El día de un trabajador

Anoche terminé muy tarde, me decidí hacer todo lo que estaba dejando para mañana y para pasado mañana, así es que me encerré en el bunker y me puse de cabeza a hacer todas las cosas desagradables que me estaban esperando. Este insólito quiebre a mi habitual molicie, fue gracias a un avance que recibí de un alumno al que le estoy guiando su tesis.

Resulta que mi regla de hierro es responder siempre en el mismo día en que me llega la consulta y su avance era un desastre, el material no era malo pero estaba organizado en un desorden y confusión espantosos, no me quedó otra que arremangarme las mangas y empezar a picar, en un par de horas ya estaba listo y contestado.

El trabajo de guiar tesis me encanta pero tiene sus complicaciones. De partida tengo tres clientes con requisitos diferentes: el alumno necesita que le ayude a escribir el marmotreto, la escuela de negocios -la que me paga- necesita que lo tenga finalizado dentro o antes del plazo y la universidad necesita que la tesis cumpla con los estándares de calidad académica.

Tres clientes con intereses contrapuestos porque el alumno quiere hacer el maldito trabajo con mínimo esfuerzo, la escuela de negocios que lo termine en tres meses en lugar de seis y la universidad que resulte un libro digno de candidato al premio Nobel. Todo eso tengo que equilibrarlo y como me gusta hacer las cosas bien lo primero es jamás retrasarme o acumular tesis: se me haría inmanejable. Otros profesores se preocupan solo por un cliente: el que paga, y eso explica a veces la mala calidad de los trabajos.

Pero ya me estoy desviando, la cosa es que después de despachar ese asunto me acordé que tenía que terminar mi proyecto para el 2015 y -la verdad- lo estaba dejando hace tiempo para mañana y para pasado mañana, como me pasa siempre que tengo que hacer las cosas que no me gustan. Porque justamente me faltaba lo que menos me gusta: la planificación, presupuesto y flujo de caja, cosas fáciles pero a la vez complicadas, llenas de "cocina" y detalles. Cuadrar un flujo una y otra vez es una de las actividades más desagradables que conozco.

Pero agaché la cabeza y para adelante, mal que mal ese puede ser mi almuerzo para el par de años que vienen, . A la noche ya tenía terminado el maldito asunto y un peso menos encima. Luego empecé otro proyecto que ofrecí hacerles gratis a la junta de vecinos del pueblo de Tacora, para electrificación fotovoltaica, a esas alturas ya estaba como maquinita así es que lo dejé bien avanzado, solo me falta lo más desagradable que son... los flujos, la planificación... Ah diablos, hasta ahí llegué.

Ya era de madrugada y me acordé que tenía pendientes tres clases del extraordinario curso Introduction to Classical Music del profesor Craig Wright de la Universidad de Yale. Es uno de los cursos que más he disfrutado en Coursera pero tiene una cantidad enorme de pruebas así es que toma mucho tiempo, casi a las 4 AM lo despaché, quedé al día con los quizzes y me fuí a soñar con los angelitos. Desperté cerca del mediodía y al revisar el mail veo una reunión para las 12:30 AM... no hay como.

También recibí hace poquito un mail de mi amigo Alfredo Zamudio con el dato sobre un artículo interesante: Building Sponge City: Redesigning LA For Long-Term Drought, que propone mejorar la absorción de agua en el subsuelo de la ciudad de Los Angeles. ¿Es una buena idea? ¿Podría ser imitada en Arica? es un asunto muy interesante porque permite ir a las raíces del problema llamado "sequía", da para una entrada completa y ya he escrito demasiado por hoy, así es que seguiré procastinando. Lo dejo para mañana, o pasado mañana. Hasta entonces.