El club de los corazones solitarios

No hay duda, muchos de los que usamos Internet para propósitos recreativos lo hacemos para comunicarnos con nuestros amigos y conocer nuevas personas, aunque hay muchos otros usos, el de conocer y conversar con otros debe ser el más extendido de todos, junto con el e-mail. Yo me conecté por primera vez a Internet a fines de los años 90, debe haber sido el año 1996 o 97 cuando me compré un modem de 28K -habían otros todavía más lentos- que mantenía ocupado el teléfono y cobraba la cuenta por cada segundo que pasábamos conectados. Tiempos aquellos, no fui de los primeros en usar Internet, pero tal vez de los primeros en usarlo desde la casa.

En esos años no habían muchas aplicaciones: los libros que se podían bajar con Archie estaban todos en inglés y a mi no se me daba muy bien leer cosas largas en otro idioma, había un servicio de chat, creo que era IRC, después apareció como gran novedad el ICQ, pero tampoco me gustaba chatear. Finalmente encontré Usenet y los newsgroup, que eran una especie de foros de discusión muy curiosos, que pronto se convirtieron en mi entretención favorita. Así fue como fijé mi domicilio en chile.soc.politica durante un montón de años, donde hice muchos y muy buenos amigos y enemigos.

¿A qué quiero llegar con todo esto? Resulta que desde la segunda semana de febrero empecé a recibir una avalancha de solicitudes de amistad por Facebook, y aunque algunas eran de amigos, la mayoría era de personas completamente desconocidas. Cuando digo avalancha fueron como 300 en un par de semanas y siguen llegando varias cada día. Yo siempre acepté de buena gana las solicitudes de personas desconocidas, filtrando a los perfiles que eran obviamente falsos. Pensaba que en general es bueno conocer gente nueva, pero me empecé a preocupar cuando mis contactos que andaban por los mil y tantos, se empezaron a acercar a los dos mil. Mientras escribo esto veo que van 2.323, lo que se acerca a ser molesto e inmanejable.

Lo peor es el chat de Facebook, después de hablar por teléfono lo que más odio es chatear: me pone nervioso, no se que cosa escribir y coloco puras tonteras, me arrepiento justo después de apretar la tecla enter, me impaciento con las conversaciones que no terminan nunca y que pueden durar horas a propósito de nada "¿y como estás? ¿adonde vives? ¿qué haces?" mientras yo me sujeto las manos para no escribir ¿y a tí qué te importa?.

Yo sé que es con buena intención pero, diablos, es algo que me molesta, me causa fobia y me enfurece. Revisando los cientos de nuevas solicitudes, veo que -al parecer- hay un "joiner" que se incorporó a mis contactos y es el que de alguna manera debe haber traído a los otros: que se lo lleve el diablo, maldita sea.

Estaba pensando en eso mientas aparecían solicitudes de chat que yo iba cerrando, cuando en una de esas encontré la clave de todo: un chat decía algo así como "este medio que nos permite hacer amigos y conversar cuando llegamos a mayores" ¡eso era! Es una especie del club de los corazones solitarios, tal vez ni siquiera romántico sino simplemente muchas personas se sienten solas y quieren tener a alguien con quien conversar un rato. En Facebook además de encontrarte con amigos de juventud también puedes hacer tu club de los corazones solitarios.

Eso está muy bien en principio, pero los que llevamos algunos años en Internet sabemos que existe algo que se llama "netiquette", las reglas no escritas de la buena educación en línea, y no hay nada de peor educación que tratar de forzar una amistad, es como si paramos a alguien desconocido en la calle, le empezamos a conversar de lo que a nosotros nos importa y nos enfurecemos si no nos hace caso. Para una amistad en línea los requisitos son iguales que para cualquier otra amistad, debemos conversar con gente que nos cae bien, ser considerados, no obligar a nada y sobre todo no ofendernos si no nos hacen caso. Eso es educación.

Lo malo de tener demasiados contactos es que se pierde el control y en lugar de amigos uno tiene una especie de clientes que te exigen satisfacción. Me pasó hace muchos años cuando tenía La Web del Programador Casual, cerrada el año 2001, que terminé justamente porque me tenían tapado de preguntas sobre cosas que no tenía ni idea. Primero traté de establecer una especie de Política para consultas por mail, no hubo caso, era como si lloviera y me siguieron llegando preguntas inútiles, molestas que no me daba maldita gana de responder.

He tratado de hacer lo mismo en Facebook, publicando y republicando un pedido para que por favor no me manden chats, excepto mis amigos o para consultas específicas, miren lo que puse:

Y adivinen qué... ¡me siguen llegando los "hola ¿que haces? ¿donde vives? ¿en que trabajas?" y tonteras por el estilo. Como si oyeran llover, creo que es una gran falta de educación. Tal vez si tuviera unos 20 o 40 contactos y no escribiera todos los días en este Templo del Ocio estaría feliz chateando acerca de nada, no lo creo. Por lo tanto, desde este momento presento mi renuncia irrevocable al Club de los Corazones Solitarios, seguiré aceptando solicitudes de amistad pero no contestaré ni un solo chat, a menos que me digan algo que me interese. 

Siempre supe que sería malo tener demasiados contactos en Facebook, en Twitter en cambio voy por los 5.300 seguidores sin ningún problema, al contrario, me gustaría tener muchos más.

Este Templo del Ocio es un caso especial, debe tener entre 100 y 150 regulares, la mayoría de hace varios años ¡algunos desde la época de las news! y aunque me gustaría tener más visitas (han bajado mucho) me acomoda muy bien conversar con los viejos amigos de siempre, esto es como mi casa, o más bien como el bar de la esquina donde conversamos de todo y de nada relajadamente.

Una vez me acerqué a los mil (había puesto "un millón" por error) visitantes únicos en un día, debe haber sido hace unos cinco años atrás, pero a medida que he ido restringiendo los temas las visitas han ido bajando, tal vez sea por eso o por algún problema con el crawler de Google, la cosa es que hoy debo andar en menos de 200 visitantes diarios, en promedio.

Algunos visitantes extraen información de acá y se han ido sofisticando -o tal vez yo tengo mejores medios para detectarlos- por ejemplo hay uno que me visita en un día con más de 150 direcciones IP distintas, antes lo contabilizaba como 150 visitantes distintos, pero ahora se que es uno solo, hay por lo menos dos casos así, uno que usa el servicio de Relativity para analizar big data y el otro que debe usar un anonimizador que cambia constantemente la IP, esos son mis principales visitantes desde hace años.

Creo que si lo están haciendo con algún propósito lucrativo podrían poner unas pocas lucas en la Benemérita Fundación Mi Billetera de vez en cuando, total, se puede hacer fácilmente con una cuenta Paypal anónima por ejemplo. Eso si que sería de buena educación y de acuerdo a la netiquette. Miren que las fuentes abiertas también tienen que pagar el Internet y las cervezas para poder inspirarse.