01 noviembre 2012

De todo, menos dinero


Ah, tengo exceso de temas. Había escrito algo sobre el modelo de Solow pero una pregunta también me trajo el recuerdo del libro "De todo menos dinero" que leí cuando era chico -hace muchísimos años- en las Selecciones del Reader´s Digest. El libro era impresionante porque contaba la biografía de un tipo que creció en el barrio judío de Broklyn en los años 20 (cuando los judíos todavía eran pobres). La cosa es que a medida que leía iba reconociendo cosas de mi propia vida, cuando tenía de todo menos plata. Me gustó mucho.
Busqué en Internet y me encuentro que el libro lo escribió Sam Levenson y fue publicado por primera vez en 1949 con gran éxito, de hecho tuvo 40 ediciones, la última fue en 1965. Consta de cuatro partes y yo solo leí la primera donde hace un recuerdo autobiográfico de su niñez, en lo que hoy día sería llamado un estado de pobreza "abyecta". Es excelente porque puso en palabras muchas cosas que yo he pensado desde chico, el libro ya no se encuentra pero en este blog pueden ver varios extractos interesantes. Bueno, de allí saqué una parte que -a pesar de su estilo gelatinoso- dice cosas interesantes respecto de la educación que deben recibir los niños, sin más preámbulos, aquí va:
Creo que cada niño recién nacido llega a la tierra con un mensaje que entregar a la humanidad. Apretado en su pequeño puño tiene una partícula de verdad aún no revelada, alguna pista que falta, que puede resolver el enigma del destino del hombre. Él tiene una cantidad limitada de tiempo para cumplir su misión y nunca se tiene una segunda oportunidad - ni el ni nosotros. Él puede ser nuestra última esperanza, debe ser tratado como un superior sagrado.
En un cosmos en el que las cosas parecen tener sentido, ¿cuál es su significado? Nosotros, los más viejos y presumiblemente más sabios, debemos encontrar la llave para abrir el secreto que cada cual lleva dentro de sí mismo. La cerradura no puede ser forzada. Nuestra misión es ejercer el tipo de atención amorosa que le pedirá al niño abrir el puño y ofrecer su verdad, su individualidad, el átomo irreductible de su yo. Debemos proporcionar el tipo de ambiente en el que el niño con gozo entregará su mensaje a través de libre realización.
Cuando nace un hijo le damos un nombre público. Esto le proporciona sólo la identificación provisional hasta que encuentre su propio y verdadero nombre, su potencial al nacer es completo, nos damos cuenta de que él, su obra y su nombre se hacen uno. El haber vivido sin haberse "hecho un nombre por sí mismo" es como haber muerto al nacer. No podemos permitir que nazca como VIP y muera como un anónimo, a menudo ignominiosamente. No podemos permitirnos la pérdida de una sola alma. Ya hemos perdido demasiadas.
P.D. ¿de quien es la Agencia Orbe? Retomando la novela de misterio sobre el Barón Antal Lipthay Velus, Director de Dinacos durante el Gobierno Militar y antiguo dueño de la Agencia Informativa ORBE Latinoamerica, veo en Internet que entre 1990 y 2010 fue de propiedad del ingeniero comercial don Fernando Malatesta García. Ahora acabo de ver en Cryptome un anónimo diciendo que ORBE es de propiedad de la CIA ¿de quien es la agencia ORBE entonces?

2 comentarios:

  1. Muy apropiado Sam Levenson, sobre todo para el Baby Boom y la Guerra Fría.

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  2. Si Ulschmidt, incluso para mucha gente de ahora que hablan de la pobreza como verdaderos eruditos sin haberla conocido ni a kilometros de distancia. Vengo llegando de Tacna, cansado como perro, hard day´s nigth

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"