Junto con mi mamá- fuimos beneficiados dos veces con viviendas sociales. La primera vez fue en 1966, cuando el terremoto de La Ligua destruyó buena parte de Santiago antiguo.
En el barrio de Recoleta está la calle Juarez Larga, que haciendo honor a su nombre era una sola cuadra de fachadas contínuas de más de un kilómetro.
Todas esas casas se derrumbaron como fichas de dominó, entre ellas donde vivíamos nosotros en Juarez 632. Creo que hoy está allí la lujosa Clínica Dávila.
Eran casas del Siglo XIX y aun antes, todas de adobe, el Licéo Valentín Letelier tenía el anexo 730 donde yo estudiaba, que había sido la casa quinta de los hermanos Carrera, eso para que vean la antiguedad del barrio.
La cosa es que fuimos decenas de miles de personas de la clase media baja que nos quedamos en la calle.
El Gobierno de Eduardo Frei Montalva, para solucionar la emergencia inventó la "Operación Sitio" que consistió en comprar chacras agrícolas que estaban en la periferia de Santiago, pasarles retroexcavadora y rodillo para aplanar el terreno y colocar las famosas "media agua".
Los terrenos eran grandes, como 100 o 150 metros pero no estaban urbanizados, detrás de la media agua tenían un pozo séptico y en cada esquina había una llave común para toda la cuadra, donde íbamos a buscar el agua.
Las condiciones eran muy malas y el primer invierno fue durísimo, las calles se convirtieron en un mar de barro y después de llover, al salir el sol, las fonolitas del techo (cartón alquitranado) empezaban a "llorar". Como el alquitrán nos caía encima teníamos que dormir tapados en plástico.
Obviamente no había electricidad, ese fue un año muy duro pero desde principios del segundo año empezó la construcción a un ritmo frenético. Pavimentaron las calles, llegó la luz y el agua y una empresa constructora empezó a levantar la famosa Población Santiago -donde mueren los valientes- de la cual soy un orgulloso fundador.
Esas casas no eran gratis, teníamos que pagar el costo pero se pagaba como en 40 años porque las cuotas eran muy bajas. En 1968 mis padres se pusieron en la buena, mi mamá se fue para el sur y yo me vine a Arica por primera vez en 1969.
Dejamos la casa "arrendada" con el compromiso que el arrendatario pagaría los dividendos, naturalmente él se quedó con la casa porque ya no volvimos, era un carabinero y en el grupo de Facebook de la pobla dicen que era un tipo piola y muy buena gente.
Esa fue mi primera vivienda social, pasaron muchas cosas en esos años malditos, la más trágica fue cuando mi papá perdió todo en el sur; campo y dos aserraderos y nos tuvimos que venir a Arica en 1974, asilados en la casa de mi cuñado y mi hermana.
Tragedia tras tragedia, Mi cuñado y hermana se fueron para Santiago y nosotros nos quedamos en la pitilla. Lo lógico sería que yo empezara a trabajar para mantenernos, pero no fue así, al contrario, se me ocurrió que tenía que estudiar ingeniería en la universidad cosa que mi mamá apoyo de inmediato.
Así tan loco como suena, anduvimos arrendando piezas cada vez más precarias. mi padre se murió a los 92 años y un primo en Alemania invitó a mi mamá a irse para allá, ella no lo dudó un segundo y anduvo por esos lados un año completo.
Al volver a Chile yo ya estaba estudiando en la universidad y era un artista del hambre, la situación se hizo insostenible porque no podíamos seguir pagando la pieza y en la desesperación a mi mamá se le ocurrió mandarle una carta al mismísimo Pinochet.
La carta no le rogaba nada, al contrario, lo increpaba diciendo que la habían rechazado en los programas de vivienda social y le preguntaba si había que mostrar piojos para calificar como pobre. Yo le hice muchas bromas, me pareció una idea descabellada que no iría a ninguna parte con eso.
Pero no fue así, parece que al general le debe haber llamado la atención una carta manuscrita y la leyó porque -para nuestra sorpresa- al poco tiempo recibimos una respuesta del edecán de la Casa Militar o algo así, que decía que se presentara a la oficina del Ministerio de Vivienda a explicar su caso.
Mi mamá siempre tuvo un cassete privilegiado así es que de la reunión salimos con las llaves a nuestra flamante casa en la 5ta Etapa de la Población 11 de Septiempre. Un giro dramático de los acontecimientos que nos cambió la vida.
A propósito, esas casas también había que pagarlas y estuvimos varios años rasguñando para pagar el minúsculo dividendo. Con el tiempo dejé de pagar pero como el saldo no era tanto y mi mamá ya había muerto, el ministerio condonó el saldo impago.
Era el año 1979 y se cumplían exactamente los 10 peores años de mi vida, donde pasamos por tantos problemas que no se como salimos vivos de eso. Grancias al Pulento nunca se me pasó por la mente la idea de buscar un trabajo.
Ese mismo año conocí a Gabriel Abusleme, que me pasó calculadoras primero para venderlas como comisionista, después computadores a comisión donde podía vender mis programas y en un par de años ya estaba viajando a Tokio y me di la vuelta al mundo como si fuera un potentado
Como dice esa canción de Serrat:
De vez en cuando la vida nos besa en la boca
Y a colores se despliega como un atlas
Nos pasea por las calles en volandas
Y nos sentimos en buenas manos
Así mismo fue, igualito.
