Esta entrada no es del blog, la publiqué en mi web en abril del 2001, antes que este Templo del Ocio abriera sus puertas. Fue la primera vez que la cesantía me asustó un poco, porque llegó de manera repentina, cuando menos la esperaba y ya creía que por fin había clavado la rueda de la fortuna, pero nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo. Diez años antes, en 1990 había tenido una quiebra espantosa que me dejó en la miseria y para 1997 ya me había levantado, comprado mi casa y todo eso. El 2001 abajo de nuevo, que diablos, la vida es una tómbola. Ahora en diciembre celebro un año de cesantía pero me pilla mucho mejor parado, igual hago memoria de lo asustado que estuve cuando me quedé como en la canción
Otra vez en la calle
otra vez en la vida
con la garganta seca
la barriga vacía
Poco después de escribir eso encontré una chamba más entretenida, interesante y muy fácil para mí, pasé como 8 años dedicado a los negocios raros. En fin, entonces aprendí que hay dos clases de problemas: los que se arreglan solos y los que no tienen solución. Así es que -sin más rodeos- vamos al refrito
Diario de un Cesante (publicada en bradanovic.cl en abril de 2001)
Yo era un tipo feliz
Al fin, después de muchos años de vacas flacas le había "pegado el palo al gato", encontré un trabajo entretenido, bien pagado y que además me permitía pasar gran parte del tiempo ocioso.:Aprovechando mi facilidad para redactar había descubierto los proyectos de inversión social, que nadie los hacía y durante un par de años tuve ese monopolio a mi disposición. Con lo ganado compré mi casa, construí una buena parte, cambié mi viejo auto por otro deportivo y por primera vez en mi vida podía darme lujos como comprarme varios pares de jeans y dos de zapatos.
Pasé bastante tiempo sin preocuparme de la gasolina del auto - por principio mantenía el estanque siempre lleno- tampoco me afectaban las cuentas altas de teléfono y hasta me puse un poco consumista: de vez en cuando me comía una pizza en el centro o, cuando las ganancias eran especialmente buenas me compraba un par de habanos "Don Tomás" y me los fumaba hasta quedar mareado. En fin, era un tipo próspero y satisfecho.
Pero todo lo bueno se acaba...
Hubo varias señales que debí haber notado a tiempo: algunos funcionarios me tomaron mala voluntad por lo que ganaba, no les hacía maldita gracia aprobarme un proyecto donde yo ganaba algunos millones mientras ellos solo ganaban su sueldo miserable, también el Estado empezó a gastar menos y aprobar menos proyectos por la crisis económica. Finalmente el golpe de gracia vino cuando los políticos descubrieron que podían hacer lo mismo que yo, con la ventaja de que los que aprueban los proyectos eran sus amigos o subordinados. Y ahí mismo se me acabó el negocio.
Y mis ingresos empezaron a bajar y bajar
1998 $ 13.000.000
1999 $ 16.000.000
2000 $ 4.000.000
2001 $ 700.000 (hasta abril)
Como un barómetro antes de la tormenta, cada vez mas abajo, día a día recibía menos plata, ante lo cual tuve que declararme en Estado de Guerra y aplicar el:
Plan de Emergencia
Algunas medidas fueron durísimas, por primera vez en muchos años deje de vivir solo porque la familia de mi novia se vino a mi casa, mientras que otras no me costaron nada ya que soy tacaño por naturaleza: dejé de inmediato de comprar ropa, restringí las salidas en auto y me las arregle para mantener mis gastos al borde del cero absoluto. Al fin, con ciertas dificultades, volví a mi punto de equilibrio.
¿Buscar trabajo? NEVER
Estuve a punto de hacer clases, pero la suerte dijo otra cosa y la cátedra no se dio este año. Me salvé por un pelo. Otros trabajos me gustaban, pero habría tenido que ir a pedirlos, cosa absolutamente imposible en vista de mi orgullo. O me vienen a buscar a la casa o simplemente no trabajo, como dice el refrán, hay orgullos que matan.
