12 mayo 2018

Refrito del sábado: la Estela Raval Chilena

Esta es una entrada muy entrañable para mi, porque la protagonista, por esos milagros de Internet, la leyó y en lugar de enojarse, su hija me escribió una nota cariñosa que reproduje en La Increíble egunda Parte de la Estela Raval Chilena. Siempre he sentido un cariño especial por la gente de la antigua bohemia, algo que conocí bien en mi no muy lejana juventud, ja-ja. El compañero de esta aventura ya está muerto, pero todavía quedo yo para que esta historia no se olvide. Les recomiendo que lean esta y la segunda parte de la aventura. Y antes que se me olvide aprovecho de mandar un saludo cariñoso a nuestra gran cantante Cecilia La Incomparable, que alguna vez leyó este Templo del Ocio cuando por error la di por fallecida, apareció en los comentarios aclarándome que "hierba mala nunca muere", sigue vivita y coleando.

En fin, aquí va este querido refrito y ojalá que la protagonista o su hija lo lean para que sepan que la recuerdo con mucho cariño. ¡Viva el arte!

La Estela Raval Chilena


Me han pasado muchas cosas divertidas con mis amigos, pero cuando nos queremos reir de verdad mi historia favorita es la de la Estela Raval chilena. La cosa según recuerdo fué más o menos así:

Habíamos empezado una oficina de consultoría y partimos con el pie derecho, con varios trabajos amarrados de antemano lo que elevó nuestro entusiasmo al punto de querer expandirnos, y así nos fuimos para Iquique con uno de mis socios para abrir nuestra primera sucursal.

Como la buena suerte no viene sola, justo un par de días antes mi socio había recibido una millonaria indenmización equivalente a un año de muy buen sueldo para la época, las cosas no podían andar mejor. Y así llegamos a Iquique gastando como marineros borrachos; buenos muebles, mejor oficina, comidas suntuosas y todo lo demás.

Llegó la noche y convinimos que la inauguración había que celebrarla como caballeros, así es que nos fuimos al mejor strip-club de la ciudad, el Foxy, que casualmente era de propiedad de un amigo nuestro. Al pedir la primera botella de champaña las chicas llegaron como moscas atraídas por la miel. La champaña es el trago más caro que se puede conseguir en un lugar de esos y a la primera botella siguió otra, y otra y otra más.

De madrugada ya eramos los reyes del lugar. Y entonces empezó el show, los típicos strip-tease, bailes en la barra y para coronar la noche aparece la Estrella Raval chilena que imitaba a la famosa cantante pero en esos años ya era más madura, con el pelo platinado y gordita. El local enloqueció, la imitadora cantaba realmente bien y le coreamos cada una de las canciones:
Como antes, más que antes te amaré
por la vida yo mi vida te daré
será un sueño para mí si vuelves conmigo
y tus manos con mis manos acariciar

En fin, el lugar, las chicas, el canto y el champagne nos tenían emocionados hasta las lágrimas, imposible describir la felicidad del momento, había que estar allí. Pero la noche era joven y seguimos tomando y bailando alegremente hasta que a mi socio se le ocurrió que teníamos que invitar a dos chicas y partir enseguida para el oasis de Pica (a unos 100 km de Iquique). Yo le dije que ni muerto manejaba en ese estado pero una de las chicas que estaba perfectamente sana dijo "eso no es problema, yo manejo".

Y así fué como salimos, con la música en el alma y el corazon contento, al entrar al auto mi socio me dice "Tomachin, enciéndete la radio", pero el auto no tenía radio desde hacía años. Mi socio se bajo diciendo "no se preocupen, vuelvo en un momento".

