El Templo del Ocio renovado

Tal como lo leen, el Templo del Ocio ya no es un cuchitril, ahora es sofisticado y elegante. Gracias a San IFE este sucucho virtual ahora se convirtió en un lugar decente después que le instalé un ostentoso piso laminado.

Llevaba muchos años con la idea porque el piso que tenía era prácticamente de tierra, el radier de cemento estaba todo picado y soltaba montón de polvo con lo que todo lo que estaba adentro -yo incluido- nos empolvábamos como berlines. Esto perjudicaba mucho a las cámaras y a todos los equipos que guardaba acá, además que resultaba un poco vergonzoso recibir a alguien en un lugar tan feo.

Cuando me empezó a llover dinero pensé que la mejor forma de gastarlo era en hacer arreglos en la casa  y así fue como le instalamos el techo a mi querida suegra y además empecé a tirar líneas para futuros arreglos. Como "la caridad bien entendida comienza por casa" se me ocurrió que lo siguiente era mejorar las paupérrimas condiciones de mi oficina-bulín. La sabiduría popular hay que respetarla así es que empecé por casa.

Algo que se veía sencillo al final se convirtió en un parto muy complicado. Primero que nada el piso de cemento en bruto estaba lleno de hoyos que dejé después de retirar un parquet hace varios años, antes de hacer nada tenía que hacer un enchape con cemento para nivelar el piso.

Entonces se me ocurrió que los mismos venezolanos que me estaban instalando el techo podían hacer el trabajo, se los propuse y me dijeron que si después de acordar el precio. Craso error porque: los tipos eran incapaces, atrevidos y los tuve que echar a medio trabajo, obviamente el enchape que le hicieron al piso quedó pésimo -a la cundidora- y cuando traté de instalar el piso flotante empezaron a aparecer los dramas.

Resulta que el Alfredo, a quien le encargué de terminar los trabajos, pensó que bastaba con poner la espuma niveladora y todo quedaría resuelto. Craso error, apenas empezó a trabajar aparecieron los problemas. Juntaba un par de tablas y se separaban las otras, quedaban con las esquinas en el aire y se empezaron a romper las pestañas.

Cuando nos dimos cuenta que el problema era que el piso no estaba nivelado -y el pésimo trabajo de los maracaibos se podía notar a simple vista- pensamos que usando el esmeril angular con un disco de desgaste de 8 puntas (o copas) se podría solucionar el maldito asunto. No ocurrió así, el esmeril consiguió levantar toneladas de polvo de cemento pero el desnivel siguió igual, o incluso empeoró. Llegado a ese punto mi contratista estrella se aburrió y se mandó a cambiar.

Pero todavía me quedaba  el Coco Ayala, otro viejo amigo que igual es contratista, que tiene todas las herramientas necesarias y sabe trabajar bien. Cuando vio el asunto se dio cuenta que la mitad de los 16 metros cuadrados estaba nivelada, mientras que la otra mitad estaba llena de cototos. La solución fue cortar a escuadra el cemento desnivelado, picar, sacarlo y hacerlo nuevamente, pero bien esta vez.

Después de eso todo empezó a andar sobre ruedas y en un par de días estaba listo. Cuando lo vio el Tomás Jr. pensó que el también debería ocuparla, así es que ahora tengo al molestoso trabajando al lado mío. Me falta solo arreglar la puerta, pintar o cubrir las paredes de OSB y quedaría listo. En fin.

Como estoy medio ocupado con algunas cosas, mejor los dejo con un video para mostrarles como quedó, aquí va