El Cuento Público

Si hay algo que realmente aborrezco es la "Cuenta Pública Presidencial", una absurda ceremonia copiada de una antigua tradición inglesa. Como siempre los chilenos copiones, desde tiempos remotos (en este caso la República Oligarquica) ya nos creíamos "los ingleses de América del Sur". Me parece que en la Pérfida Albion esa absurda tradición ya no existe, aunque en Estados Unidos todavía existe el Address to the Nation, donde el presidente despliega libremente su demagogia todos los años, igual que en Chile.

Claro que hasta allí nomas llegan las semejanzas, nuestra cuenta pública, como es hija bastarda, copiada por políticos mediocres, solo nos sirve para que veamos como se descompone el ambiente político en el país, año tras año. Esto no es nuevo, casi siempre estos discursos son un ejercicio de jactancia del presidente ante sus desilisionados electores, que solo sirve para reactivar el resentimiento.

Don Carlos Ibañez del Campo, militar y uno de nuestros caudillos políticos históricos, era hombre de pocas palabras y despreciaba esta tradición, en su primer mandato se dio el lujo de no ir a ninguna cuenta Pública, según leo en wikipedia:

"El mensaje que es presentado por el presidente, ha sido habitualmente leído por el mismo, y no es improvisado. Sólo el presidente Carlos Ibáñez del Campo, entre 1928 y 1931, se limitó a enviar la cuenta por escrito, sin concurrir a la ceremonia de apertura la legislatura ordinaria del Congreso Nacional"

He escrito muchas veces contra la inutilidad de esta absurda tradición pero, pensándolo bien, creo que responde a ciertas necesidades y debilidades de carácter que tenemos los chilenos derivadas de la gran hipocresía que cruza todo nuestro sistema social. ¿Como se explica sino que la gente crea que el presidente habla en serio cuando anuncia que bajará la cantidad de parlamentarios? Los parlamentarios de todos los sectores -que son los únicos que pueden decidir eso- se cortarían un brazo antes de recortarse la posibilidad de acceder a la montaña de privilegios que se han ido auto otorgando.

En esto no tiene nada que ver el color político, es transversal. No sorprende que muchos parlamentarios digan -de la boca para afuera- que ellos están por disminuir los cupos y bajar las dietas, así como sus escandalosos privilegios suplementarios, por si alguien lo ha olvidado el dipurado Milosevic en campaña dijo que el iba a regalar la mitad de su sueldo, otros payasos han declarado cosas similares, sabiendo que no existe la más remota posibilidad que eso ocurra. Que el presidente haya tenido la hipocresía de sumarse a eso, tratando de mitigar su creciente desaprobación, solo muestra que se está riendo en nuestra cara.

Todas la cuentas públicas son un despliegue de hipocresía, inútil porque solo unos pocos tontos lo creen. Jamás he escuchado un buen discurso de cuenta pública, incluso durante el Gobierno Militar esos discurso eran soporíferos recuentos, ¿qué otra cosa puede decir un presidente acerca de su trabajo aparte de echarse flores y justificar sus errores y los resultados mediocres? Arturo Prat, con su corta arenga de menos de un minuto, nos dejó un ejemplo perfecto de discurso: corto, preciso y lleno de contenido, si lo comparamos con las largas letanías de los discursos presidenciales nos dan ganas de llorar.

Pero volviendo al tema de las debilidades de carácter que nos hacen creer en estas cosas por un par de días, hasta que nos damos cuenta que era un engaño, creo que la mayoría de los chilenos vivimos esperando "anuncios del gobierno" que arreglarán de manera mágica nuestros problemas. Viviendo en Arica yo he visto, a lo largo de los años, esta clase de estupidez en la gente cada vez que viene un presidente a la ciudad y todos se ponen expectantes a esperar "las medidas" que les cambiarán la vida.

En el año 2009, poco más de 10 años atrás, yo escribí una entrada que se llamaba La visita del Gobernador Imperial a Nueva Melanesia, creo que describía bien esta clase de estupidez que no es solo de los ariqueñs, sino de todos los chilenos que esperan expectantes cada vez que el presidente da un discurso, como si en unos minutos fuese capaz de arreglar lo que no pudo hacer en años. Les recomiendo que le den un vistazo a esa entrada, creo que permite entender más o menos bien de que se tratan estos Cuentos Públicos, variantes del Cuento Chino, con que nos hacen cholitos año tras año.

Y la verdad es que la culpa no es del chancho, sino que de nosotros, los giles, que le damos el afrecho