Cuando la política la hacen los jueces

En la última elección para presidente regional en Tacna, el candidato favorito era Lucho Torres Robledo, que había sido electo tres veces como alcalde y renunciado en su tercer período para presentarse a presidente regional. yo lo conocí cuando chambeaba por la Municipalidad de Tacna y él era alcalde, tengo muy buena opinión de su persona. Resulta que en octubre del año pasado, semanas antes de la elección, un oscuro fiscal adjunto de la sección especializada en corrupción de delitos funcionarios, resucitó una causa en su contra, que había sido archivada por el supuesto delito de venta irregular de un terreno.

Lo insólito del asunto es que a pocos días antes de la elección, la Fiscalía anticorrupción consiguió que un juez de primera instancia decretara la "detención preliminar" (arresto) contra el candidato a gobernador regional y otras 23 personas por el presunto delito de organización criminal, denominada "Los Limpios de Tacna". La detención se concretó el 23 de noviembre. El juez decreto "detención preliminar" por ¡treinta y seis meses! y en el operativo de detención participaron 38 fiscales y 200 policías.

Cuando fue la elección Torres había sido tomado preso pocos días antes, así es que no pudo ir en la papeleta, la abstención superó el 50 por ciento (en Perú el voto es obligatorio) por lo que -tengo entendido que según la ley electoral- los resultados debieron ser declarados nulos, pero el Tribunal Electoral se reunió y declaró válidos los resultados. Ayer leí que la Corte de Apelaciones había anulado el dictamen del juez por diversos vicios procesales, Torres y los demás recuperaron su libertad pero se torció la voluntad popular limpiamente, gracias a la jugarreta de un fiscal y un juez de primera instancia.

Me pareció un caso muy interesante. Un ejemplo de como la simple voluntad de un juez pudo influir para torcer una elección popular y colocar en el poder a alguien de sus simpatías aunque no tenía los votos.

Claro que también hay casos como el Lava-Jato en Brasil donde la corrupción de Lula, Odelbretch, Batista y otros poderosos era escandalosa e innegable. Si Lula no hubiese ido a la cárcel con toda la evidencia que había en su contra, partiendo por el fastuoso triplex que le regaló una empresa a modo de coima, habría sido una verguenza para Brasil y una burla para el sistema democrátco y los propios brasileiros. Una cosa es la "detención preliminar" para investigar un supuesto delito y otra cuando existe juicio y sentencia ejecutoriada, que ha pasado por todas las instancias de apelación.

Cuando la corrupción es escandalosa e imposible de negar, la justicia tiene el deber de intervenir, aún en contra de los más poderosos. El problema es cuando -por el contrario- son los fiscales y los jueces corruptos, que se creen que amparados en los fueros que les da su poder pueden armar acusaciones falsas, tendenciosas o groseramente parciales sin que les pase absolutamente nada. Entonces nos enfrentamos a un peligro que vemos hoy en Perú y que ya hemos visto muchas veces acá en Chile.

Fiscales y jueces politizados, resentidos y con mala formación profesional fueron contratados de manera masiva en Perú y Chile, donde se implementó prácticamente la misma reforma, en Chile la planta de jueces creció en más de un novecientos por ciento ¿de donde salieros todos esos nuevos jueces Marmicoc? No de una carrera funcionaria ni mucho menos, antes era sumamente difícil llegar a ser juez, el proceso era largo y empezaban como oficiales de sala, pasaban a secretario abogado, después de muchos años esperando que algún juez muriese porían al fin ingresar a la escasa planta.

A partir de la Reforma cualquiera, un curso express en la Academia Judicial, y con mostrar fidelidad perruna a las ideologías que enseñan se convierte en magistrado. Tener simpatías políticas de izquierda también ayuda mucho, porque todos los nombramientos -incluso bajo el gobierno de Piñera- pasan por un colador de pureza ideológica. Para qué hablar de los fiscales que son prácticamente un partido político como cualquier otro, con toda la corrupción que esto supone y sin ningún clase de control disciplinario. El Mnisterio Público es un vivero de corruptos y resulta admirable que unos pocos consigan mantenerse honestos en ese ambiente.

Los fiscales siempre tienen un ojo puesto en la carrera poñítica. Entonces tenemos que junto con los partidos políticos de derecha, centro e izquierda tenemos el partido de la fiscalía, que no hace leyes ni adminsitra el estado, pero es el brazo armado de ciertos partidos políticos porque maneja la polícía, las detenciones y el descrédito de las personas. Por eso el Miniterio Público contrata "rostros" de la televisión para que les enseñen a hacer "vocerías", su mentalidad es la de un partido político que busca ejercer o aliarse con los que ejercen el poder.

¿Para qué votar entonces, si un fiscal o un juez politizado puede meter a la cárcel al candidato pocos días antes de la elección? ¿Qué sentido tiene votar si por faltas mínimas, casi inventadas, condenan a algunos parlamentarios, mientras que a otros, inclusive a la ex-presidenta Bachelet que hicieron exactamente lo mismo las encubrieron y no las tocaron?

Los fiscales y jueces que abusan, hacen lo que quieren en la más completa impunidad siguiendo ese dicho atribuído al presidente Ibañez "yo soy amigo de mis amigos, enemigo de mis enemigos y con el resto soy justo", esos son uno de los frutos podridos que nos dejó la Reforma Procesal Penal. Curiosamente a partir de las reformas tanto en Chile como en Perú las ficalías y tribunales se han convertido en reductos de la izquierda, que hacen política sin tomarse la molestia de ganar elecciones.

Y siempre con apoyo de la prensa de izquierda, otro partido político