El día que se soltaron los perros

Es increíble cómo una idea dicha al pasar nos puede hacer clic y responde una pregunta, que llevábamos metida como piedra en el zapato durante mucho tiempo. Acabo de ver una entrevista al almirante (R) Miguel Ángel Vergara, ex comandante en jefe de la Armada de Chile, donde me llamó la atención este comentario 

"la naturaleza humana realmente es compleja y ya lo dice el Génesis (...) tenemos la tendencia al mal (...) en las grandes catástrofes o los grandes problemas, esta capa (de racionalidad humana) se rompe y aparece la barbarie. Yo recuerdo para el terremoto del 2010, el 27 de febrero, ahí se quebró esta capa de civilización y veíamos gente saqueando, aprovechándose del terremoto, lo mismo vimos en los desmanes post 18 de octubre 2019"

Bueno, eso es algo que me había pasado desapercibido hasta ahora, la relación estrecha y directa entre los saqueos del terremoto y la violencia callejera, que partió en octubre de 2019 y que tenemos hasta hoy.

Recuerdo muy bien como fue la situación para el terremoto, porque un amigo mío, ex policía, trabajó como escolta de seguridad en esos días en que reinó el terror en muchas barrios y calles. Andaba bien armado y dispuesto a disparar de ser necesario y me contaba como los vecinos iban organizando de manera espontánea rondas de vigilancia con palos, machetes, cuchillos y armas de fuego quienes tenían, para defender sus propiedades y su seguridad.

Esos saqueos para el terremoto me llamaron mucho la atención, yo había pasado por grandes terremotos desde chico y no recordaba nunca antes que saliera gente como ratas o chacales a robar aprovechando la tragedia. Por el contrario, todos los demás terremotos que recuerdo causaron enormes olas de solidaridad, unidad nacional y cooperación entre la gente.

¿Qué había cambiado en Chile para que aparecieran comportamientos tan miserables? Es cosa de leer historia, para el gran terremoto de Valparaíso de 1906, el vicealmirante Luis Gómez Carreño fue nombrado jefe de plaza. Y en Wikipedia su desempeño se describe así:

"Una de sus labores más recordadas fue durante los aciagos días del terremoto de Valparaíso en el año 1906, donde el Comandante Gómez asumió la Jefatura Militar de la Plaza, declarada en estado de sitio y que en cumplimiento de las órdenes y disposiciones del Intendente de la Provincia de Valparaíso, se entregó de lleno a contener el pánico de los habitantes, organizar la atención de heridos, protección de la propiedad, el racionamiento de agua potable y provisión de alimentos y enseres básicos para los damnificados; todo ello con el apoyo de marinería de desembarco, las fuerzas militares de la plaza y los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. En esta labor, restableció el orden y la tranquilidad mediante un enérgico combate contra el pillaje; fue así que encabezó el fusilamiento público -y posterior exhibición de los cadáveres- de al menos 15 personas"

Fíjense en la frase final "encabezó el fusilamiento público -y posterior exhibición de los cadáveres- de al menos 15 personas", allí está la diferencia clave entre el Chile de 1906 y el de 2010. Gómez Carreño se convirtió en un héroe popular, que salvó a la gente de los bandidos y el caos. Actualmente algo así sería inconcebible, de haberlo hecho hoy, estaría preso.

En el Chile que yo recuerdo, desde 1960 -más o menos- hasta principios del 2000 habían cosas que se consideraban tan despreciables que merecían el peor castigo de todos. Cualquiera que tratara de aprovecharse de la desgracia ajena en un saqueo o alguien que incendiara intencionalmente un lugar habitado, debía ser castigado con la muerte en juicio sumario bajo Ley Marcial, porque las catástrofes eran análogas a una situación de guerra. Así de simple.

Las ideas progresistas que se instalaron con Bachelet y siguieron con Piñera, relativizaron y minaron estos valores: la violencia del lumpen podía ser entendible, no había que ser tan estrictos. Bahelet que a su incapacidad unía la cobardía, dejó que la violencia se desatara sin reaccionar, demorándose de manera estúpida en decretar el estado de emergencia. Solo después de una semana de agónicos titubeos entre la barbarie desatada,  se decidió a ordenar a las FFAA a cooperar con el mantenimiento del orden.

El mensaje era claro y  la impunidad quedó instalada. En ese consenso participaban las autoridades del gobierno, del sistema judicial, de la política y la prensa. Los seres humanos nos guiamos por señales e incentivos, todos estamos -hasta cierto punto- dispuestos a hacer algo despreciable si nos beneficia y si tenemos la seguridad de hacerlo impunemente. Eso fue lo que se instaló durante Bachelet y se consolidó con Piñera: la completa impunidad.

Así fue como el 27 de febrero de 2010 fue el día en que se soltaron los perros, se abrió la Caja de Pandora y luego ya no pudo volver a cerrarse: los perros, ratones, cucarachas y chacales de forma humana captaron inmediatamente esta señal y empezaron a actuar de acuerdo con ella. Y así han seguido haciéndolo hasta el día de hoy