26 julio 2010

El argumento supremo


La inutilidad de discutir es algo que se conoce hace rato, creo que Dale Carnegie lo explicó de la manera más clara cuando escribió:

NO ES POSIBLE GANAR UNA DISCUSIÓN
Sólo hay un modo de sacar la mejor parte de una discusión: evitarla. Evitarla como se evitaría una serpiente cascabel o un terremoto. Nueve veces de cada diez, cuando termina la discusión cada uno de los contendientes está más convencido que nunca de que la razón está de su parte. No se puede ganar una discusión. Es imposible porque, si se pierde ya está perdida; y si se gana, se pierde.

¿Por qué? Pues suponga usted que triunfa sobre el rival, que destruye sus argumentos y demuestra que es non compos mentis. ¿Y qué? Se sentirá usted satisfecho. Pero ¿y él? Le ha hecho sentirse inferior. Ha lastimado su orgullo. Se tomará a mal su triunfo. Y un hombre convencido contra su voluntad sigue siendo de la misma opinión.

Tiene otro párrafo donde decía que es imposible vencer a un tonto con argumentos, recuerdo que lo leí cuando tenía unos 20 años y fue como si estuviese en un cuarto oscuro y de repente se me encendieran las luces ¡claro que es imposible vencer a un tonto con argumentos, el tonto será incapaz de entenderlo! ¿quien es más tonto entonces? el que trata de convencerlo con argumentos, lógico.

Muchos años después leí la entretenidísima autobiografía de Ben Franklin, donde contaba cuando organizó un grupo de discusiones y comenzó a estudiar el arte de discutir:

Encontré este método (socrático) más seguro para mí y muy mortificador para aquellos contra quienes lo usaba. Por tanto, disfruté con él, lo practiqué continuamente y me hice muy ingenioso y experto en obligar a la gente, incluso de conocimiento superior, a hacer concesiones, las consecuencias de las cuales no prevían, enredándolos en dificultades de las que no podían desembarazarse solos y obteniendo así victorias que ni yo mismo ni mi causa siempre merecían.

Llegó un momento en que un amigo le abrió los ojos a este hábil discutidor y le dijo algo así como "oye Ben ya nadie quiere juntarse contigo, antes era agradable tu compañía pero te has convertido en un insoportable sabelotodo, el dueño de la verdad al que nadie le puede llevar la contraria", entonces Franklin, que no era nada de tonto se dio cuenta que su amor por discutir solo le había traído malos ratos y pérdida de amigos.

Así y todo algunos tenemos el vicio de la discusión, cuando yo tenía la edad del Tomás Jr me enredaba en interminables discusiones con mi padre, nos escuchábamos muy educadamente al principio pero al final terminábamos convencidos que el otro era un completo idiota. Ahora también discutimos por cualquier estupidez con el Tomás Jr aunque es más como un juego retórico, en cualquier caso las discusiones siempre las gano yo cuando finalmente digo mi argumento supremo: "cállate estúpido" y lo repito hasta que se cansa de contradecirme. Ese si que es un argumento irrefutable.

Durante largos años -exactamente desde 1998, cuando puse mi primer post- vengo discutiendo casi diariamente en el newsgroup de chile.soc.politica haciendo alianzas con mis amigos y pateando en el suelo a mis enemigos. En cualquier caso son discusiones parecidas a las que entablamos con el Tomás Jr sobre cosas que apenas nos interesan y solo para divertirnos y tratar de humillar a mis malditos enemigos.

Pero en fin, ya se sabe que es estúpido discutir, Carneguie lo explicó clarito y si no le creen lean la autobiografía de Ben Franklin. Y el que me quiera discutir sobre la inutilidad de las discusiones lo mando al diablo y le espeto mi argumento supremo e irrefutable.

Mañana vamos a Tacna con Greg y Judy a celebrar las fiestas patrias, tenemos los boletos del tren comprados y me debo levantar temprano. Hasta mañana.

7 comentarios:

  1. No me voy a poner a discutir con usted en este tema. Mejor le doy la razón.

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  2. jajaja bien Ulschmidt, es de sabios no discutir jamás con un tonto!

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  4. Yo nunca me meto en discusiones, simplemente escucho todo lo que el otro tiene que decir, animándolo a que argumente y hable todo lo que quiera (onda como un entrevistador)... después le doy mi opinión y el por qué de mi diferente punto de vista.

    Así, el que remata al final de la supuesta "discusión" tiene todas las de ganar, porque se cuelga de todos los puntos débiles del interlucutor y éste ya no puede echar pie atrás a toda la cháchara de argumetos.

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  5. Anay esaes una muy buena práctica pero necesitas un montón de autocontrol para dejar que el otro hable y hable aguantando las ganas de decirle ¡cállate pelmazo! jajaja
    saluti!

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  6. Jajaja .. genial.... jajaja... Recuerdo cuando tenía 11 peleaba con mi hermano, el me decía estúpido y yo volvía a decir estúpido y empezaba el monosilabeo de tú, no tú, no tú , tú tú tú tú tú.. etc... yo casi de desesperación y punto de llorar , la voz de mi hermano era más imponente, y es que me llevaba 5 años , me pregunté ¿parezco estúpido discutiendo así?

    - Hermano un momento, por qué un no estúpido como tú discutiría con un estúpido. Los dos somos estúpidos pero tú más porque tu discutes conmigo y yo ya no pienso hacerlo. (maso menos era así)

    Y luego viene el genial Sócrates y te hace comprender que a los estúpidos debes enseñarles en su idioma como al niño de 3 años con colores y canciones, y no muestra de superioridad sino de tranquilidad conveniencia a tu ser.... ya mucha filosofía... FIN...

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  7. Hey Miguel, es un problema ese de la repetición eterna, pero yo lo tengo resuelto: le digo al Tomás Jr. "cállate estúpido" y me largo antes de que me pueda contestar.

    Muy buena observación esa de que a un estúpido hay que hablarle en su idioma, a veces con colores y canciones o si no a bofetadas, depende cual sea su idioma!!

    Saluti compañero

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
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Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"