Arriba los pobres del mundo

El Partido Comunista de Chile ha sido raro desde su creación el año 1922.  Su antecesor es el Partido Obrero Socialista fundado diez años antes por Luis Emilio Recabarren, uno de los primeros activistas del marxismo en nuestro continente.

Recabarren estudió sus cuatro años de primaria en los curas salesianos y a los 12 años dejó la escuela para ayudar en el pequeño comercio de sus padres. A los 14 años empezó a trabajar en Santiago como aprendiz de tipógrafo y ese también fue su inicio como agitador profesional.

Desde muy joven Recabarren se involucró en la agitagión social de manera profesional, es decir a sueldo, financiado por socialistas nacionales primero y luego por los europeos y soviéticos en la medida que iba adelantando en su carrera. 

Esto le permitió fundar varios diarios, pasar décadas a tiempo completo practicando la agitación en las salitreras, ser diputado, exiliarse en Argentina y después en Europa, viajando a la Unión Sovietica de la cual fue agente en Chile.

El misterio más grande de Recabarren fue su muerte. Leo en Wikipedia que...

Recabarren se suicidó de varios tiros de su revólver automático en la sien el 19 de diciembre de ese mismo año. Aunque hubo dudas sobre su suicidio -Salvador Ocampo relata que en Antofagasta cientos de mineros armados con dinamita estaban dispuestos a hacer volar las oficinas si se confirmaba que Recabarren había sido asesinado-​ una comisión especial del Partido Comunista llevó adelante una investigación que concluyó que el propio Recabarren había disparado su arma.

Eso dice la historia oficial. Si alguien cree que se pudo haber suicidado "de varios tiros de su revolver" solo puedo pensar que está loco, lo mismo si cree las conclusiones del propio Partido Comunista. Es imposible que alguien se suicide con más de un tiro, incluso con una metralleta disparada a ráfagas -que no era el caso- más de un disparo es asesinato.

Esa fue la historia del santo laico que tienen los comunistas. Después de Recabarren el Partido Comunista en Chile se convirtió en uno de los más estalinistas del planeta y sobrevivió así de estalinista al propio Stalin, apoyando incluso a la URSS hasta finales de los sesentas para la invasión de Checoeslovaquia. 

Los comunistas siempre han sido un partido muy pequeño en Chile, casi un partido de catacumbas férreamente organizado en el modelo de Stalin, solo han crecido algo gracias a las persecuciones, primero de Gonzalez Videla y después las del Gobierno Militar, que aparte de la retórica, tuvo la mano bastante blanda con ellos.

Durante los militares en comparación fueron los que corrieron mejor suerte, con la mayoría de sus dirigentes exiliados. Los socialistas, miristas, mapucistas y troscos en cambio fueron casi extintos. 

A Corvalán, que fue presidente del partido durante la Unidad Popular, lo apresaron y no mucho tiempo después ofrecieron canjearlo a la URSS por el disidente Vladimir Bukosky en una desición muy rara.

Esto debe haber sorprendido bastante a los sovieticos porque Corvalan no era muy valioso para ellos. Pero igual aceptaron el canje y nuestro "Condorito" -como lo conocíamos popularmente- se fue en vuelo gratis a la URSS para reunirse con los muchos camaradas que habían arrancado para Moscú sin demasiados problemas.

Sin embargo el general Pinochet y todo el aparato de su gobierno se dedicaron los 17 años que estuvieron en el poder a atacar -retóricamente- con furia al comunismo, cosa que al final los terminó fortaleciendo. 

Si hubiesen matado a los comuniustas con el mismo entusiasmo con que los insultaban a estas alturas habrían desaparecido de Chile, como desapareció el MIR, el MAPU y otros partidos violentistas.

El Partido nació en Chile como un movimiento agitador de masas y estuvo detras de prácticamente todas las huelgas y buena parte de la violencia callejera en el Siglo XX. 

A fines de los años 30, obedeciendo instrucciones de Moscú empezaron integrar los "frentes populares" en un intento de crecer políticamente en las elecciones al alero de los socialistas.

