Los historia universal de la infamia

He estado muy entretenido leyendo en Nº 107 de Economía y Sociedad, la excelente revista de José Piñera que esta vez viene buenísima. Como es habitual, la edición trae dos temas centrales que son José Antonio Kast y el Partido Republicano ("un líder de extrema necesidad" aparece en portada) y el fallo de la novena sala de la Corte de Apelaciones sobre "el caso Frei (en el dossier "La hoguera de los inocentes"), me gustaría comentarles este último tema, que me parece muy importante, más adelante comentaré sobre Kast.

En la primera página de la revista aparece una fotografía de Jaime Balmaceda, presidente de la novena sala de la Corte de Apelaciones, con la siguiente cita:

"El juez que falla pensando en lo bien o mal que le va a ir más adelante es la negación de un juez. Si uno falla en sentido diverso del cual tiene la convicción, sería prácticamente un delincuente más"

Esta afirmación, que suena tan obvia, natural y razonable en cualquier parte del mundo, resulta personalmente peligrosa en Chile hoy. Me recuerda a las declaraciones de los jueces Canovas y Retamal durante los militares, que no dudaron en ir de frente contra el mainstream judicial y los intereses políticos del gobierno a costa de perder privilegios y avances en su carrera.

Lo notable es que ni Canovas,  Retamal, ni los tres ministros de apelaciones que dejaron a descubierto la infamia del fallo del ministro Madrid eran jueces políticos ni militantes, no eran amigos ni enemigos de los gobiernos de turno, simplemente buscaron la verdad y sentenciaron de acuerdo a lo que estaban convencidos, de acuerdo a los antecedentes.

La declaración del juez Balmaceda es un garrotazo al juez Madrid donde, sin nombrarlo y hablando en términos generales, lo califica como "un delincuente más", será muy interesante ahora ver que dice la Suprema, porque el recurso de casación creo que ya está presentado aunque creo que el gobierno convenientemente se bajó y el Consejo de Defensa del Estado ya no lo está patrocinando. Asñi de contundente fue el fallo de Apelaciones. Pero veamos lo que dijeron los otros dos ministros que firmaron la sentencia unánime:

Ministro Guillermo de la Barra "Frente a que este fallo pudiera tener un costo para mi carrera, la mejor defensa de uno es un buen fallo, bien fundado, bien construido, sólido, ese es nuestro mejor escudo"

Ministro Paola Plaza "Si creyera que este fallo puede tener un costo para mi carrera judicial, no podría ejercer este cargo, ni pertenecer al Poder Judicial"

Si se fijan en las palabras, los tres ministros están conscientes que absolver a los acusados podría tener un costo personal para ello, y que confirmar la sentencia podría ser beneficioso para su carrera. Eso es horroroso pero cierto.

La verdad es que muchos jueces han hecho carrera llegando hasta la Corte Suprema de esa manera. Es el caso del juez Carroza  y varios actuales integrantes de la Corte Suprema que -recordemos- son nombrados por el senado. Otros jueces se forraron de plata con su activismo dando conferencias y clases por todas partes, como lo hizo el difunto juez Guzmán siguiendo los pasos del corruptísimo Garzón de España, al menos esos dos fueron separados del Poder Judicial y no pudieron seguir haciendo daño.

Porque estos jueces escaladores no han tenido escrúpulos en condenar, a veces sin siquiera tomar declaraciones a los procesados, negándoles el más elemental de los derechos a defenderse como fue la miserable conducta del ministro Leopoldo Llanos, que casualmente llegó a la Corte Suprema en 2019, condenando a Mena en base a testimonios de oídas, asunto que termino con el suicidio de uno de los oficiales de actuación más correcta durante el Gobierno Militar.

La Corte Suprema se ha ido poblando de estos personajes siniestros, colocados por políticos para servir fielmente a sus intereses, así cada senador tiene "su ministro" que le ha besado el amillo y le debe lealtad, tal como Girardi en su momento compró groseramente la lealtad del fiscal nacional Jorge Abbot.

Pero el "caso Frei" fue particularmente escandaloso, porque Madrid en su fallo descartó cada una de las pruebas científicas y cada antecedente que mostraba sin lugar a dudas que Frei había muerto por las complicaciones de una negligencia médica del doctor Augusto Larraín, a quien la familia Frei no tocó ni con el pétalo de una rosa... porque obviamente no era lo que les convenía.

Muchos años después de la muerte de Frei, en algún momento gran parte de su familia -con excepción del médico Juan Pablo Beca, yerno de Eduardo Frei Montalva- encabezados por su hija Carmen Frei, levantaron la descabellada tesis que Frei había sido "asesinado", acusando a seis personas de haberle inyectado un sofisticado veneno.   

Al exhumar el cadáver de Frei, muchos años después de su muerte, la perita, doctora Börgel, docente de la U. de Chile, con larga trayectoria y que había participado como perita en diversas investigaciones "encontró" altas concentraciones de talio y mostaza, que supuestamente serían el veneno que administraron a Frei. Bueno, tres laboratorios de Suecia, Finlandia e Inglaterra a quienes Madrid ordenó confirmar los peritajes descartaron de plano sus resultados, informando que eran imposibles. El año 2009 esta toxicóloga fue multada por el ISP en más de 36 millones de pesos por dos análisis equivocados  en el Hospital Félix Bulnes, donde ella estaba a cargo.

Sin embargo el ministro Madrid ignoró todo eso, descartó cada una de las pruebas y siguió dando crédito al resultado de Börgel en una actitud que solo puede explicarse en que se quería congraciar con la familia Frei y así llegar a la Suprema. En su fallo Madrid condenó a seis inocentes, no solo sin pruebas sino ignorando todos los exámenes y antecedentes que mostraban su inocencia.

La familia Frei sostuvo la mentira durante los diecinueve años que duró el proceso, sin duda con un ojo puesto en la enorme indemnización que esperan sacarle al estado. De los 6 inocentes que tuvieron que soportar este proceso de Kafka, uno murió sabiendo que había sido injustamente condenado ¿Quién va a pagar por el daño moral? 

¿Será la Corte Suprema, donde hay no pocos rufianes, capaz de casar tan contundente fallo? Está claro que se trata de una prueba de fuego para el Poder Judicial, donde vamos a ver si todavía quedan jueces decentes o el sistema está podrido sin remedio y los delincuentes que se dicen jueces fallan de acuerdo a sus conveniencias personales y a las presiones de sus patrones políticos. En ese caso solo tenemos que esperan que cambien los patrones para que les llegue la noche de los cuchillos largos. Siempre es así en la historia universal de la infamia.