Osho y Bachellet

Chandra Mohan Jain; Rajneesh; Osho; sex gurú; gurú de los Rolls Royce, o como quieran llamarlo, tiene una buena historia que vale la pena conocer. Mi buen amigo el psicoloco Tom Wilke es uno de sus admiradores y, años atrás, me prestó un libro de él que nunca terminé de leer y con el tiempo se me perdió. Solo recuerdo que era un libro aburrido, superficial y egocéntrico, como suelen ser todos estos libros de gurúes. Han habido cientos de indios sinvergüenzas que se han enriquecido vendiendo sabiduría espiritual pop a occidentale: Krishnamurti; Vivekananda; Maharishi Mahesh; Deepak Chopra y tantos más. Es una exportación no tradicional muy próspera de la India a Occidente.

Cuando estudiaba parece que no era muy fácil de soportar, Luego de obtener su B. A. y  M.A. en filosofía dictó clases por un tiempo y se puso a dar charlas en India. Como todo gurú que se respete, su primera discípula fue la hija de un hindú millonario y con gran influencia política. lo que le permitió recolectar una buena cantidad de fondos para viajar. En 1974, con el gentil aporte de doña Catherine Venizelos, una acaudalada discípula griega, pudo comprar una gran propiedad en Koregaon Park, de la ciudad de Pune, donde armó su ashram, que enseguida empezó a atraer new agers de todo el mundo, principalmente desde Estados Unidos .

A medida que su popularidad crecía, Osho empezó a caer en la mira del gobierno de India, donde el enriquecimiento súbito, sus prácticas sectarias que incluían sexo libre, nudismo y cosas por el estilo eran miradas con repugnancia por el puritano gobierno de Indira Ghandi. Para esos años el ashram de Osho ya recibía unos 30.000 discípulos cada año desde todo el mundo.

En 1981 aparece una tercera mujer millonaria para financiar a Osho, la india Ma Anand Sheela, que había viajado a los Estados Unidos a los 18 años y se había casado con un millonario judío que conoció en la universidad. Ambos se incorporaron a la secta e influyeron en la decisión de Ossho de moverse a los Estados Unidos. Entretanto Ma Sheela se convirtió en la secretaria personal de Osho con plenos poderes para representarlo en todo.

Cuando el  Gobierno Indio les pasa una cuenta por 5 millones de dólares en impuestos no declarados, de un día para otro, y sin avisar a nadie, Osho renta un Boeing 747, embarca sus Rolls Royce y se va a Estados Unidos dejando a la deriva a todos sus seguidores en el ashram de Pune.

Aquí la historia empieza a ponerse truculenta. Al llegar a Estados Unidos, el marido de Ma Sheela compró un enorme rancho de 64.000 acres, por el que pagó 5.75 millones de dólares -una fortuna en esos años- el rancho estaba ubicado en medio de la nada y las tierras se consideraban inútile. Pero con el trabajo incansable -y gratis- de centenares de seguidores, lo convirtieron pronto en un vergel. En el que empezaron a construir una ciudad, que Osho planeaba convertir en su propio Vaticano.

Pero resulta que muy cerca estaba el minúsculo pueblito de Anthelope, con apenas 40 habitantes, mayormente cowboys jubilados y conservadores con sus familias, a quienes las prácticas de nudismo y sexo abierto no les hicieron ninguna gracia. El rancho de Osho ya tenía un par de miles de habitantes y-aprovechando al máximo los derechos constitucionales- crearon una ciudad con lo que pudieron organizar una fuerza de policía armada hasta los dientes, con fusiles de asalto y otras armas prohibidas para civiles.

Ma Sheela se puso cada vez más agresiva contra los vecinos de Anthelope y empezó a comprar propiedades allí, lo que les permitió tomar el control del pueblo, ocuparlo y controlarlo con su policía, los rancheros que quedaron en el pueblo estaban desesperados y empezaron una batalla legal contra los seguidores de Osho.

Pero a estos les protegía la libertad de culto, que además les permitía estar exntos de impuestos. En el rancho construyeron un gran hotel y otras acomodaciones para las decenas de miles que llegaban al festival con sexo, drogas y rock and roll cada año, para desesperación de los vecinos que quedaban.

Ma Sheela se puso cada vez más agresiva y ambiciosa. entonces a ella, o a Osho tal vez, se le ocurrió mandar buses que recorrieran todo Estados Unidos recogiendo a los vagabundos que vivían en los albergues para incorporarlos a la secta. Todos se preguntaban para que diablos llegaban los más de seis mil vagabundos, hasta que se hizo claro: se trataba de un gigantesco acarreo para tomar el control de todo el condado en las elecciones que se acercaban.

