09 diciembre 2023

Refrito del sábado: los huevos calados no existen

Los huevos calados no existen (publicado originalmente el 39 de nviembre de 2007)
En mis tiempos hijitos, cuando yo era un jovenzuelo (uhhhh) en la Vega Central se podían compras sandías "caladas" que era el equivalente rústico de tomar un seguro. La sandía calada era más cara, porque se le sacaba una tajada de muestra para probar, pero si no estaba dulce uno la podía devolver y el vendedor la perdía. Cuando el vendedor tenía cierta seguridad de que las sandías estaban dulces aceptaba venderlas caladas y así les sacaba mejor precio. El comprador por su parte pagaba más pero iba a la segura de que la fruta iba a ser dulce.

De allí viene el dicho "a este le gustan los huevos calados" para las personas que siempre quieren ganar sin arriesgarse en nada. Obviamente que nadie vende huevos calados porque no se les puede sacar solo un pedazo, al romperlos ya no sirven.

Todo el mundo tiene aversión al riesgo y el sueño de todos es encontrar negocios seguros y que siempre den una alta ganancia. Incluso el empresario más arriesgado, con el tiempo se acobarda y empieza a buscar la seguridad, olvidando que en el riesgo donde se encuentra el lucro. El negocio bueno y absolutamente seguro no existe, por definición es imposible porque si existiera crecería hasta el infinito acumulando toda la plata, todo negocio tiene riesgo y ciclo de vida, el riesgo en los negocios es tan necesario como la ley de conservación de la energía en la naturaleza.

Por eso la cosa no es tan sencilla como comprar barato y vender caro. Pensaba en esto a propósito del link sobre la propina que me mandó Robert en su comentario, muchos empresarios tratan de avivarse traspasando el riesgo a sus empleados y les dicen algo así como "seamos socios: yo te pago poco pero si tu te esfuerzas tendrás buenas propinas y yo tendré buena venta", eso en el fondo es un torpe intento para desplumar al cliente, los garzones se esforzarán en ganar más propina lo que terminará molestando al cliente cuando se da cuenta del truco, en el fondo además de pagar lo que consume el cliente está cargando con el sobresueldo del mozo.

Es otra muestra de como no tenemos cultura de servicio, no nos gusta servir. Los dueños de negocio por lo general miran en menos a sus clientes, los ven como una vaca que hay que ordeñar y en cierto modo se sienten superiores. No sienten el servicio y nunca internalizan la idea de que sin clientes estarían muertos de hambre.

Eso explica en buena parte el ciclo de vida de los negocios de servicio, parten con una apuesta arriesgada que si funciona bien da un fuerte crecimiento, luego se ponen cautos al llegar a la meseta y finalmente viene la inevitable decadencia "la campana" como dice mi amigo Marcelo. La decadencia viene porque cuando a alguien le va bien ya no quiere seguir arriesgando, piensa que ya clavó la rueda de la fortuna y todo seguirá para siempre igual, pero toda idea tiene su ciclo de vida y al final envejece y muere, igual que nosotros.

Igual pasa en otras cosas, en el arte hay pintores que les va bien con algo y lo repiten hasta que se mueren: Carmen Aldunate o Pacheco Altamirano por ejemplo. Unos pocos genios son capaces de tirar todo a la basura en mitad del éxito y partir con otra cosa nueva y así hasta su muerte, que mejor ejemplo que Picasso que jamás se embalsamó en un estilo y siguió corriendo riesgos hasta el último día.

Quien no conoce a los que se aseguran hasta el último detalle de sus vidas, buscan una carrera lucrativa, se las arreglan para conseguir un buen puesto de trabajo, viven cuidando la salud ¿y? al final igual se mueren, a veces antes que el farrero irresponsable que nunca se preocupó de nada. Todos esos son los que les gustan los huevos calados, pero los huevos calados no existen.

4 comentarios:

  1. Había escuchado eso de las "sandías caladas" y los "huevos calados" pero no entendía a qué se referían ambos dichos.

    Es cierto, todos queremos algo seguro y saber que se puede contar con eso todos los días, nos hace la vida algo más llevadera y no estresarnos tanto.

    Estos tiempos buenos que nos dieron los 17 años de gobierno militar y que duraron unos 30 años más, nos quitó las garras y los colmillos para enfrentar los tiempos duros que estamos viviendo actualmente y nos hizo olvidar que la vida no siempre es lineal ni iremos cuesta arriba al infinito y mas allá. Todo lo que sube, tarde o temprano tiene que bajar.

    La habilidad para sobrevivir ante las adversidades es lo que nos mantiene vivos. algunos se aseguraron para las vacas flacas y otros solo se dedicaron a gastar. Es la fábula de la cigarra y la hormiga en su versión Live Action.

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    1. La aversión al riesgo es uno de los instintos más fuertes en casi todos nosotros, hay personas que corren grandes riesgos pero muchas veces bo es que sean atrevidos sino que no se dan cuenta de los peligros de lo que hacen, El instinto natural de todos es buscar la seguridad y evitar el tiesgo.

      Por eso mismo los que se arriesgan, si les va bien, son fuertemente premiados, el problema es que rara vez les va bien,

      Hay de todo porque -especialmente en asuntos de plata- la suerte juega un papel muy importante, y tamnién en otras vosas de la vida. No existe ninguna receta que pueda asegurarnos el futuro, todo es una maldita ruleta

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    2. Todos los días tiramos los dados... todos los días, todo el tiempo.

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  2. Lo mejor para calar es la horma de queso. El calador te trae una muestra del centro de la horma, que es lo más bueno, y el cilindro que incluye la corteza se puede volver a insertar tapando el agujero. Una época acompañé a mi padre que iba a cobrar quesos que se vendían en Buenos Aires, y de paso le mostraban el resto de la mercadería, y ligué un montón de caladuras. La pretensión de homogeneidad en su producto que todo comerciante vocea es falsa con el queso: el centro es mucho mejor, siempre. Uls

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
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Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"