08 junio 2012

Un encuentro nocturno

Se me había olvidado comentar sobre la muerte de Ray Bradbury, pasados los 90 años. Fue mi escritor favorito en los años 70-80, después dejó de gustarme y nunca leí algunos de sus libros más famosos como Farenheit no-se-cuanto o El Hombre Tatuado. Me dio la impresión que se había convertido en un novelista de ideas como Aldoux Huxley y esa clase de libros ya me tenían apestado.

Bradbury era un escritor con tremendo oficio y una prosa muy fluida. Uno de mis cuentos favoritos no es de ciencia-ficción, se llama "La dorada cometa y el plateado viento" y es parte de una colección de cuentos ambientados en China, es cortito y lo pueden leer aquí. Ese cuento lo usé en una de mis presentaciones para el proyecto de integración entre fronteras de Arica y Tacna, creo que salió muy bien. Aunque tuvo mucho éxito en ciencia ficción también escribió cuentos convencionales y conozco al menos uno de género del terror, que ya ni recuerdo como se llamaba.

Mi fascinación con Bradbury fue con la Crónicas Marcianas, cuyo atractivo tenía muy poco que ver con la ciencia o la ficción. Era una serie de crónicas sobre la imaginaria colonización de Marte por los seres humanos. Son historias cotidianas que podrían ocurrir en cualquier parte. Manejando por el desierto entre Arica e Iquique, pensaba muchas veces de los cuentos de ese libro, especialmente de Un Encuentro Nocturno o de La Mañana Verde, que podría estar perfectamente ambientada en la Pampa del Tamarugal, los que conocen el lugar me entenderán lo que digo: todo calza. Son cuentos cortitos y muy lindos, se los recomiendo.

Bradbury también escribió un libro con consejos para un aprendiz de escritor, se llama Zen en el Arte de Escribir. Allí cuenta su historia de como comenzó escribiendo cuentos para la revista -medio amarilla- Amazing Stories y como el hábito de escribir todos los días un par de miles de palabras le había facilitado la redacción.

Me consta que es así, desde que empecé a redactar todos los días -primero por trabajo y ahora de puro ocioso- para mi escribir resulta tan sencillo como conversar con un amigo. Aunque no tenga nada que decir o ponga puras estupideces la redacción sale de manera automática, creo que puede ser un hábito muy útil para cualquiera. Me gustaría tenerlo también en inglés pero todavía estoy lejos de eso. Hace como dos meses que no me animo a empezar otro artículo para I Love Chile. Creo que eso es todo lo que tengo que decir sobre Bradbury, a otra cosa.

Cuando pensaba que tenía todo dominado y bajo control me vuelve a aparecer una vieja espina. Me acuerdo que durante muchos años mi principal preocupación era que iba a hacer a la noche: con quien salir a tomar unas cervezas y cosas por el estilo, pero eso fue hace mucho tiempo, ahora se me acumulan cosas pendientes, la mayoría relacionadas con plata, trabajo o favores a los que estúpidamente me comprometo solo por no saber decir que no.

Ya había salido de varias cosas pendientes, tomé un par de exámenes de grado, hice otros informes, terminé un trabajo de acreditación y espero no tener que hacer -al menos por ahora- el otro que tengo pendiente. En fin, parecía que no tenía más problemas y me podría dedicar a las cosas importantes que quiero hacer.

Pero me acordé de mi casa rodante. Resulta que se la había prestado a mi amigo Nelson, que se murió hace un par de meses y tenía la desagradable tarea de recuperarla. La fuí a ver y estaba en un sitio del barrio industrial, abierta y convertida en una basura, con las molduras de plástico rotas y depredada por dentro, en fin, un desastre.

Como ando sin auto, solo ir al lugar es un problema, mucho más encontrar con que tirarla y traerla para mi casa. La idea me estuvo molestando durante meses, me tenía con dolor de estómago y no atinaba a hacer nada. HAsta que ayer decidí salir de mi estado de inmovilidad y ubiqué a mi amigo Pencho Hurtado, dueño de las gruas Delfin para contratarlo que tire la casa, un problema menos.

