De Arica a Iquique paso a paso

Creo que fue en 1981 cuando mi amigo Luis Herrera -el corcho- me habló que había conocido a un millonario árabe, gerente de una empresa en Zona Franca que representaba a Casio y que le había ofrecido vender las calculadoras de escritorio Casio en Arica como comisionista.

En esos años yo me estaba muriendo de hambre y el corcho, amigo solidario, me ofreció y mi y a nuestro amigo René Oyarce que compartiéramos el negocio. Al otro día fuimos a juntarnos con el millonario -para nosotros cualquiera que tuviese un auto de lujo y una bonita casa era millonario- y así conocí a Gabriel Abusleme, uno de mis mentores y que hasta el día de hoy cuento entre mis grandes amigos.

Esto fue un fin de semana y quedamos que el lunes nos llevaría a Iquique en la camioneta de la empresa para que viéramos los productos y nos lleváramos algunas muestras para probar. Ese fue el primer viaje entre Arica e Iquique, en los diez años siguientes haría ese recorrido todas las semanas, cientos de veces así es que llegué a conocer cada metro y cada curva de esos 300 kilómetros como la palma de mi mano. 

Hoy me encontré entre los papeles viejos con un perfil hecho por la empresa que hacía las mantenciones de ese camino que me llevó a retroceder en el tiempo para recordar esos tiempos felices que no volverán, en una de las etapas más extraordinarias de mi aporreada vida, después del vuelco dramático de los acontecimientos que marcó ese primer viaje.

Se me ocurrió que podría contarles un poco de ese recorrido. 

Los primeros dos años hacía el recorrido en bus en la empresa de Buses Carmelita o los Cuevas y Gonzales, que eran famosas por los espectaculares accidentes, ya que corrían como locos, es impresionante la velocidad que alcanzaban bajando las cuestas que a mi me parecían vertiginosas, pero en poco más de 3 horas ya estábamos en destino.

Esos buses casi no llevaban pasajeros "normales", viajaban llenos de comerciantes que iban cada día ida y vuelta, para llevar el contrabando hacia Tacna, así se formó una especie de "club" entre choferes, auxiliares y los comerciantes, lo que hacía todo el viaje muy alegre porque ya todos éramos amigos. Me tocó viajar la noche de año nuevo y para la pascua. Ni les cuento las fiestas y chacota que se armaban a 120 km/h.

Después me compré mi primer auto, un Volkswagen Escarabajo 1300 y a medida que le iba perdiendo el miedo al camino, lo hacía cada vez más rápido, la juventud es atrevida y no mide consecuencias. De las veces que he estado muy cerca de matarme, recuerdo al menos tres manejando por esa ruta. 

Otros años después y hacía el camino manejando el Mitsubishi Colt de la Pilar, luego mi camioneta Chevrolet Cheyenne 1500 y más que nada el extraordinario Honda CRX, donde hice las mejores velocidades y los más extravagantes problemas, aunque ese auto jamás me dejó botado.

El camino paso a paso
Km 0-22, la Cuesta de Acha. Al salir de Arica hay una larga recta que pasa por la Cárcel de Acha y después de una curva suave comienza una de las subidas más cortas y empinadas, la Cuesta de Acha. Esa cuesta era el terror de los camioneros, muy peligrosa para cualquier clase de vehículos porque cuando se hace de vuelta, el que no la conoce no ve los enormes barrancos que tienen las otras cuestas, así es que parece inofensiva, pero su pendiente de 7.6% hace imposible controlar el vehículo si no le hicieron caso a los avisos de la carretera.

Me tocó pasar por allí poco después del horrible accidente del camión cargado de combustible de la empresa Focacci, que perdió el control y se encontó de frente con un bus lleno de pasajeros. Para no chocar con el bus hizo el harakiri tirándose directo contra la pared del cerro, el chofer se mató pero salvó muchas vidas.

En otro viaje iba subiendo muy temprano en la mañana, había una camanchaca -neblina- espantosa que no se veía a más de dos metros y en mitad del estrecho camino que sube por la ladera, me encontré de frente con dos camiones ocupando ambas pistas contra mi. 

Aterrorizado, solo atiné a poner neutra y dejarme caer hacia atrás, encontrando justo un espacio en el cerro donde meterme. Parece que don Sata no me quería en el infierno todavía. Como si fuera poco esa cuesta además tiene curvas más o menos cerradas, siempre le tuve mucho respeto.

