Sin verguenza

Unos artículos de Patricio Navia sobre el apitutado hijo de la presidenta Bachellet marcarán seguramente la agenda de noticias para el par de semanas que vienen. Esto de los "primeros hijos" que entran a la administración del estado -según ellos- gracias a sus extraordinarios talentos. Pero la verdad es que son nombrados y evaluados por subalternos de sus ilustres padres, es un asunto que causa comprensible repudio entre la gente común y corriente.

La clase política se ha convertido en la nueva aristocracia del país, por encima del poder económico, no solo porque ellos hacen las leyes sino que tienen bajo su mando el aparato del estado encargado de otorgar o denegar toda clase de castigos y beneficios. Una nueva arista del escándalo es que estos primeros hijos, nietos, sobrinos, cuñados y amigos íntimos se han acaparado las "Becas Presidente de la Rpública" creadas con el propósito original de ayudar a los excepcionalmente talentosos pero sin dinero para que fueran a estudiar en universidades de la Ivi League.

¿Que pensarán de esto los padres de alumnos brillantes y esforzados que deben dejar los estudios porque no hay como costearles la carrera?, la lista es larguísima, antes eran las llamadas "becas Pinochet" que disfrutaron hijos de exiliados como el actual ministro de hacienda, y el anterior, y la propia presidenta de la república, pero al menos esas no eran pagadas con los impuestos de todos los chilenos.

Hoy vi por televisión a una alta funcionaria de gobierno que había sido beneficiada con beca Conicyt que decía descaradamente que su familia no tuvo los recursos económicos para pagarle los estudios ¿de qué estamos hablando? ¿el sueldo de Ricardo Lagos cuando era ministro no le alcanzaba para pagar la universidad a su hijo? ¿que queda entondes para los mortales que no somos ministros?.

Lo que pasa es que se perdió la verguenza, es tanto el desprestigio de los políticos que ya ni les importa actuar abiertamente como gente deshonesta porque saben que, hagan lo que hagan igual serán percibidos como ladrones.

Cuando yo era chico mi tio Arturo era director de bienes nacionales, vivía en una casa común y corriente en el barrio Recoleta y un fin de semana nos invitó a ir a dar un paseo a pirque. Resulta que iba muerto de miedo porque estaba usando la camioneta fiscal un día domingo, en esos años las camionetas del estado tenían un disco que las identificaba, y se exponía a sanciones si alguien lo denunciaba. Eran otros tiempos.

Ahora los políticos se han dedicado a acumular privilegios, a no hacer la fila, estacionarse donde se les antoja, cobrar sueldos principescos, vivir casi gratis en casas fiscales, educarse gratis en las mejores universidades del mundo ¡que rico ser político! no pido que me den sino que me pongan donde haya.

En fin, no he escrito nada nuevo ni muy original hasta ahora, son cosas que vemos todos los días y que la gente de algún modo las acepta dándole el voto a los ladrones de siempre, una y otra vez. Pero hay algo de lo que no se habla mucho aunque es consecuencia de todo este asunto: está llegando a Chile cantidad de gente con doctorados de universidades de prestigio mundial, pero con capacidad intelectual y profesional muy limitada, y esos mismos se están haciendo cargo de la administración del estado.

Estuve conversando hace unos meses con un amigo peruano que venía llegando de su posgrado de la universidad de Oxford y me contaba que los dos grandes filtros allá eran la plata y la capacidad, en proporción 80-20. Uno de sus profesores se lo había expuesto francamente "aquí el 80% estudia y se gradúa porque puede pagar la enorme cantidad de plata que cuesta, el 20% restante son los futuros premios Nobel o investigadores de punta en el mundo, esos estudian gratis".

El caso es que nos está llegando de vuelta ese 80%, con una inmensa mochila de compromisos e intereses creados a cuestas a hacerse cargo de la alta administración del estado, francamente preferiría mil veces a cualquiera medianamente competente y honrado aunque venga de la más piñufla universidad chilena.

Durante el Gobierno Militar se hicieron las reformas estructurales que nos llevaron de ser la economía más pobre de América Latina a la más próspera: liberación de precios, apertura comercial, reforma previsional, laboral, minera, ningún economista profesional con mínimo prestigio ha propuesto revertir esas reformas.

Llegó la democracia y los políticos (hablo de izquierda y derecha) intentaron hacer sus propias reformas estructurales: educación, proceso penal, salud, transantiago. Puros fracasos, cada reforma nos ha costado billones de dólares para que todo siga peor que antes.

Esa es la consecuencia de haber colocado a los primeros hijos, primeros nietos, primeros cuñados, amigos íntimos y sus familias en la administración del estado. Ese es el real problema los que diseñan e implementan las políticas son incapaces.