Hoy en la mañana fui al sitio donde está la casa con los papeles para hablar con el dueño -que ni sabe que yo existo- pero no había nadie. Tendré que insistir mañana. En fin, es el dolor de cabeza que me queda pendiente. Cuando la traiga a mi casa y por lo menos la deje limpia me voy a sacar un gran peso de encima. Por mientras seguiré con dolor de estómago y rascándome por la maldita alergia nerviosa, que diablos.

Creo que lo pasé tan bien los cuatro o cinco años que viví en la playa en la casa rodante que por ley de las compensaciones debería tener los mismos años de molestias y malos ratos para reestablecer el equilibrio. No se puede pasar siempre bien, no tendría gracia.

6 comentarios:

  1. ¿y le conviene recuperarla? Aprender a tirar las cosas es toda una filosofía de vida.
    Bueno Bradbury. Yo también me cansé de él - pero ya no recuerdo porqué. creo que estaba incluído en las lecturas del secundario y, por supuesto y como Ud. suele afirmar, eso lo desprestigió totalmente.

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  2. Creo que tengo que recuperarla, perdería muchísimo si no lo hago, solo que lo tendré que hacer con mis propias manos, y bueno, yo soy medio flojo ¿sabes? ;) Me falta arremangarme las mangas, eso es lo que más me cuesta, después no me para nadie.

    Cierto que a Bradbury lo daban como lectura obligatoria en los colegios, y después venía el interminable y estúpido "análisis". Buen punto, tal vez por eso dejó de interesarme.

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  3. Fui un avido consumidor de literatura de anticipacion o sci-fi en mi niñez y adolescencia ( el porno vendria despues) y R. Bradbury estuvo entre los grandes junto a Asimov, Clarke, Aldiss, Sturgeon y tantos otros que por una coleccion Nebulae que me fue regalada (en edicion de pulpa) pude disfrutar y muchos mas tarde, ver convertidos en malas versiones en el cine. La verdad es en aprte mi proyeccion laboral y gustos tuvieron con el soñar con el futuro y sus avances, mas la fantasia necesaria para viajar entre mundos y sistemas o bien convivir entre robots y manifestaciones tecnologicas, que por el año en que fueron escritas (decadas entre los 40 y 60) tenian muy fuertemente marcadas la guerra nuclear y la carrera al espacio y la luna posteriormente. Grandes compañeros para estimular la imaginacion y porque no decirlo, darme alguna ventaja por conocer lo q muchos años despues seria cosa cotidiana, tales y como internet, tecnologia de comunicaciones y computadores. Como todos los autores tuvo obras cumbres y otras quizas menores pero solo habernos entregado las cronicas marcianas se merece un lugar junto a los grandes del genero.

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  4. Yo igual Christian tuve el peak de admiración por Bradbury en mis años del liceo. Lo que más me impresionó es que incluso en la colonización de Marte la gente iba a tener los mismos problemas sentimentales, económicos, nostalgia, las mismas cosas que tenemos ahora. Jamás lo había visto de esa manera, seguramente por eso me gustaron tanto las Crónicas Marcianas, creo que es una serie de cuentos impresionantemente buenos.

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  5. Bradbury es un costumbrista en ropaje espacial - cosa que han sido muchos escritores de ciencia ficción. La crítica de costubres o la crítica social pero aparentemente desacoplada de la realidad. Gulliver y sus viajes ¿no son para criticar las cortes inglesas de su época? HG Wells, en la máquina del tiempo, habla del conflicto entre clases sociales (los eloy y los morlocs) El planeta de los simios advierte sobre la locura de la guerra nuclear. Es muy apropiado el género para la crítica social y política. Ulschmidt.

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  6. Cierto, cierto. Otro caso notable es Aldous Huxley con "Contrapunto" y "Mundo Felíz". Claro que Bradbury al principio -en las Crónicas Marcianas- era más costumbrista y después se fue tirando para la crítica social con Farenheit y el tatuado, ahora me doy cuenta por que me apestó, había leído muchas de esas novelas de Huxley, Wells, Swift y ya estaba chato con los ensayos novelados.

    Aunque todavía re-leo con placer sus cuentos.

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