Y volvió, pero con la Estela Raval Chilena y tuvimos que acomodarnos para hacer espacio a la cantante. Y así fué como salimos rumbo a Pica, felices, cantando a todo pulmón:
Eres diferente, diferente
al resto de la gente que siempre conocí
eres diferente, diferente
por eso al conocerte me enamoré de ti
Tus ojos tienen un color distinto
al gris de la hierba y al verde del mar
tus labios besan de un modo distinto
y estar a tu lado es como soñar

Nunca ese auto había tenido gente tan felíz como esa noche, llegamos a Pica de madrugada tocando la bocina y despertando a la mitad del pueblo, llegaron los carabineros pero entre las chicas y la Estela Raval chilena los apaciguaron, así es que nos fuimos derecho a la cocha de aguas termales a pegarnos una zambullida.

Hasta ahi todo bien, pero la señora que no paraba de cantar ni un maldito minuto poco a poco empezó a repetir el repertorio, mal que mal no era infinito:
Tú eres para mí destino de mi amor
 y siempre fiel a ti mi corazón latió

Adonde íbamos aparecía la cantante, pegada a nuestras espaldas respirando en la nuca. Para colmo se le acabó el repertorio y empezó a repetir una y otra vez las mismas malditas canciones. Diablos, ya se nos había acabado el efecto del champagne, no así a la Estela Raval que había llevado su provisión de trago y nos seguía a todos lados como una sombra, cantando a voz en cuello. Habíamos arrendado una cabaña y la gente miraba sin entender nada, las dos parejas con una señora que nos seguía cantando a voz en cuello para todos lados.

Era una situación desesperada, dentro de la fiesta seguramente se consideraba obligada a pagarnos la invitación con canto y nosotros no encontrabamos manera de convencerla para que se callara. Las chicas que nos acompañaban se fastidiaron y desaparecieron. Nosotros -me averguenza reconocerlo- tampoco nos portamos como caballeros, nos arrancamos en un descuido y nos fuimos de Pica para nunca más volver.

Pero las malas acciones tienen consecuencias, seguro que la Estela Raval chilena nos lanzó alguna clase de maldición gitana porque desde ese día empezamos a tener problemas, al final despues de un año de buenos ingresos pero con gastos inmensamente superiores decidimos terminar amigablemente con la sociedad, y todos tan amigos -o más- hasta el día de hoy.

Y esa fué la triste historia...

6 comentarios:

  1. Ah, me hizo acordar una cena en un restaurante en Chilecito, con toda la familia, estábamos de vacaciones. Muy ameno, comida regional muy buena, un conjunto folklórico bastante potable. Pero invitaron a cantar a quien supiera hacerlo. Creo que hubo uno o dos postulantes discretos - una o dos canciones y volvieron a su mesa - pero al final aparece un hombre sesentón que estaba con una novia también veterana. Emulaba, sobre todo, a Sandro. La gente se fue arrancando rápido tras la tercera o carta canción, pero nosotros no habíamos terminado de comer cuando vimos que quedamos solos. Los mozos también huyeron a la cocina. Mirábamos hacia atrás y quedaba una sola mesa, una sola persona, la novia del tipo, con cara de "no sean tan miserables de irse y dejar a mi novio cantando sólo para mí". Y el tipo terminaba una canción... y seguía con otra. Qué tortura. Al final un mozo se apiadó y lo expulsó invocando horarios estrictos.

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  2. Jaja, me acordé del cantante de tangos quecantaba muy mal, cuando interpretó caminito termina con "y que el tiempo nos mate a los dos...", de una mesa le dicen "¡y para qué a los dos ché, si el pianista no toca tan mal!".

    Bromas aparte la Estela Raval Chilena cantaba extraordinariamente bien, claro que después de la 15ava repetición ya estábamos un poco amoscados!

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  3. Genial relato, se agradece.

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  4. jaja "y tan real como la vida misma"

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  5. Ay!! Me duele el estòmago de tanto reir... Ya conocía esta historia pero su efecto en mi es el mismo: me mato de la risa!
    Lilian~

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"Send me a postcard, drop me a line
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Will you still need me, will you still feed me
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