Pero eso no era todo, mientras discutíamos sobre intrincados asuntos filosóficos, se apareció por el café el Pato Bastian, mi compañero y amigo, con el que tratábamos de sobrevivir en 1989 durante los primeros años de la universidad. Más de 20 años que no nos veíamos y me estuvo contando sus aventuras de su trabajo en las Naciones Unidas, los viajes y el interesante doctorado que está terminando este año.
¡Como lo envidio maldita sea! ¿Porque gana plata? No; ¿Porque tiene muchos títulos, un buen trabajo y ha viajado mucho? No; ¿Porque es Vicerector y está terminando su doctorado? Tampoco. Lo que me pudre de envidia es que tiene pelo, mientras yo me estoy quedando pelado ¿como lo hizo? ni idea pero está igualito, tiene todo el pelo que a mi me falta, ah me pudre la envidia, maldito pelucón. En fin, que buen rato pasamos recordando cuando fuimos flamantes empresarios con el clandestino Instituto Preuniversitario:
Una profesión es la llave
Que le abrirá muchas puertas
No confíe en la casualidad, prepárese
Bueno, pasados los años lo vemos como una época muy feliz, nos acordamos solo de lo bueno pero también fueron años de mucho miedo, cuando nos jugábamos la vida en cada prueba y comíamos menos que Ghandi. No todo tiempo pasado fue mejor, aunque siempre recordamos lo bueno. En fin, un gran alegrón haberme juntado con el Pato después de tantos años.
Y así nos dio la medianoche, yo volvía a la casa, caminado igual que Kung Fu, cuando me encuentro con mi compadre el Chicha Ahumada, con quien no nos juntábamos hace un par de meses y préstamente me invita a un trago. Nos fuimos al Cantaverdi, que era lo único que estaba abierto, decorado con corazones y lleno de parejas celebrando el día del amor ¡parecíamos gay celebrando el día de la diversidad! que diablos, todo sea por tomarse un trago.
Y así pasó otro día de la más absoluta flojera. Llegué tarde y un poco maharishi a la casa, me acosté y me quedé dormido enseguida. Acabo de despertar y como nunca me acuerdo perfectamente de lo que soñé: se me apareció mi tío abuelo el Monseñor, para retarme y pedir explicaciones por que había escrito tantas burlas con la historia de su vida. Me acordé que es milagroso y -para que no se enoje- hice esta foto donde aparece retándome mientras yo escucho obediente. Con la Iglesia no se juega. Ya pues Monseñor, un milagrito para mi pues.
Yo tengo el problema contrario con el pelo. Cada vez me salen más y por todas partes. Y cada día más blanco. Pronto deberé cortarme las cejas para que no me dificulten la visión. Hace poco sentí un bicho que me caminaba por dentro de la oreja. Comencé a tirarlo hasta que lo saqué. Era un pelo blanco, grueso y duro como alambre. Hace más de 10 años que me corto los pelos de la nariz. Pronto deberé comenzar a cortarme también los de las orejas. A veces desearía ser calvo.
ResponderBorrarjajaja ¡pelos en todas partes menos donde deben estar, en la cabeza! diablos, diablos, rediablos!
ResponderBorrarEn SESION 2~, EN MIERCOLES 1º DE JUNIO DE 1960, el senado de Chile rinció homenaje al fallecimiento del "escritor y profesor, Monseñor Luis Arturo Pérez Labra, fallecido recientemente". Flor de ancestro que tenís, we...
ResponderBorrarHey y dicen que hace milagros. Claro que a mi no me ha hecho ni uno todavía.
ResponderBorrar¡Ya pues tío, acuérdese de su sobrino pobre!!!
Ahhh...San Luis Arturo, patrono de los imposibles, búscame una veinteañera sin rollos con hombres casados y que no quiera tener hijos para tener una breve aventura extramarital. Veamos si es tan milagroso.
ResponderBorrarAh parece que en esos asuntos el hombre era experto, por algo acumuló tanta plata en herencias.
ResponderBorrar¡Perdón Monseñor, solo bromeaba, no se olvide de mi milagro tío querido!