La industria de las denuncias sexuales

El negocio de los llamados "escándalos sexuales" ya se está saliendo de control en todo el mundo. En Chile tenemos el mas reciente con la acusación contra el cura jesuita Renato Poblete, toda la gente opina en Twitter y no he leído una sola opinión que ponga en duda el relato de la mujer que lo acusó de "haberla obligado" a hacerse borto, no una sino tres veces. La denunciante es una teóloga llamada Marcela Aranda, es representada por uno de los abogados más caros de Chile, Juan Pablo Hermosilla y aunque aseguran que "por ahora" no entablarán ninguna acción penal ni civil contra la Iglesia, no me cabe asomo de duda que llegado el momento vendrá una multi millonaria demanda, porque Hermosilla no da puntada sin hilo y no es un tipo que trabaje por bolitas de dulce.

Es una industria que ha surgido para sacar millones a la Iglesia, amparados en alegatos morales de una hipocresía asombrosa. Como además existe la decisión política en sectores de izquierda para atacar y desprestigiar a la Iglesia, la misma que los protegió cuando eran perseguidos por los militares. Pocas veces estuvo tan bien aplicado el dicho "mal paga el diablo a quien bien le sirve".

El negocio de las denuncias sexuales está en pleno auge, no solo en Chile sino en todo el mundo, donde vemos oleadas de indignación puritana contra cosas que son completamente naturales. Se trata de un negocio sencillo y muy lucrativo que consiste en acusar a alguien de haber tenido sexo no consentido con la "víctima" o incluso reconocidamente consentido, como en el caso de las denuncias contra Karadima, alegando que "fueron seducidos".

La justicia en casos de delitos sexuales no existe porque invierte el peso de la prueba y acepta como pruebas a simples testimonios, cualquiera que pueda conseguir a una cantidad suficiente de falsos testigos podría acusarme a mi o a cualquiera de ustedes de ser un violador, aunque hayan pasado decenas de años y resulte imposible investigar seriamente las denuncias. Igual que en los juicios por violación a los derechos humanos se invierte el peso de la prueba y los acusados deben probar que son inocentes, los testigos de las "víctimas" son todos creíbles y si el "víctimario" niega los hechos su testimonio no sirve.

Con esto no quiero decir que las violaciones no existen y que todas las denuncias son falsas, lo que digo es que la forma en que se están llevando a cabo los procesos es una aberración donde nadie está libre de ser falsamente acusado, condenado y encarcelado sin que exista ni una sola prueba material en su contra aparte de simples testimonios.

Lo más importante es que también existe una oportunidad cierta de ganar plata, en grandes cantidades, por querellas de daño moral y cosas por el estilo: juicios sin las mínimas condiciones de justicia, más instituciones capaces de pagar grandes indenmizaciones son los dos pilares que explican el surgimiento de esta industria que explica la multitud de querellas contra religiosos.

Tampoco se trata de un negocio improvisado, porque existe un objetivo político para desprestigiar a la Iglesia Católica, y como los políticos controlan los contenidos en los medios de comunicación de masas, han logrado alinear a la opinión ignorante, que repite lo que ve en la tele, amplificando estas denuncias y dándolas como hechos ciertos y probados. Por eso han proliferado las ONG dedicadas a hacerse parte de las denuncias y hacen el trabajo sucio en redes sociales, protestas callejeras y acciones por el estilo para cuadrar el apoyo de los ignorantes.

Con el interés económico y las buenas posibilidades de sacar millones a la Iglesia es como nace el negocio de las campañas "Yo si te creo" y cosas por el estilo, que presionan a los políticos a hacer el negocio todavía más rentable, eso explica por que el actual gobierno, cuyo sello e la cobardía moral, impulsó una barbaridad como es la ley de imprescriptibilidad de los delitos sexuales, que permitirá hacer denuncias en cualquier momento en el tiempo, sin importar cuantos años hayan pasado.

Yo creo que lo que permite distinguir una denuncia verdadera de una falsa es precisamente el tiempo transcurrido. Si a una persona la violan, o sufre cualquier clase de agresión o delito sexual, lo normal y lógico es que lo denuncie enseguida. Si una persona denuncia que anoche la violaron, o hace un par de días, yo estoy de acuerdo con presumir culpabilidad -pero solo en principio- estas denuncias se tienen que respaldar con pruebas materiales y eso es hoy más fácil que nunca antes gracias a los teléfonos celulares. Yo me alegro cuando graban y denuncian un acoso, en ese caso, cuando el hecho está acreditado fuera de toda duda, que vengan las penas del infierno. Pero si existe una sola duda razonable no se puede condenar a nadie, ni por delitos sexuales ni por ningún otro delito. La presunción de inocencia es básica para distinguir entre lo civilizado y lo bárbaro.

Lamentablemente el vulgo se aprovecha de mezclar las cosas y cuando una figura pública le cae mal se arroja con todo en contra, solo porque su mente unineuronal supone automáticamente que los que le caen mal son culpables de todo. A mi Renato Poblete siempre me cayó pésimo y creo que los jesuitas son un grupo nefasto que debería ser expulsado del país, pero no puedo negar que la persecución contra Poblete es injusta e irregular.

En mi opinión es muy posible que haya tenido una relación sentimental con la denunciante, lo mismo que con las 21 víctimas que le achacan en el lapso de 48 años, bien castizo el curita me parece, pero el hecho es que nunca fue denunciado y la teóloga Aranda dice que "fue obligada" a practicarse 3 abortos, de los que nunca dijo nada.

Que gran teóloga, que -si su denuncia es cierta- asesinó a tres criaturas que llevaba en su vientre sin decir una sola palabra ¿como diablos la habrá "obligado" Poblete a hacerlo? ¿La habrá amenazado de muerte con una pistola o algo por el estilo? ¿Qué pruebas hay de que la obligó y no se los hizo ella motu propio? El asunto es asquerosamente burdo, tal como la denuncia contra Karadima, una pelea entre homosexuales despechados que al parecer dejó muy bien forrados a los denunciantes.

Es algo que no solo pasa en la Iglesia, denuncias por el estilo se usaron para ensuciar la imagen de Fernando Villegas y Nicolás López entre otros. Tampoco es cosa solo de Chile, a muchas celebridades las han denunciado en circunstancias similares, menos mal que en otros países la justicia es un poco mejor que en Chile y obviamente más exigente a la hora de exigir pruebas antes de condenar.

Woody Allen, Bill Cosby, Harvey Weinstein, Kevin Spacey son solo algunas de las celebridades a las que han tratado de sacar millones y destruir su imagen con denuncias extemporáneas. Es bastante ridículo porque desde hace muchos años se conoce que las estrellas de Hollywood se entregan sexualmente a directores, productores y magnates de la industria a cambio de papeles en las películas. El mínimo común denominador en todos esos casos el el mismo: la plata, simplemente quieren dinero. Yo no le creo ni una sola palabra a alguien que aparezca denunciando agresiones sexuales después de cinco o diez años, a menos que muestre pruebas materiales irrefrutables, ceo que nadie medianamente inteligente puede creerles. A mi modo de ver se trata de gente mala y mentirosa, simples estafadores mientras no demuestren lo contrario.