Anteayer tuve una agradable sorpresa, recibí un par de ejemplares de "Iquique, las calles y las palabras", el último libro del escritor iquiqueño Bernardo Guerrero, quien tuvo la gentileza de dedicarme uno a mi y otro para que se lo mande a don Fredy Gambetta, cosa que acabo de hacer. Ahora estoy terminando de leer el libro que para mí ha resultado una delicia, porque habla de muchas cosas que conocí de primera mano, los años que viví en la tierra de los come-burros.
A propósito de eso, no puedo dejar de recordar la rivalidad histórica entre Arica e Iquique, los llamos y los huecos como se denominan mutuamente y de manera despectiva, tienen la obligación histórica de odiarse, se supone que somos los enemigos hereditarios.
La rivalidad a mi no me toca porque el futbol -que es su origen- me importa un comino, aunque cuando vivía allá la usaba para enfurecer a mis amigos. Recuerdo que cada fin de semana en que venía a Arica pasaba por la oficina y los módulos repitiendo un discurso parecido "me voy por fin de este agujero pestilente, pueblucho con olor a pescado podrido, vuelvo a Arica, a la tierra de leche y miel, el mundo civilizado me espera. Adiós para siempre, come-burros". Era muy divertido porque me tiraban cosas y casi siempre tenía que salir corriendo, desde una distancia segura les gritaba "¡huecos, huecos!".
Otras veces llegaba gritando "¡Atención, atención, todos de pie que vamos a intepretar el himno de Iquique:
Estamos con la mierda hasta el cogote
¡Iquique, Iquique, Iquique!
Ahora vamos a cantar el himno de una metrópoli civilizada
Es tu lema la Paz es tu grito libertad, tierra señalada de inmortalidad
Aricaaa, siempre Aricaaa, siempre arica hasta morirrrrr". Ah que manera de reirnos. Una vez en represalia me amarraron en una "mula" de carga y me metieron bajo la ducha con ropa y todo.
Pero la verdad es que adoro a Iquique, me muevo allá como en mi casa, tengo recuerdos y amigos de primera de los años en que hacía como que trabajaba y hacían como que me pagaban en la Zofri. Hasta he escrito un par de entradas sobre lo mismo como esa Te llevo dentro del corazón. Iquique fue maravilloso y lo sigue siendo a su manera, incluso con los horrendos condominios, los antiguos bares convertidos en "pubs" y los rotos con camioneta de las mineras. Siempre ha sido un lugar de contrastes, lo único que no soporto es la cantidad de flaites que importó el loco Soria para que votaran por su hijo ¿para que sirvió? solo para hacer una sucursal del cartel de La Legua en Alto Hospicio, eso si que fue maldad.
Pero el libro de Bernardo, que describió muy bien toda esa metamorfosis en su best seller "Del Chumbeque a la Zofri" (si tienen oportunidad de comprarlo no se lo pierdan), habla más del Iquique de antes, tal vez de fines de los setentas y de los ochentas que yo alcancé a conocer bien, también de mucho antes, que no conocí por mi extrema juventud. La cosa es que el libro es divertido y encierra verdades del porte de un buque, muchas cosas sobre nuestra manera de ser que se pueden aplicar a casi cualquier ciudad del Norte Grande, porque aparte de las rivalidades del estúpido fútbol, tenemos muchísimo en común.
Más que hablarles del libro les voy a dejar unos párrafos para que se hagan la idea, seguro que los que son de estos lados o los que están interesados en entender como es la vida en el desierto lo van a disfrutar mucho, en fin, aquí voy:
- Una moral católica compatida por anarquistas, comunistas y masones. Pero que se ensaña con los pobres (...) Homosexuales y lesbianas se mantienen invisibles. No hay lugar para ellos. Y menos en el Norte Grande que se supone es tierra de hombres machos, viriles y chilenos. El ideal de la chilenidad se asienta sobre la figura del huaso y la china, esa imagen se construye desde el centro del país.
- Somos hijos de la crisis. Y en el cajón del ropero guardamos una bandera negra por si acaso. Desconfiamos del centralismo y de sus representantes. Hemos aprendido algunas lecciones. Ya no le damos guayabas a cualquiera. El iquiqueño nace y se hace. Estos últimos, a veces, son los más irreductibles. Santiago Polanco fue uno de ellos. Somos changos por nuestro amor a la playa. Descendemos de los lobos marinos por nuestro amor a la siesta.
- Arribar a la ciudad es arribar a una ciudad cautiva. "La ciudad está en un hoyo", dicen los que por primera vez la visitan. El cerro y el mar condicionan la geografía. (...) Imagen que el sentido común local sintetizaría en una sola frase: "Los que vienen a Iquique, llegan llorando y se van llorando" (...) Para quedarse, además, hay que comer guayaba, afirma el otro cliché local. (...) Las ciudades del norte tienen esa rara cualidad, pueden ser vistas desde la altura (...) Mirar la ciudad desde la altura es algo que no hacemos cotidianamente. Pegados al asfalto o a las veredas de maderas la recorremos a ras de piso.
