El debate, el Nobel y otras yerbas

Hoy fui a cobrar mis dos dólares con cincuenta centavos de honorarios a la universidad y había una gran cantidad de gente, recordé que el Tomás Jr me había dicho que había un debate con los candidatos a diputados, Fernando Cabrales me dijo que por que no íbamos y como se dijo se hizo, para allá nos fuimos.  Justo andaba con la cámara y así es como pude documentar esta fiesta de la democracia. Salió bien divertida, al final sale el Tomás Jr. pituteando en la consola, no me extraña nada que tuvieran tantos baches.

Hay ocho candidatos para dos cupos, al debate fueron cuatro de los que conozco a dos: Luis Rocafull y Nino Baltolu. Con Rocafull fuimos compañeros en electrónica el año 1978 y desde entonces no lo veía, así es que estuvimos conversando un rato, creo que voy a votar por él por tres poderosas razones: a) fuimos compañeros de curso el año de la pera, b) fuí compañero de Rocafull Jr. en el MBA y c) me cae bien. Claro que es del partido socialista pero que diablos, a estas alturas ya soy un facho ligth.

De los otros candidatos solo puedo decir que -en mis tiempos hijitos- parece que habían más filtros, los jóvenes de izquierda eran mucho mejor preparados, no offense, pero si salió elegido Orlando Vargas creo que cualquiera puede ser diputado y muchos ya se dieron cuenta de eso. En fin, me divertí con el video y me escurrí antes del cocktail para no tener que socializar.

Salió un comentario increíblemente mezquino y farandulero de José Gabriel Palma sobre el Nobel de Economía de este año. Los economistas pop atacan de nuevo, empezó con los hermanos Parisi y ahora quien sabe adonde irá a parar. Bueno, se me había olvidado comentar que uno de los Nobel de este año fue Eugene Fama del que comenté hace un par de años en este mismo Templo del Ocio sobre su teoría de los mercados eficientes. Finalmente le dieron el Nobel a él, a Robert Shiller que desarrolló una propuesta contraria y a Peter Hansen, por una contribución tan técnica que no la entiende nadie.

Este fue otro año de los economistas "empíricos", es decir los que pasan años recolectando series de datos, buscando correlaciones y haciendo teorías a partir de eso, Fama y Shiller son dos ejemplos típicos, Hansen también es de esta categoría porque investigó en los errores en métodos empíricos. Tal como lo fue Milton Friedman en su época, los number crunchers deben ser la rama que se lleva más honores pero también los que producen las teorías más dudosas. Hay varias otras ramas o estilos de hacer economía, como los economistas del bienestar, del desarrollo y los filosóficos como los Austriacos o los marxistas, cuando existían.

Yo le creo poquito a los empíricos, la mayoría aunque tengan mucho entrenamiento matemático parecen ignorar cuestiones bien básicas sobre la validez de las conclusiones  a partir de un modelo, en este sentido los econometristas y economistas matemáticos terminan usando los números y estadísticas para darle prestigio a sus prejuicios. Por algo ninguna ha inventado la fórmula para hacerse rico y parecen muy lejos de encontrarla.

Mi amigo el arquituerto me envía un link a un buen artículo de Hans Eben llamado El espejo retrovisor en el umbral del desarrollo, del que copiaré un par de párrafos:

Nunca antes Chile ha estado tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de cruzar el umbral del desarrollo, al rozar un ingreso per cápita de US$ 20 mil, lo que convierte a nuestro país en la primera nación latinoamericana en lograrlo. Sin embargo, en los últimos meses, Chile ha frenado su velocidad crucero en la autopista del progreso al conducir con el ojo puesto en el espejo retrovisor y revivir el pasado que incita un viraje brusco a la izquierda.

(...)¿Cómo se explica esta frustración crónica que el país ha debido enfrentar? En Chile, el consumismo llegó antes que la educación, y esta combinación perversa explica toda la frustración de una clase media que subió rápidamente, pero sin educación. La fórmula consumismo + creditismo - educasión (con s) = frustración, explica en gran medida la situación vulnerable y frustrante del chileno de hoy, presa fácil del populismo político. Pero no podemos gobernar para la calle y con la calle, que clama por más derechos sin mayores obligaciones.

Creo que es una explicación que casi todos compartimos en general. El problema es que si somos como 18 millones de chilenos, existen también 18 millones de diferentes ideas sobre lo que significa "buena educación" y eso hace perder bastante fondo al artículo. Si existiese un concenso en torno a lo que significa buena educación muchos de nuestros problemas estarían resueltos y no tendríamos que tragarnos al muchacho que nos daba lecciones acerca de la "lucha de clases", Dios mío, ¿habrá leído en su vida algo que no sea un panfleto? ¿habrá tenido una idea propia en su cabeza alguna vez? Los muchachos de entonces ya no somos los mismos.