Km 23-38, alto de Acha. Cuando se termina la cuesta llegamos a la primera planicie que está a unos 600 metros de altura, son unos 15 km con largas rectas tiradas a cordel para acelerar a fondo y descarbonizar un poco el motor del auto. Si uno maneja atento puede ir a la máxima velocidad que de el motor sin problemas, hay riesgos pero muy improbables. Luego empieza la primera gran bajada.

Km 39-45, bajada de Chaca. Esta es mi cuesta favorita, tiene una apariencia escalofriante porque el camino es estrecho y corta el precipicio justo por el borde, son solo 600 metros pero están cortados muy a filo. 

Sin embargo es muy segura cuando uno ya la conoce. Yo aterrorizaba a mis acompañantes bajando a más de 100 por hora sin problema. El secreto es que aunque se ve un gran barranco, la pendiente es mucho más suave de lo que parece -3.5% apenas- las curvas son abiertas y con buena visibilidad, es especal para subirla y bajarla muy rápido con poco riesgo. 

Al llegar arriba está la Pampa de Chaca, donde -tierra adentro- hace sus maniobras la VI División de Ejército, con sus Leopard, Marder, Zoltan, M-109, cohetería LAR y todo lo demás. Nunca he podido ver esas maniobras ni de lejos pero si veía salir las columnas o he visto pasar los tanques, es un espectáculo impresionante.

Nunca he tenido problemas en esa cuesta, excepto una vez que la iba subiendo muy rápido en la camioneta y veo una gran sombra negra volande detrás de mi ¡era el cubre pickup que un mecánico había dejado suelto! Un pesado y enorme aparato de polimero negro que quedó colgando del barranco como a las 2 AM. Me tuve que bajar, arrastrarlo hasta la camioneta, subirlo y afirmarlo como grandes piedras, el resto del viaje lo hice a paso de tortuga. Al fondo de esa quebrada se encuentra el pequeño y fértil Valle de Chaca que tiene solo un par de kilómetros.

Km 46-66, subida de Chaca. Esta es la cuesta más empinada con 8.1% de pendiente, es bastante larga -12 Km- y tiene curvas cerradas, es bastante peligrosa, especialmente de vuelta cuando uno viene de bajada, pero manejable una vez que se conoce. Igual creo que es la segunda con más accidentes mortales después de Acha, pero como se ve el precipicio normalmente la toman con más precaución..

Al final de esa cuesta se encuentra la Pampa de Chaca, una planicie que está a unos 1.000 metros de altura y tiene algo más de 12 Km, como todas las pampas de altura el camino es recto y apto para acelerar a fondo, al final de eso llegamos a 

Km 67-100, bajada de Camarones. Esta cuesta es larga -15 km- y también peligrosa porque tiene muchas curvas cerradas y sin visibilidad. Cuando se empieza a bajar se puede ver el Valle de Camarones, a unos 1.000 metros más abajo, es una vista tan impresionante que hace que la gente maneje con más precaución. Su pendiente de 6% no es demasiada, pero el camino es muy trabado. El Valle de Camarones tiene unos 10 km más o menos.

Km 101-117 Subida de Camarones. Esta es la cuesta más larga de todas, son como 17 km y tiene los paisajes más impresionantes, especialmente en las tardes de otoño cuando el gran cañón de 1000 mt más o menos toma todos los tonos de café y anaranjado, es un lugar espectacular. Las curvas son bastante abiertas y hay terceras vías, la pendiente de 6% es baja pero igual ocurren accidentes, especialmente de camiones.

Km 118-165. Las Siete Pampas. En el km 95 más o menos se llega a la altura máxima de todo el viaje, la pampa alcanza los 1329 metros y estamos en el desierto salitrero de Atacama en todo su esplendor. 

Este sector se llama "7 pampas" porque es una recta de 20 km que tiene exactamente siete depresiones, es un lugar enorme y vacío, en medio de la nada, donde dos veces tuve la experiencia de quedarme botado, en panne. También un lugar para acelerar a fondo. Dicen que cuando el camino era de tierra ese era el tramo donde más se sufría.

Km 166-174 Quebradas de Tana y Tiliviche. son dos quebradas que están casi juntas tienen unos 50 a 100 metros de altura pero las bajadas son muy trabadas, allí fue otra vez en que estuve a punto de matarme, cuando iba con un amigo y se salió del camino. Nos quedamos casi colgando del pequeño -pero igual mortifero- barranco. 

