Confianza en Bolivia

Luego de des-trabadas las largas negociaciones con el Jindal Steel por la explotación del Mutún, Bolivia comienza a aparecer como una buena plaza para los grandes inversionistas mineros. Habían muchos ojos puestos sobre esa negociación porque ese país es un diamante en bruto para la inversión extranjera, solo se necesita un gobierno dispuesto a dar las seguridades y capaz de garantizar que las reglas serán estables por el largo tiempo que llevan esos proyectos.

Al final es todo un asunto de confianza y Evo Morales lo ha hecho bien en Japón al asegurar que no expropiará activos ni propiedades. Esto tuvo un efecto inmediato en la confianza, especialmente en el proyecto San Cristobal, uno de los más importantes proyectos de plata y zinc del mundo ejecutado por Apex Silver y Sumitomo.

Brashem, el gigante petroquímico brasileño también anunció su intención de invertir US$ 1.400 millones en una planta en el oriente boliviano. Seguramente esta decisión se debió a que -para efectos prácticos- la nacionalización de los hidrocarburos solo significó un ajuste al precio de los mismos, un 11% más que los precios antiguos, no hubo las expropiaciones sin indenmización que se temían y que muchos populistas de izquierda esperaban.

Es notable como el gobierno boliviano está logrando conciliar una retórica antiimperialista digna de los setentas, con políticas reales amigables y convenientes para la inversión extranjera, por ese camino seguirán llegando capitales y si modernizaran su caótico sistema legal minero para hacerlo más justo y amigable a la inversión privada seguramente recibirían mucha más inversión, pero la viabilidad política de algo así es muy improbable.

El gran riesgo es que cuando comienzen a materializarse las inversiones empiecen los malos entendidos, que el gobierno sienta la tentación de pasarse de listos desconociendo los compromisos adquiridos o que empiecen a salir oportunistas políticos reclamando contra "el saqueo de los recursos naturales". En fin, ojalá que todo siga bien, que llegue mucha inversión extranjera a Bolivia y que los proyectos se desarrollen sin problemas.

Pasando a otro tema:

Esto de leer blogs me hace consciente de fechas que antes me importaban un comino, recién fue el día internacional de la mujer lo que ha dado pie a todas esas cosas absurdas como regalarle flores a la secretaria y tonteras por el estilo. No se crean que voy a escribir algo sobre lo especiales que son las mujeres porque la verdad es que no les veo nada muy especial. Yo casi no hago diferencias de sexo, excepto en el asunto ese que ustedes ya saben.

Pero aprovechando la ocasión, me voy a permitir criticar algo que me cae muy mal, y es como buena parte de las mujeres construyen toda su vida alrededor del marido, el amante, el novio o el principe azul que todavía no aparece, eso es algo que francamente me carga ¿es que no tienen vida propia?.

Hay algunas cosas que me molestan de la Pilar pero puedo soportarlas. Lo que no soportaría es una mujer pendiente de cada cosa que hago o dejo de hacer, y que su humor o felicidad dependan de mi en alguna forma o de cosas que hago o dejo de hacer. Afortunadamente no salí premiado con la versión femenina de El Lapa y eso me ayuda, como el marido perfecto que soy, a aguantar con buen ánimo todos sus demás defectos, que no son pocos.

En fin ¡hablo en serio! amigas todas, si quieren un buen consejo de este viejo oráculo, cargado con la sabiduría, fruto de décadas de desatinos y estudios de la miseria humana, aquí les va: búsquense una vida, no sean chicles, lapas, pegotes, ventosas ni menos sanguijuelas aunque la sociedad, las amigas y las revistas para mujeres las hayan adoctrinado para eso desde la más tierna infancia. He dicho compañeras!.

Y una recomendación antes de ir a esconderme, vayan a ver el blog de mi tocayo Tomás Anderson que es momio, o sea Hombre de Bien pero independiente. No les compra las mentiras a políticos del lado que sean. Además tiene la novedad que sus comentarios van acompañados de un video, o sea la cosa es bien novedosa. Ahora me voy a practicar la escala del blues, chao.