Pero su gran fortaleza fue siempre el manejo de las huelgas y la violencia callejera, así es que siguieron funcionando por dos caminos paralelos: uno actuando como demócratas en elecciones e integrándose en los gobiernos radicales, Paralelamente agitando y promoviendo huelgas gracias a su control de los sindicatos.

Cuando llega el radical Gabriel Gonzalez Videla al poder, nombró a tres ministros comunistas y el PC sacó 15.5% en las elecciones municipales, una de las votaciones más altas de toda su historia. Esto los envalentonó y empezaron a presionar al gobierno, que estaba presionado a su vez por Estados Unidos en plena Guerra Fría.

Los comunistas organizaron entonces las huelgas -pese a ser gobierno- en las empresas estatales del carbón. En respuesto Gonzalez Videla decretó la "Ley de defensa permanente de la democracia", que declaró ilegal el partido, persiguiendo y encarcelando a sus militantes. Eso los reforzó más que debilitarlos, igual que con la persecución durante los militares.

Los que se dicen "anticomunistas" tienen muy poca idea de lo que hablan, solo repiten clichés que se forjaron durante el Gobierno Militar y en su mayoría son inocentes y ridículos.

Los anticomunistas hablan desde el miedo ignorante porque, al no entender como funciona el partido han creado en su imaginación a un enemigo todopoderoso, que se tomará el poder inevitablemente usando los mecanismos de la democracia.

Los comunistas no funcionan así, ellos saben que son una minoría y que jamás podrán conseguir el poder con los votos. Además en Chile tampoco podrán con las fuerza porque el Peso de la Noche es incomparablemente más fuerte y profundo que ellos.

Los comunistas lo saben y funcionan con eso. Sabiendo que nunca tendrán poder para imponerse, todo lo que hacen está dirigido a ser líderes de la minoría, "vanguardia" le llaman ellos. 

Nunca en la historia los comunistas han podido hacer elegir a un presidente en elecciones limpias, en ningún país. Y eso no es raro porque su misión declarada es que una vez llegados al poder no lo sueltan más hasta que el país se derrumbe. 

Si a esto sumamos que todos los países dirigidos por comunistas terminan derrumbándose, no tiene nada de raro que no ganen elecciones y nunca lleguen a ser mayoría en democracia, con la excepción de los tiranos que al principio niegan ser comunistas -como los Castro o Chavez- y después se sacan la careta.

Todo esto explica porqué resulta contraproducente perseguirlos y reprimirlos, ya que desde la oposición y la clandestinidad aprovechan de explotar a los resentidos sociales a su favor. 

En cambio cuando están en una coalición de gobierno, como en los años de la UP o en el gobierno de Boric, los comunistas pierden su mojo y se convierten en "amarillos" ante los ojos de los resentidos. El comunismo solo puede florecer en minoría y oposición, explotando el descontento.

Hoy, muchos anticomunistas les tienen un miedo irrefrenable y ridículo, exigen que el partido sea proscrito y pase a la ilegalidad. Que tontos, no se dan cuenta que hay otros grupos mucho más peligrosos para la sociedad, partiendo por los socialdemócratas y los bomberos locos del anarquismo.

Los comunistas son muy raros y todo lo que son antivalores para nosotros son sus valores. Pero no son para nada peligrosos porque nunca prosperan en ningún sistema democrático.

En ese sentido son muy parecidos a los japoneses porque están todos cortados con la misma tijera: una vez que entiendes sus códigos los puedes manejar como quieras. 

La social democracia ha sido muchas veces éxitosa al manipularlos y se ha servido de ellos a destajo, especialmente el social cristianismo que los usa y los bota una y otra vez. Gracias a eso en parte se han mantenido hegemónicos por tanto tiempo.

De los derechistas que yo conozco en cambio -especialmente los anticomunistas- ninguno sabe como manejarlos porque creen entenderlos pero no tienen ni idea de sus verdaderas intenciones y recursos.

Y lo dice alguien que en su adolescencia coqueteó con la idea de hacerse comunista, fue un par de veces a una escuela de cuadros durante la UP y leyó varios libritos de Lenin y Mao con que nos adoctrinaban. Incluso muchos años después, ya viejo. me di la lata de leer el monstruoso Tomo I de El Capital, varias veces, que es el único que vale la pena leer y muy probablemente el único que no fue una falsificación.