En Tiliviche se criaban animales para la salitrera y todavía está la casa del administrador donde vive solo el último descendiete de la familia Gill (si no me equivoco), yo lo llevé a Iquique un par de veces y conocí su casa, hay un precioso cementerio inglés, muy chiquito donde están enterrados sus padres y el gran James Humberstone.

Km 175-218 Pampa del Tamarugal. Se trata de una recta interminable, 43 km de recta, tirados a cordel sin la menor curva, que pasa en medio de miles de hectáreas plantadas artificialmente con tamarugales (algarrobos, creo), que son los únicos árboles del mundo que crecen sin una gota de agua, porque entierran sus raíces hasta 500 o más metros donde hay un acuífero subterráneo.

Aquí si que se acelera a fondo, yo una vez iba con la Pilar manejando el Colt y sentía que la dirección tiritaba hasta 110 km/h, pero cuando aceleraba sobre los 130 dejaba de temblar. Traté de imaginar que sería hasta que paré y revisé las ruedas. Habíamos cambiado neumáticos recién en Arica y en el taller dejaron suelta una rueda delantera, las tuercas estaban a punto de salirse. Fue la tercera vez que estuve a punto de matarme en ese camino.

Esa recta no dejaba de ser peligrosa porque mucha gente se hipnotizaba o se quedaban dormidos manejando, cuando se terminaba había una suave curva pero varios siguieron de largo y se mataron, ese era el peligro o la rotura de un neumático porque todos corren muy rápido por ese tramo.

Km 219 Huara. Es un puerto que fue un gran hub ferroviario en el Siglo XIX hasta mediados del XX, hoy quedan apenas unas pocas casas habitadas. Es un pueblo que me encanta porque siempre que podía paraba allí, almorzaba un picante de gato donde Zenon o una cazuela donde La Chinita, compraba unos paquetes de alfajores al Pollo y después me iba a dormir siesta a la entrada del cementerio, que está a 1 o 2 km del pueblo, en pleno desierto. Una delicia.

Es un lugar alucinante, no se escucha volar una mosca y se siente la inmensidad del desierto. Muchas tumbas estan abiertas por los terremotos y se ven los cadáveres momificados, pero curiosamente no dan miedo ni asco, es un lugar especial para dormir la siesta después de un buen almuerzo. Cerca de ese sector está el pueblo fantasma de Humberstone y otras salitreras abandonadas. 

Km 270 (más o menos) Desvío a Iquique. Todo el camino hasta ahora ha sido paralelo al mar, en este punto se hace un desvío a 90 grados hacia el mar y el camino sigue por la pampa de altura -a unos 900 metros. pero empiezan a aparecer muchas curvas cerradas a medida que  nos vamos acercando a la gran bajada. Son como 30 km antes de la bajada, un tramo complicado donde ocurren muchos accidentes por la camanchaca y el alto tráfico.

Km 293 Alto Hospicio. Cuando empecé a viajar por ese camino, Alto Hospicio era un caserío con unos pocos sitios para estacionamiento, nadie le veía valor y los terrenos los regalaban prácticamente en Bienes Nacionales, excepto mi amigo el Tuna que siempre dijo "aqui va a haber una gran ciudad". En algunos años el tiempo le dió la razón, hoy tiene más de 100.000 habitantes, 

Km 300 Iquique, tierra de campeones (y de lo que rima con campeones). Iquique es una anormalidad entre las ciudades del norte, porque no fue construida en la desembocadura de un río ni en la quebrada de un antiguo río. Es una lengua de tierra situada al borde de un aantilado de unos 900 metros de altura. La bajada es muy abrupta pero hoy tiene dos caminos paralelos, uno de ellos es autopista de 4 vías.

Desde la altura se ve lindísimo con el mar y el Cerro Dragón, que es una duna gigantesca, claro que a medida que uno se acerca ya no se ve tan bonito. En fin, llegamos a Iquique después de un viaje de 3 a 5 horas según quien vaya manejando, una ciudad que quiero tanto y fue mi segunda casa por décadas.

Al fin, he gastado mucho tiempo escribiendo algo que seguramente me interesará a mi y a dos o tres más, pero que importa, me divertí mucho recordando ese camino por mi entrañable desierto. No pude colocar ni el 10% de todos los recuerdos, aventuras y chascarros que pasé allí, pero que diablos, tampoco hay que abusar de la paciencia. Por si les interesa subí un álbun con viejas fotos, de muy mala calidad, pero con algunos de los lugares que describí en mi entrada. Lo pueden ver aquí, a las fotos les coloqué comentarios.