Recuerdo que el primer ministro de hacienda en democracia fue Alejandro Foxley, que había sido el más feroz crítico de las políticas económicas y sociales del Gobierno Militar. Pero no se demoró diez minutos en cambiar de opinión y apenas asumió el puesto dijo que en lugar de hablar de una "deuda social" prefería decir que hay que "invertir en la gente". Era claro, la "deuda social" significaba reivindicaciones y vuelta al sistema dominado por los sindicatos antes de 1973, que habría colapsado rápidamente a la concertación. Y Felipe Gonzalez ya les había contado lo conveniente que resulta hacerse amigo de los ricos conservando la retórica de izquierda.
Entonces se creó el FOSIS con la idea de "invertir en la gente". Pocas empresas en el mundo han hecho tan malas inversiones y viven para contarlo. La idea de FOSIS era del más puro espíritu de la CEPAL: ejecutar programas y proyectos que mejoren la capacidad de los pobres para salir por si mismos de su situación, pero la innovación es que estos programas iban a ser de ejecutores privados que se adjudicarían en licitaciones públicas bajo un estricto control de metas y presupuestos. Estos organismos privados serían los institutos de capacitación llamados OTEC.
Yo conocí muy bien el sistema porque enseñé en esos cursos desde el principio, en los primeros programas de Chile Joven y para Jefas de Hogar. En verdad me encantaba hacer esos cursos a pesar que la plata era miserable y el trabajo muy difícil. Incluso hace uno o dos años atrás volví a enseñar en un programa para que los jóvenes tuvieran la "licencia internacional de computación" o algo por el estilo, una idea notablemente inútil promovida por la Fundación Chile.
Enseñar en una OTEC -para mi que soy perfeccionista- me causaba una exitación parecida a entrar a una pelea de box o una corrida de toros: todo puede pasar, los alumnos son muy difíciles y el profesor no tiene ni una de las garantías de enseñar en la universidad. Allí los títulos no valen nada y es como entrar a una jaula de leones sin silla ni látigo. Nunca entré a una clase de esas sin miedo. Pero cuando me los tenía atentos y convencidos la sensación de poder es difícil de explicar. Además que con los años me encontré con algunos -muy pocos, claro- que siguieron progresando y les fue bien en lo económico, eso doblaba la satisfacción.
La cosa es que conocí muy bien los programas FOSIS y las OTEC que son verdaderos institutos del hambre donde todo se hace a pulso. La mayoría de los institutos tienen al dueño, una secretaria y con suerte un contador que operan un verdadero Circo Chamorro donde todos hacen de todo: el dueño y el contador hacen las clases, se consiguen profesores a US$ 16 la hora, hacen clases en salas y talleres arrendados a un amigo, para que hablar de la secretaria que se lleva el 90% de los trabajos.
Las OTEC son starving schools que obviamente no pueden dar buena capacitación. Y no es por que no quieran: sin plata para infraestructura, con profesores mal pagados y todo el personal sobrecargado, a duras penas estas micro-empresas pueden cumplir con los requisitos formales para que les pasen el cheque. Muchas veces los cursos para salir de la cesantía los hace un profesor cesante que se está ganando un cachito. Al menos el tipo sabe de lo que habla.
Hace unos meses le ayudé a un amigo que tiene una OTEC a postular a un programa, no los aburriré con muchos números pero les diré que eran grupos de 50 alumnos durante 7 meses, el FOSIS pagaba US$ 2160 por alumno, de esa plata había que darle US$ 1.250 al alumno para que compre equipamiento para su emprendimiento, con los US$ 910 restantes había que pagar a los profesores y una multitud de gastos y subsidios para los "beneficiarios", incluyendo hasta un pequeño sueldo mensual por estudiar. Al final, después de 7 meses atendiendo a 50 alumnos a la OTEC le quedan menos de US$ 10.000 de utilidad bruta, ¿Que calidad de cursos pueden dar ganando esa plata? Ninguna, las OTEC son en su mayoría empresas de sobrevivencia, al menos las que trabajan con FOSIS.