Cualquier parecido con el acarreo de haitianos, cubanos y colombianos que hizo Bachelet antes de dejar el poder no es coincidencia, fue exactamente eso lo que hicieron Osho -que a esas alturas ya tenía alrededor de 100 Rolls Royce- y sus lunáticos seguidores. 

El escándalo fue mayúsculo cuando los vagabundos trataron de ir a votar y no se les permitió, eran mantenidos con abundante cerveza y -borrachos- se empezaron a poner violentos contra la gente de Osho, quienes agregaron gran cantidad de sedantes mezclados con la cerveza, así fueron apaciguados como animales.

A medida que el poder de la secta se iba derrumbando, se pusieron cada vez más violentos. Ocurrieron varios intentos de asesinato de la gente de Osho que incluyeron hasta al procurador general. En 1984 hubo un rompimiento público entre Sheela y Osho que inició una especie de guerra civil en el ashram. Osho "denunció" en una conferencia de prensa que Sheela había cometido asesinatos dentro de la comunidad.

En 1985 finalmente se emiten 35 cargos contra Osho y sus principales lugartenientes, quienes fueron arrestados a punta de pistola mientras se preparaban a abandonar el país en un Learjet arrendado. Osho tenía un equipo de abogados muy bien pagados y se protegía en la Constitución y las leyes que aseguraban libertad de culto, por lo que resultaba muy difícil acusarlo. El gobierno acudió entonces a la "razón de estado" encarcelándolo clandestinamente.

Al final de un enredado proceso, Osho fue condenado a 10 años con pena remitida y quedó en libertad a condición de ser expulsado de los Estados Unidos. Osho volvió  India, donde "fue recibido como un héroe" por multitud de sus seguidores, pero le duró poco, porque le negaron la visa a mucho de su séquito. Osho empezó una gira por muchos lugares del mundo y en ninguno le permitían quedarse: Nepal, Creta, Ginebra (en Estocolmo y Londres no lo dejaron salir del avión),  Madrid, Dakar, Recife y Montevideo, entre otros lugares. En ningún lugar le permitieron quedarse, menos hablar. Osho era considerado un peligro y una especie de leproso a nivel mundial, nadie quería su presencia.

En sus últimos años, Osho vuelve a India y se establece en su antiguo ashram en Pune, vuelve a hablar y guiar a sus devotos que llegaron de todas partes del mundo, aunque esta vez eran muchos menos. Cargado de achaques y enfermedades debidas a su diabetes avanzada, sobreconsumo de drogas y -según él- envenenamiento que le administraron en la cárcel de los Estados Unidos, muere finalmente en enero de 1990. 

Su lugarteniente Ma Sheela fue liberada por buen comportamiento después de cumplir veintinueve meses de una condena de 20 años por intento de asesinato de Meredith, asalto de primer y segundo grado (envenenamiento) de funcionarios públicos, fraude de inmigración, escuchas telefónicas dentro de Rashnishpuram y el ataque bioterrorista rajnishe de 1984. Hoy vive confortablemente en Suiza, donde administra dos residencias para ancianos.

Hoy Osho goza de muy buena prensa, muchos lo aclaman como "uno de los pensadores más originales e importantes de la India" y sus libros que enseñan a aprovecharse de los demás de manera elegante se venden como pan caliente. Pero hasta un niño puede darse cuenta que se trató del más descarado, mentiroso, hipócrita y peligroso de la epidemia de gurúes indios que nos han infestado desde el siglo XIX, la mayoría han sido unos farsantes, pero este ha sido el peor.  

Moraleja
No podía terminar esta historia sin una moraleja. Creo que tiene varias pero colocaré solo la principal: no hay que descuidarse, porque a veces los malos también ganan. Hoy mismo vemos como grupos oportunistas y ambiciosos se aprovechan de las garantías del sistema para destruirlo desde adentro. Esa fue la lógica de poder del segundo gobierno de Bachelet con su acarreo de haitianos, tal como la de Allende con los resquicios legales. La gente de Osho también alegaba discriminación y racismo para tapar sus crimenes.

Y así como en Estados Unidos les mandaron al diablos sus garantías cuando la amenaza se hizo inminente y peligrosa, hay ciertos grupos y personas que no pueden ser tratados como caballeros, digan lo que digan los buenistas. Es un asunto de supervivencia y allí todo vale.