Una duda existencial

¿Seré o no seré?
Mi padre nació en 1888 y yo nací en 1955, cuando él tenía 67 años. La diferencia de edad entre mis padres era la friolera de 31 años, así es que mi mamá decía a veces en broma que cuando yo nací la molestaban diciendo que era el hijo de Carlos Marinkovic, un amigo de la familia.

Nunca le presté mucha atención al asunto, pero en todos estos años conservé la curiosidad de saber si mi señora madre le podía haber pasado un gol a mi señor padre. Con los años encontré la vieja película donde había actuado mi supuesto "padre" y por más que la revisé no le encontré el más mínimo parecido conmigo

Esto lo conté en una entrada años atrás y después me olvidé del maldito asunto. Pero de vez en cuando me acordaba pensando ¿seré o no seré? ¿qué pasaría si toda la rama Bradanovic no fuesen de mi familia biológica y he hecho todo esto por nada? Hasta que apareció la genética en el asunto.

Como les conté antes, estaba cotejando mis coincidencias genéticas con los árboles genealógicos, lo que me permitía establecer con seguridad si pertenezco a algunas ramas de mi familia. Con mi familia materna casi no había problema, exceptp por Juan del Pozo Silva y Toledo, Sargento Mayor, que lo pude verificar el otro día.

Pero cuando algo me interesa y pica mi curiosidad puedo ponerme medio obsesivo. Tengo 3.321 coincidencias en My Heritage, aparte de las 121 de Geni que ya revisé, así es que me puse a revisar estas, una por una, llevo examinadas 250 fichas con sus respectivos árboles.

La probabilidad de verificar la rama Bradanovic era muy baja, porque se trataba de una familia campesina que está casi extinto en Croacia, pero la suerte ayuda al que persevera y conseguí verificar genéticamente ambas ramas, Bradanovic e Ilic por distintos parientes con quienes comparto los genes.

El trabajo que hice lo resumí en esta página, para los que se interesen en la genealogía y tengan curiosidad de cómo la genética puede ayudar a verificar los parentescos, incluso de ramas antiquísimas.

En fin, mis disculpas para mi santa madre -si es que se encuentra en alguna parte- por haber puesto en duda su fidelidad, pero ya saben la Ley de Hierro de Bradanovic "de los cuernos y de la muerte no se salva NADIE". 

Es un asunto largo y lento de investigar y me quedan muchos registros por verificar, voy de a poco "un zorzal se comió una viña, uva por uva"

Una historieta familiar
Creo que les he contado antes que mis padres tuvieron una gran pelea cuando yo tenía tres años y se separaron durante diez años, así es que a mi padre lo vine a conocer a los trece, cuando se abuenaron nuevamente.

Mi mamá no lo quería ver así es que durante los diez años no le dio señales de donde estábamos, además me contaba que en la pelea le había tirado una plancha caliente en la cabeza, así es que supongo que la cosa no terminó muy pacíficamente que digamos, dudo que haya puesto mucho interés en saber que era de nosotros.

Pero a los diez años justos le dio por volver, estuvo averiguando con los parientes de mi mamá, estaban todos comprometidos a no decirle nada pero una tía cantó como Gardel. Así fue como de la noche a la mañana conocí a mi señor padre, del que no tenía el menor recuerdo.

Al principio me impresionó mucho porque era el tipo más feo que había visto en mi vida, ya tenía 81 años y mi primer pensamiento fue como mi mamá -que había sido muy bonita- se pudo juntar con alguien tan feo.

Ninca tuvimos drama, jamás una discusión, en verdad no sabíamos como tratarnos y teníamos exactamente el mismo temperamento frío y flojo, así es que nos tratamos lo menos posible por comodidad y conveniencia mutua.

Con lo que si tuvimos mucho trato fue discutiendo de política, a mi me interesaba el comunismo y él era un perfecto momio derechista. Podíamos pasar horas discutiendo tan educadamente, que eso desesperaba a mi mamá, que quería ver gritos y golpes.

Pese a que yo adoraba a mi mamá, heredé exactamente el mismo carácter de mi padre, no por que me haya enseñado nada, pero éramos inevitablemente iguales. 

A él le debo la preocupación por la reputación y el poder decir que nunca he cagado a nadie, alguna vez me puedo haber portado muy mal, pero nunca me he aprovechado ni engañado a nadie. de su ejemplo aprendí que mantener el nombre es una de las cosas más importantes.

La otra cosa que le debo fue haber aprendido inglés. En su juventud él había estudiado en Alemania e Inglaterra y hablaba de corrido ambos idiomas, a veces llegaba algún gringo amigo a la casa y podían pasar toda la tarde conversando en su maldito idioma. Eso me ponía verde de envidia y me hice el propósito de aprender ingés como fuera.

En general nos llevamos muy bien, en una relación fría y distante que se acomodaba perfectamente a nuestro temperamento, nunca le conocí un punto débil -seguramente porque lo traté muy poco- así es que tengo un buen recuerdo de él. 

En fin, aproveché de dar esta larga perorata ahora que puedo pensar con más confianza que efectivamente soy hijo de mi padre.