P.D. se me olvidaba comentar que en la página 87 aparece mencionado mi compañero Oscarini Ahumada ¡que buena!
yo creo que uno ama la imperfeccion. Sea Iquique, arica, calama.. Yo como nortino me acostumbré al desierto y su "belleza". Y he tenido que aguantar tambien ver el lado feo de este entorno. Estuve un corto tiempo viviendo en providencia, stgo y creanme que me molestaba ver que todo funcionaba bien, todo estaba limpio, cero hoyos en las aceras y calles, parques bien cuidados.. nooo.. eso no era para mi.. jaja
ResponderBorrarEs típico molestarse entre amigos, aunque esas sí que fueron auténticas trolleadas XD.
ResponderBorrarLa verdad es que a mí igual me gusta Concepción pese a todos los defectos que pueda tener. Sigue siendo un lugar relativamente tranquilo con un buen clima. Volvería a Santiago sólo por necesidad nomás, porque cada vez me gusta menos. De hecho, la última vez que fui no pude evitar encontrarlo decadente. Llegó un momento que pensé que a lo mejor el centralismo no es del todo malo, si bien es cierto que muchas cosas necesarias no llegan acá por eso, seguro que algunas malas tampoco lo hacen, empezando por el Transantiago.
En fin, hoy voy a pasarlo bien, por fin cumplo 20 :D.
Frx, felicitaciones, los 20 se tiene una sola vez, por suerte ;-)
ResponderBorrarNo cantes victoria, si no les llega algo semejante al Transantiago, no dejara de llegarles algo peor en la marea estatizadora, mientras dure...
Muchas gracias Wilson y sí, hay que ser cautelosos, lo bueno es que los intentos de traer el transantiago a lo menos se han retrasado, porque del 2007 que vengo oyendo que lo van a traer.
ResponderBorrarLusho claro, uno ama también los defectos. Yo tendría que estar muy mal para vivir en Santiago, creo que me puedo acostumbrar adonde sea pero por mi libre voluntad ni a palos, sería un sacrificio casi insoportable, dos semanas aguanto allá antes de apestarme.
ResponderBorrarFrx, felicitaciones por tu avanzada edad, creo que cuando yo llegue a los 20 me voy a deprimir pero en fin, todos llegaremos a viejo. Hablando en serio, pásalo super y no tomes poco.
Wilson, al como dices: mientras dure, pero esas cosas no duran mucho, tienen la semilla de su propia descomposición jaja
Sr. Copresidente:
ResponderBorrarComo corresponde a todo buen Secretario de Estado de la corruptísima CSP, y más si, como en mi caso, es por partida doble, estoy poco a poco siguiendo los pasos de Su Coexcelencia, viviendo en todo Chile: así he sido vecino de las ciudades de Osorno, Santiago, Iquique y ahora Concepción. También, ciudadano benemérito de Frutillar, capital musical del sur de Chile.
En Iquique viví muy contento (salvo por los precios de las propiedades y los innumerables flaites con plata), y ahora resido en Concepción, ya veremos por cuánto... hasta que el deber me vuelva a llamar. En todo caso, por mí ojalá no me traslade hasta un buen tiempo más, salvo, claro, a Osorno o a Puerto Varas hasta que me sepulten.
Algunas muestras de la idiosincracia de las ciudades donde he vivido se pueden resumir en:
- Osorno: similar a Santiago en cuanto a que sus habitantes suelen ser muy críticos de ella (pero adulan a Santiago), pero en este caso sí existe una alta emigración. Muy apegada a la vida rural en todas sus formas, y con hartos hidalgos (en el sentido original de la palabra: nobles venidos a menos)
- Santiago: todos la critican y dicen odiarla ("me arranco cada vez que puedo" es una frase muy común), pero muy pocos se van de ahí.
- Iquique: la ciudad donde más cuesta encontrar un iquiqueño, y los pocos que hay son todos algo caudillos o al menos dueños de la verdad.
- Concepción: al revés de Iquique, el penquista nace, crece y muere en Concepción. Es una de las pocas ciudades que tiene de todo y sus habitantes son de los pocos que se sienten orgullosos de ella sin caer en el chauvinismo.
Saludos,
El biministro.
Siempre debe existir el Otro Pueblo con el cual odiarse cordialmente. Caso contrario la vida es mucho más aburrida.
ResponderBorrarEstimado biministro,
ResponderBorrarClaro, en el ejercicio de sus delicadas funciones es primordial que Ud. viva a lo largo de todo el país y finalmente cuando viejito -te falta poco- te jubilas en tu tierra de kuchen, Fritz y Ottos.
Buena clasificación, dicen que Osorno es una ciudad muy desagradable para los que no son de allá, yo tengo grandes amigos en Purranque (Franco Bertolone, Frutillar y esos lados). Santiago para mi es un asco, aunque nací y me crié allá me fuí para nunca más volver, no la soporto. Iquique, bueno, hay iquiqueños pero están medio acorralados, es una tragedia lo que les pasó con la Zofri y especialmente la minería. ¿COncepción? tengo muchísimos amigos pencopolitanos, partiendo por el cabezón ese de cuyo nombre no quiero acordarme, el dr Nervio, Frx y tantos otros...
Ulschmidt, exactamente, todos necesitamos un antagonista, un némesis ¿no? sino la cosa sería muy aburrida
Jajajaja muchas gracias Tomás. Es genial juntarse con dos amigos, tomarse unas cervezas y echar tallas. Hay que celebrar mientras se puede :D.
ResponderBorrarHablando de avanzada edad, recuerdo que cuando estaba en el colegio, habían cabras que ya se sentían viejas a los 15 y lo más curioso es que lo decían medio en serio XD.