Una nueva aristocracia

El verano del año 1990 fue uno de los mejores que recuerdo de la ciudad de Arica. Todavía no comenzaban a poner trabas para los negocios y en la playa Chinchorro apareció una fila de restaurantes rústicos y bares de muy buena calidad, que partían con "donde Aliro" y terminaban "Donde el Ché" cerca de la playa de Las Machas.

Este último restaurant lo habían colocado dos argentinos jóvenes que aparecieron por esos años en la ciudad y preparaban la carne en unas enormes fogatas cada tarde, elegían los cortes con mucho cuidado y era una fiesta ir a comer churrascos a ese local. Además los argentinos eran muy simpáticos y mujeriegos, creo que no perdonaron ni a una durante su paso por la ciudad. En esos años Arica fué la perdición para varios de mis amigos.

Fue un verano inolvidable, todo Arica era una fiesta porque todavía duraban los años de plata dulce de Alan García, toda la ciudad estaba volcada al contrabando hacia el Perú , se ganaba mucha plata hasta que Fujimori puso las cosas en orden y se terminaron los dólares preferenciales, los aranceles altos, las divisas escasas y los buenos negocios. Entonces Arica se fué a pique.

Como fichas de dominó, junto con la llegada de la democracia empezaron a aparecer regulaciones absurdas que terminaron por matar todos los negocios y una creciente actividad turística que se estaba desarrollando en la ciudad. A algunos idiotas se les ocurrió que los locales al borde de la playa Chinchorro no podían vender alcohol ni comida, solo galletas y confites. Así, de un año para otro desapareció toda una fila de negocios que en menos de un año se convirteron en ruinas oxidadas.

Tal como fichas de dominó, empezaron a quebrar más y más negocios en la ciudad, la calle Colón que era un hervidero de comercio donde se hicieron muchas fortunas, empezó a ser tomada por los ambulantes. La Costanera Norte cada año más sucia y descuidada llegó a ser lo que es hoy, con unos cuantos negocios que apenas sobreviven al tres y al cuatro. 1990 fue el último año bueno de la ciudad en términos económicos, a partir de entonces llegaron los políticos a repartirsela. Empezaron a aparecer los proyectos absurdos como fueron los Parques Industriales y muchos otros que nunca se materializaron.

Ahora solo hay que mirar alrededor, las casas y parcelas de lujo son todas de algún miembro de la gran familia política, son los únicos que tienen un buen pasar económico en la ciudad, muchos con sueldos ridículos tienen casas multimillonarias ¿cual es la explicación? consultoras, ONGs, negocios inmobilirios. En las lujosas propiedades de la Población Magisterio, de 400 metros cudrados, comienzan a aparecer Secretarías Regionales Ministeriales y toda clase de servicios públicos. Es el mejor negocio que existe -y tal vez el único lucrativo en la ciudad- comprar una casa de lujo y arrendarla por una altísima suma a alguna oficina del gobierno. Solo se necesita tener la conexión correcta, la propiedad se paga sola.

En fin, así es la vida, una nueva aristocracia de servidores públicos se adueñó de la ciudad a partir de 1990, lo malo es que no producen nada ni dan puestos de trabajo ni nada, todo para ellos. Así es la vida.