Al menos tenía la casa (propia) y comida (donde mi querida suegra) asegurada así es que podía mantenerme firme ante la tentación de trabajar en algo que no me guste. En mi opinión eso es lo peor que me podría pasar, bueno, casi lo peor, mucho peor sería enfermar o tener que casarme.
¿Y como te ha ido? ¿Qué estás haciendo?
Esa es la pregunta más espinuda para un cesante, especialmente cuando a uno le ha ido bien durante varios años seguidos cuesta mucho reconocer públicamente que estamos "en la vida", mi primera reacción fue farsantear "bien hombre, no me quejo" pero como yo soy flojo y es cansador andar cubriendo mentiras, llegó un momento que me animé a decir que no estaba haciendo nada y que me iba pésimo. Fue una buena idea, porque allí empezaron a aparecer
Los amigos
Nunca lo había pasado tan bien como desde que se supo que andaba sin plata. Me llovieron las invitaciones y todas las semanas algún amigo ricachón me sacaba a comer o a tomar. Matarme el hambre era la consigna y empecé a pensar que se vive mejor cesante y pobre que trabajando y con plata.
También poco a poco empezaron a aparecer otros amigos y a encargarme proyectos privados, como tenía tiempo empecé de nuevo a recibir algo de plata regularmente y pude comprobar una vez mas del milagro ariqueño: en esta ciudad, teniendo amigos nadie se muere de hambre.
Y poco a poco, se acaba la cesantía
Ahora estoy en lo de los proyectos de inversión privados: van saliendo uno a uno, poca plata al comienzo pero buenas perspectivas de aquí a fin de año. Creo que ya voy de nuevo encaminado y llegare nuevamente a ganar su millón o más cada mes, lo que para mí es mucha plata. También estoy retomando los trabajos de computación que había dejado de lado por muchos años. Lo principal es que no he tenido que venderle mi alma al diablo ni trabajar en algo desagradable para vivir, hago lo que me interesa y lo que se hacer bien.
Algunas excelentes inversiones durante las vacas gordas me sirvieron para salir del apuro: primero que nada tener casa propia, luego una pequeña reputación -al menos nunca he sabido que alguien diga que soy ladrón, deshonesto o mentiroso- y finalmente los amigos, algo que nunca pensé que me pudiera servir para nada. De no tener amigos la hubiese visto muy fea.
Estar cesante es malo-malito no recomendable, pero se sobrevive, entre la contension familiar, las amistades, las opciones que pueden abrirse, se mantiene la esperanza y ayudan a irse ubicando de nuevo.
ResponderBorrarPero , en mi opinion, ser cesante puede ser demoledor si se imagina como permanente. Pienso en gente que fruto de los cambios tecnologicos pase a ser "irrelevante" como los llama Harari. Cientos de miles que estudiaron leseras inutiles, o que dedicaron su vida a perfeccionarse y hacer carrera en algo innecesario.
Debo decir que hace 25 años que tengo trabajo y es lo unico que se hacer, pero me esta preocupando el hecho que la "pela" esta rondando la empresa.
ResponderBorrarEso y el hecho que tengo pocos amigos....ni un miserable pituto bueno
Lo bueno, que tambien me he vuelto tacaño....
Marcelo
....un electrónico, siempre anda con plata
ResponderBorrarWilson, hablando de oficios que la tecnología supero, me acuerdo de una prima segunda que se recibió de "técnico perfo-grabo-verificador". Operaba esas máquina de agujerear tarjetas IBM en algo que se llamaba "Centro de Cómputos" de la provincia. Cuando yo era estudiante iba al pie de su edificio y me proveía kilos de papel usado en forma de sábanas de papel con lineas de agujeros en los bordes. Un lado esta impreso y el otro blanco, todos mis apuntes de facultad están garabateados en eso.
ResponderBorrarBueno, por suerte se fue superando, aprendió lenguajes de computación y otras habilidades, ahora es jefa de no se cuánto. Mira si se quedaba en la perfo-grabo-verificación. Uls