Entonces, en los grandes números, ningún programa FOSIS cumple con su objetivo y se limitan a hacer evaluación de los aspectos formales: si se hicieron las clases, si se colocó el pendón, si no se robaron la plata de la movilización, etc. Sin contar que los objetivos casi siempre son pobres o irrealistas y las metas poco ambiciosas.
Resulta que cuando Fernando Flores estuvo en la Fundación Chile, vendió la idea que si se hacían cursos de "emprendimiento" Chile se iba a repletar de clones de Steve Jobs y de Bill Gates. Una de las tragedias de Chile es la enorme cantidad de gente que compró es idea absurda y hoy se gastan fortunas en "enseñar emprendimiento" con presupuestos ridículos en micro empresas (OTEC) que mejor estarían de beneficiarias que de prestadoras de servicio. Bueno, pensándolo bien, de alguna forma son beneficiarias. Y en eso terminó la idea de "invertir en la gente" de Alejandro Foxley".
Ahh..., Fernando Flores y sus delirios de grandeza y arrogancia, iluminándonos con sus epifanías. A propósito hace tiempo que no se escucha algo de él. Creo que Piñera le dio un cargo en el cual no se ha lucido mucho. Que bueno.
ResponderBorrarSi, en Arica hizo algunas cosas buenas pero con el cuento del "emprendimiento" se cayó feo. Parece que está viviendo en USA desde hace años, dedicado a sus negocios, al menos su web de allá todavía funciona http://www.pluralisticnetworks.com/?q=home
ResponderBorrarLo que conversabamos... si las empresas entregan un perfil... y un numero de cupos... el fosis te da el fondo para capacitar y evaluar a los postulantes ... y el premio de los x que cumplen es entrar a trabajar. Otro gallo cantaria.
ResponderBorrarsolo capacitas para puestos de trabajo reales, y los mejores obtienen el trabajo. el resto, un certificado de participacion.
pero eso es hacerlos competir, que horror,, malvado capitalismo que se come a la gente.
Si Nervio, eso mejoraría mucho, incluso yo he pensado que es similar al asunto de la educación subvencionada donde se subsidia a la oferta.
ResponderBorrarSi al trabajador, al cesante o lo que sea, le entregaran un voucher para que se capacite en lo que y como le parezca mejor muchas empreas se podrían acreditar para ofrecer trabajos de aprendiz, sea para desempleados o para sus propios trabajadores que desea ascender. La condición sería que el aprendiz quede por lo menos con un contrato de un año después del aprendizaje o que el que trabaja obtenga su ascenso dentro de la empresa.
Así la plata cumpliría su finalidad, los cursos serían útiles y los resultados estarían garantizados. No se si es muy tonto lo que digo.
es que emulandote
ResponderBorrar"te saltas al intermediario"
al coimisionista
el facilitador
Uh claro, la sagrada coima. El derecho de pernada.
ResponderBorrarMe parece todo un loable esfuerzo, y algo saldrá - aunque fuera un emprendedor entre cientos - cada tanto. Y gente más capacitada para cualquier trabajo.
ResponderBorrarDandole vueltas al asunto creo que el empredorismo, capital semilla, fomento, etc... habría que aplicar como a las fundaciones en USA: se descuentan de impuestos y la gente elige a quien donarle.
Im tìpo con plata debería poder deducir algo o diferir el pago del impuesto de una ganancia si lo invierte en una empresa nueva a su elección. Si invierte mal, pierde mucho más que el diferimiento de impuestos. Si invierte bien recupera mucho más.
Claro Ulschmidt, la pregunta es si ese emprendedor entre cien no habría salido igual aunque no hubiese ido a la OTEC a que le hicieran las malditas clases a 100 tipos con plata de los impuestos. Son programas que prácticamente no se evalúan de acuerdo a lo que se espera de ellos.
ResponderBorrarAdemás que yo creo que las clases de emprendimiento se parecen a esos libros "hágase rico rápidamente" donde el único que se hace rico es el que escribió el libro. Tal vez deberían gastar la plata en enseñar cosas más concretas.