lo pasaré estos días después de las buenas noticias. Luego de la siesta termino los dos últimos videos de mi super-duper curso de matematicas y solo me quedará disfrutar. Oh happy day!