La cultura de la basura

Esta foto la acabo de sacar hace un ratito, cuando saqué a pasear a mi perro Von Beppy, queda a pocos metros de mi casa en una escala que baja el cerro de Arena para llegar a la calle Prolongación 21 de Mayo. Sigo bajando y me encuentro con el origen de la basura, un mini campamento de ocupas que se ha establecido en una explanada a los pies del cerro, con algunas carpas y verdaderas montañas de basura

Si hacen doble clic podrán ampliar las fotos y verán que ese es el foco que contamina con mugres a varias manzanas a la redonda, estaba sacando fotos y se asomó uno de los ocupas, quizás molesto por mi insolencia de estar fotografiando "su casa" e invadiendo su vida privada, quien sabe. Noten que lleva la camiseta de la selección chilena

La verdad es que esto no fue creado por inmigrantes, como los muchos otros enclaves con asquerosas carpas que van apareciendo por toda la ciudad, originalmente eran unos vagos chilenos que vivían allí hasta con un par de niños de pocos meses, al parecer fueron captados como "personas en situación de calle" por nuestras benévolas autoridades y se fueron para una "vivienda social" -flamantes departamentos de 40 millones de pesos que el gobierno prácticamente les regala- en algún tiempo más el inmigrante tendrá su propio departamento o casa regalada por el estado, que podrán vender para volver a vivir en un basural, así cada uno de sus hijos podrá postular a una vivienda social, ad eternum.

Hay muchas cosas que están mal en esto, partiendo por su estilo de vida repugnante que emporca a todo el barrio sin ninguna consideración hacia los demás. Un vecino buena onda, el otro día les ofreció plata para que movieran esa basura, lo hicieron, cobraron y al otro día había un cerro todavía más grande ¡se dieron cuenta que habían creado un nuevo negocio y que para eso el lugar debía estar repleto de mugre! Igual que las ratas o cucarachas, los tipos van ganando espacio, por ejemplo uno de estos "vecinos" instaló un viejo sofá en una especie de terraza del cerro, donde se sientan a tomar conversar y mirar la ciudad, en medio de otro montón de basura, obviamente.

Igual que las cucarachas se van expandiendo, en Arica todavía no son tantos, pero en Iquique se han ido tomando las plazas y los parques, que hoy tienen convertidos en chiqueros, es la mejor expresión del oportunismo depredador de las plagas que llegan a vivir a costillas de una comunidad limpia y organizada. Si Carlos Valcarce sale de alcalde yo le aconsejaría  que como medida Nº1 saque una ordenanza municipal que prohíba pernoctar en la vía pública, luego se puede establecer un campamento bien lejos de la ciudad, como los campamentos de refugiados que se arman en Europa, donde puedan arreglárselas para dormir como sea. Me gustaría ver si se atreve a intentar eso.
  

Yo no tengo nada contra los verdaderos vagabundos que deciden vivir en la calle o en lugares eriazos, todo lo contrario, siempre me han simpatizado. Pocos metros más allá de estos pestilentes hay un hobbo de verdad, que armó hace años su casita con desechos en la misma ladera del cerro, pero la mantiene perfectamente limpia y arreglada, el tipo pasa todo el día leyendo y a veces hace pequeños encargos  limpia autos para comer, tiene mis respetos y mi simpatía, a diferencia de los otros cucarachos.

¿Qué diablos se puede hacer con ese problema? Es un asunto sumamente complicado y se complica más y más a medida que crece el número de estos inmundos y empiezan a correr los cercos, ocupando cada vez más espacios públicos. Yo creo que lo primero es emitir una ordenanza municipal y defenderla hasta la Corte Suprema si es necesario, porque sin duda que los jesuitas y otros que se están forrando con los cucarachos soltarán todos sus perros contra el alcalde que ose usar su autoridad para restaurar el buen orden en una ciudad.

Los campamentos de refugiados me parecen la opción lógica en el corto plazo, no puede ser que se les permita ocupar los bienes públicos para malvivir y llenarlos de basura sin freno, si eso se les permite el siguiente paso será que empezarán a asaltar las casas vacías, luego las ocupadas por viejitos o gente débil, esa es la lógica detrás de correr los cercos.

El ser humano responde a los incentivo como cualquier ser vivo. Cuando llegaron cientos de miles de peruanos desde los años noventa, en Chile no tenían ninguna clase de ayuda, ni acceso a los servicios médicos ni nada. Entonces o trabajaban para costearse la vida o se tenían que ir del país, el resultado fue que la inmigración peruana en promedio resultó excelente para el país, muchos peruanos prosperaron acá e hicieron un gran aporte, tal como antes los inmigrantes europeos.

Pero hoy los incentivos y señales que envía el gobierno son para que vengan los mendigos, los vagos, los delincuentes, porque pueden vivir acá con jugosas ayudas del gobierno, hasta les pueden regalar un flamante departamento, cosa insólita y única en el mundo. Es cuestión de tiempo que los políticos miserables y demagogos, empiecen a ofrecerles el oro y el moro y con eso puedan crear sus guardias pretorianas.

Las últimas entradas que he publicado, aunque no se note a simple vista, están todas relacionadas. La carta de Einstein a Freud con la idea de un gobierno mundial; el cierre de la frontera por casi un año; la manera como el gobierno está manejando la epidemia de Covid-19; los patriotas, nacionalistas y globalistas, son todas facetas de un mismo proceso. El mundo ya pasó por lo mismo en los años 30, el fascismo que apareció tras la República de Weimar no fue un capricho de Hitler y Mussolini, sino que la reacción popular a un estado de cosas muy parecido a lo que está ocurriendo ahora.

Es un proceso mundial, pero en los distintos países tendrá distintas formas de solución, tal como en los años 30. Para Chile yo espero que José Antonio Kast -que es el único político decente que tenemos hoy- pueda canalizar todo este resentimiento que se está generando, porque si no vamos a caer sin duda en una reacción durísima de cote fascista o similar, porque a mismas causas, siguen iguales efectos.