Sebastian Piñera y el interés nacional

Intereses nacionales
El interés nacional es un concepto que ha surgido por evolución de otros muy antiguos, Maquiavelo escribió sobre "la voluntad del príncipe", también se habla de "razones de estado", con la aparición del socialismo a partir de Rosseau se habló de "la voluntad nacional", en fin, si le dan un vistazo a mi entrada ¿Existe el Bien Común? verán que este concepto se parece al "bien común fuerte", o sea algo que es bueno para toda la población, sin excepciones. En esa entrada yo decía que el bien común fuerte es irrelevante por ser indisputado, porque todos están de acuerdo en eso, pero el interés nacional tiene una diferencia porque solo es bueno para los que viven en un país y no necesariamente para los que viven en otro.

Es más o menos evidente que el interés nacional de Estados Unidos es diferente del de Corea del Norte y ambos son diferentes a los intereses nacionales de Rusia. Eso es lo que hace que los intereses nacionales no sean triviales como el bien común fuerte, al contrario, son intensamente disputados. Ejemplo de intereses nacionales son el reconocimiento como nación independiente, la supervivencia, la integridad y control del territorio, el bienestar, progreso, crecimiento, la ausencia de guerras y conflictos internos graves, etc.

De los intereses nacionales salen las "razones de estado", motivos que a veces justifican que el estado rompa sus propias leyes ante una emergencia o amenaza grave, en lo que se conoce desde el tiempo de los griegos como los "estados de excepción". Durante un estado de excepción hasta la constitución se queda callada, mientras se resuelve el problema urgente que amenaza, por ejemplo, la supervivencia de la nación.

Sebastian Piñera
A estas alturas parece muy probable que Piñera será nuestro próximo presidente, bien por eso, pero no significa que nos tengamos que poner a aplaudir como calcetineras histéricas cada cosa que él hace. En este caso yo quiero explicar por qué su publicitada reunión con Barak Obama fue una torpeza y un daño para los intereses nacionales de Chile.

Un hecho objetivo es que las buenas relaciones entre Chile y Estados Unidos son tan indispensables para nosotros que se pueden considerar parte de nuestro interés nacional. Es el segundo cliente de nuestras exportaciones, buena parte de nuestro suministro de armas, así como los repuestos y mantención viene de ese país, Estados Unidos es el país más rico del mundo y es la economía potencialmente más sólida en largo plazo, etc. etc.

Otro hecho objetivo es que el actual presidente de ese país, Donald Trump, tiende a personalizar las relaciones entre países y no vacila mucho en aplicar sanciones económicas, especialmente contra países con economía más pequeña y dependiente como el nuestro.

Un tercer hecho a considerar es que existe una fuerte guerra interna en los Estados Unidos entre la presidencia y sus adeptos y los sectores progresistas, que quedaron enfurecidos tras la derrota. La cara visible de los progresistas es el ex presidente Barak Obama.

La publicitada reunión de Piñera con Obama no solo mostró su ya conocida torpeza, sino que es algo que perjudica los intereses nacionales. Piñera tendrá que gobernar a lo menos con tres años de Trump como presidente de los Estados Unidos, meterse -a título de nada- en conversaciones con Obama, que no tiene ninguna posibilidad de un cargo de poder en el resto de su vida, es un gesto tonto, inútil e inexplicable. No tiene nada que ver con la simpatía o antipatía que le tenga a Obama o Trump, un presidente debe mirar primero que todo los intereses permanentes de su país.

Piñera tiene varias cosas buenas. Por ejemplo su gobierno anterior fue muchos más honesto que cualquiera de los de la Concertación (para que hablar del último gobierno de Bacherlet), no estuvo cruzado por ningún escándalo equivalente al Davilazo de Aylwin, el perdón a un correligionario de Frei por trafico de drogas, el MOP-Gate o el escándalo de Corfo durante Lagos ni de los muchos robos y sinvergüenzuras de Bachelet. En ese sentido el gobierno de Piñera fue un enorme avance sobre los demás. También probó tener capacidad de gestión con la reconstrucción post terremoto, y liderazgo valiente en situaciones inciertas, con el rescate a los 33 mineros.

Pero también tiene su lado oscuro. Yo nunca he olvidado la encerrona que le hizo a Matthei cuando eran compañeros de lista en los noventas, que mostró una faceta de persona hipócrita, capaz de andar abrazado frente al público y acuchillar por la espalda. Peor aún, jamás lo vi disculparse públicamente por eso, al contrario, hizo un spin similar al que hace Boric cuando le enrostran sus raterías del supermercado.

Pero en fin, todos los políticos son más o menos así, eso no me preocupa demasiado. Hay una sombra peor en el carácter de Piñera, que lo ha llevado a cometer las estupideces más grandes, es una especie de necesidad psicológica de ser aceptado que va más allá del simple ego o vanidad que tenemos todos, es algo que le nubla el seso y lo hace cometer las torpezas más grandes.

Por ese raro complejo -que tal vez fue su motivación para entrar en la política- es que Piñera produce tanto rechazo en la gente, de manera parecida a algunos perros, que son más amistosos cuanto más los golpean, Piñera está dispuesto a hacer las cosas más absurdas tratando de atraerse a sus enemigos. Solo así se explican las declaraciones sobre "los cómplices pasivos de la dictadura", la persecución de militares en retiro, la repartición de bonos y beneficios asistencialistas, todas medidas torpes decididas por esa rara ansia de afecto y popularidad que es su principal debilidad de carácter.

Raya para la suma
Piñera está muy lejos de ser esa especie de super genio que dice su claque, sinvergüenzas, ambiciosos que están haciendo méritos para asegurarse algún puesto público en los cuatro años que vienen. Es un tipo con virtudes y defectos y sus ansias de aceptación son un defecto potencialmente bien peligroso porque eso lleva a la tendencia de llenarse de incondicionales. El síndrome de Hibris -que en algún momento afectó al general Pinochet- es un peligro que está siempre presente cuando llegados al poder se rodean de gente servil. Los aduladores y orejeros pueden ser útiles, pero solo hasta cierto punto, eso lo sabían bien los monarcas absolutos que se cuidaban de tener siempre a un bufón en su corte.

Mi raya para la suma es que resulta indispensable no solo elegir a Piñera para presidente sino también parlamentarios de derecha, sean como sean personalmente lo único importante es que apoyen y voten iniciativas de derecha que corrijan la multitud de estupideces que están dejando Bachelet y sus incompetentes. Eso debe hacerse por el interés nacional.

Yo en primera vuelta votaré por José Antonio Kast, que es una excelente carta a futuro pero como presidente ahora sería una desgracia, en segunda vuelta por Piñera y si Kast arma un nuevo partido político seré el primero en inscribirme y trabajar en él, por los intereses permanentes de Chile, para tratar que él sea presidente después de Piñera.