Pero me estoy desviando del tema otra vez. Lo que quería explicar es que conozco bien ese asunto de las viviendas sociales, en primera persona, también conozco el miedo de no tener donde dormir.
Estaba viendo recién la historia del arquitecto Alejandro Aravena y sus famosas viviendas sociales ampliables. Aravena ha ganado todos los premios posibles de arquitectira y se ha hecho famoso con su concepto de usar los subsidios para entregar medias viviendas para que los propietarios después las ampliaran.
Dice que es una idea que se le ocurrió haciendo clases en Harvard. Tonteras, esa idea nació y se implementó ampliamente mucho antes, en la época del Gobierno Militar.
El concepto inicial fue entregar "casetas sanitarias" consistentes en una cocina y un baño en los terrenos urbanizados donde se ubicaban las poblaciones callampa que en esos años infestaban el país.
La casa que nosotros recibimos en Arica era una media vivienda: dos piezas una cocina y un baño, con un terreno de buen tamaño, deben haber sido unos 35 metros cuadrados construídos en bloqueta.
Hoy en día, toda la gente allá ha construido ampliaciones, son casas grandes y cómodas.
La mía se la vendí hace años a mi amiguísima Marlene, tengo entendido que la amplió y la ha arrendado durante muchos años. Ojo esas viviendas también había que pagarlas.
O sea que el señor arquitecto no está haciendo nada nuevo, su idea revolucionaria es más vieja que sentarse en el poto y no recuerdo que nunca haya mencionado esto al recibir ninguno de los premios y honores que ha ganado "es de bien nacido saber ser agradecido"
Estos "innovadores" muchas veces solo reciclan ideas ya existentes. Me parece muy interesante el plan implementado por Pinochet acerca de la vivienda. Acá tuvimos el mismo problema en los 60s y 70s pero al gobierno, especialmente al de Belaúnde, se le ocurrió implementar un plan muchísimo más costoso. El problema era que la gente del común no tenía como pagarlo. Al final estos departamentos "bien implementados" terminaban en gente de clase media (una minoría poblacional en el Perú de esos años) y el problema de las invasiones se mantuvo. Luego con el gobierno militar de los 70s la economía se contrajo y no se pudo avanzar mucho en eso. Lo máximo que se pudo hacer fue planificar un distrito llamado Villa El Salvador, que estando en la periferia tiene avenidas y calles transitables. Lamentablemente con el auge del terrorism0 en los 80s y la catástrofe económica las políticas de vivienda fueron inexistentes. Fujimori tomó una decisión más pragmática, decidió formalizarlos. Creo el Cofopri y les dió títulos de propiedad. Con la posterior recuperación económica muchos empezaron a vender sus terrenos, otros a construir y a ampliar dejando un curioso panorama de la ciudad donde construcciones gigantes colindan con viviendas auto construidas. Aunque al final el problema nunca se pudo "solucionar"
ResponderBorrarAnticaviar
Ese es el problema central Anticaviar: cualquier política social, para que sea viable y efectiva debe ser financiable en el largo plazo para una gran cantidad de personas, de otra manera el problema se eterniza.
BorrarHoy en Chile, esa política de vivienda se ha convertido en un festín de demagogia que no solucionan nada y empeora el problema que ya existe, por los incentivos que introduce para hacer trampa.
Tiene que pagarse, por mas que sea una cuota mínima. Y tienen que calificar antes de recibir, y los que tienen mejores sueldos tienen que tener preferencia en la recepción.
ResponderBorrarEsas iniciativas de darle primero a los que no tienen nada, a mas de dejar a los gobiernos sin plata después de repartir unas pocas viviendas, crean un enorme resentimiento entre la gente que llega a algo, pero pierde todo subsidio por ello. Uls
Claro que hay que exigir un pago, aunque sea muy básico. lo regalado nunca es suficientemente apreciado y solo lo que cuesta es visto como propio.
BorrarLa ridiculez ha llegado a tanto en la política, que estas casas del arquitecto Aravena, una vez asignadas reciben automáticamentete un subsidio de regalo para hacer la ampliación, de ese modo todo el proyecto se desvirtúa y la ventaja teórica del bajo costo -que permitiría hacer más casas- desaparece.
Todo se ha convertido en una charada demagógica y eso explica por qué el gobierno ha sido incapaz de reconstruir, los miles de casas que se quemaron en el gran incendio de Valparaíso hace un par de años.
Y crece la furia de los que pasan años postulando a un subsidio que no llega nunca, pese a que han estado ahorrando y tienen su plata empozada allí. mientras el gobierno regala casas totalmente equipadas a sus amigues con cuentagotas.
Esa política es un desastre, solo sirve para incentivar los negociados.
https://poblacionsantiago.cl/los-primeros-anos-de-la-poblacion-santiago/
ResponderBorrarSi, esas fotos son principalmente de los años 70-80, cuando aparecieron los curas. Yo me fui de allá en 1968
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