19 enero 2019

Refrito del sábado: Linda por dentro


Esta entrada tiene la gracia que incluye un dibujo que hice hace años con plumón mirando a la ciudad desde mi ventana, hace muchos años que dejé de dibujar pero este me salió entretenido y me dejó conforme, un día de esos intentaé colorearlo.

Arica es una ciudad fea, o más bien neutra, no tiene la belleza escénica de Puerto Varas, los barrios coloniales de Arequipa ni la belleza tropical de Santa Cruz, casi no tiene identidad, sus plazas y remodelaciones parecen diseñadas por un alumno de arquitectura que está reprobndo sus primeros talleres, son feas, mal concebidas y peor mantenidas. Pero igual que algunas mujeres, es linda por dentro. De la belleza superficial nos cansamos luego, pero la belleza que vamos descubriendo de a poco nos puede tener interesados toda la vida.

Hace dos días el presidente estuvo en la ciudad, repitió las tonteras de siempre, prometió gastar dos veces más de lo que gastó Bachelet, mostró que no tiene la menor idea de lo que pasa en la ciudad -y probablemente le interesa un comino- además que habló de una inexistente "Estrategia Regional de Desarrollo", los que conocemor el asunto, sabemos que desde la época de los militares estas estrategias perdieron toda relvancia y hoy son marmotretos absurdos, pastiches llenos de incongruencia, donde la tontera e ignorancia de los ariqueños se luce en todo su esplendor. Pero en fin, algode eso trata este refrito, vamos a él de una vez por todas

Linda por dentro
Nací en Santiago pero a los 14 años ya estaba viviendo en Arica, luego de cuatro años en la entrañable Isla Grande de Chiloé, en 1974 volví a Arica nuevamente: y así es como llevo 35 años en aburrilandia. Aunque he viajado a muchas partes del mundo, espero que el día que estire la pata sea en este mismo pueblucho olvidado de la mano de Dios que se ajusta a mi manera de ser como un calcetín a mi pie. No hablo por los demás pero para mí este es el lugar perfecto.

Me decía Joe el otro día que si la belleza natural de la ciudad se cuidara mejor, podría ser como Santa Mónica o cualquiera de las más famosas ciudades de la costa en California, puede ser, pero yo prefiero que quede así nomás. Arica puede tener belleza natural pero no tiene nada de belleza creada por el hombre, al contrario, las murallas rayadas, tierrales por todos lados, basura, hay que tener ojo agudo para ver entre todo eso lo lindo que es el océano o el desierto cuando se pone el sol. Pero los lugares muy "escénicos" aburren rápidamente, son mejores para visitar que para vivir, algo parecido a lo que pasa con las mujeres perfectamente bonitas.

Cuando viví en Quellón tenía una pieza al lado de mi dormitorio que daba justo al golfo, en verano era una de las vistas más maravillosas que recuerdo cuando por la tarde, el cielo se incendiaba y se reflejaba sobre el mar mientras en el fondo, los volcanes Corcovado y Puntiagudo llegaban a brillar de blancos. Los primeros días me quedaba horas hipnotizado mirando el espectáculo, después ni lo notaba. En esos años me dió por el dibujo, coloqué un colchón en el suelo y pasaba todo el día dibujando, pero demasiada belleza nos pone insensibles.

Ese efecto lo he visto muchas veces, dicen que la bahía de Hong Kong es uno de los paisajes más impresionantes del mundo y así me pareció cuando llegué, aunque igual pasado un par de días ni lo notaba. También dicen que con las mujeres demasiado bonitas pasa algo parecido, al menos así me han contado. Yo no podría opinar sobre eso porque soy el marido perfecto y solo tengo ojos para mi santa mujer. Como todos saben, yo soy un tipo serio.

En fin, Arica es como esas mujeres que son bonitas por dentro y mientras más la conoces la vas encontrando más linda, cada día te vas dando cuenta de algo especial que antes no habías notado. Bueno, ustedes dirán que bicho me picó que me pongo a escribir estas tonteras tan cursis y sentimentales, la verdad es que me llegó una invitación en Facebook del grupo de la revista Memoria de Nuestro Pueblo de la ciudad de Rosario, Argentina, y cuando estuve viendo me di cuenta de lo especial que es vivir en provincia, no es algo sencillo de explicar sin caer en los lugares comunes, pero creo que en Rosario, de donde son mis primos Nicolás Pedro y los Radeljak -y tal vez en casi todas las ciudades de provincia- existe un sentimiento muy parecido.

Claro que no todo es almibar, Arica no es el paraíso y tiene montón de problemas. Por eso en mi columna de hoy en La Estrella escribí sobre los inconvenientes de no tener una estrategia. Como no es fácil encontrar la columna desde la edición online mejor la copio a continuación, aquí va en 1600 caracteres exactos, incluyendo el punto final:

La fiebre y el cáncer

Si se hiciera una encuesta en Arica preguntando cual es el mayor problema regional, se de antemano la respuesta que ganaría por goleada: el desempleo. Aunque el refrán dice “la voz del pueblo es la voz de Dios”, creo que en este caso el pueblo comete una equivocación enorme: el desempleo es solo un síntoma y las cosas nunca van a mejorar si nos dedicamos a combatir la fiebre olvidando el cáncer que la provoca. Si definimos que el desempleo es el problema principal, entonces cualquier actividad que genere empleo sería una solución, no importa si es depredadora, contaminante, ineficiente o tenga que vivir dependiendo de subsidios permanentes. Pan hoy y hambre mañana, esto es lo que ha pasado en Arica durante muchos años.

Y el cáncer consiste en que no tenemos un gran objetivo, ni tampoco una estrategia para lograrlo. Por eso las políticas regionales solo reaccionan respondiendo a exigencias de cada grupo de interés, los que siempre usan el mismo argumento: las fuentes de trabajo que generan, supuesta o realmente. Si vamos a la deriva, sin un objetivo único y con muchas demandas sectoriales que compiten por subsidios, nada resultará bien. Esta situación se arrastra desde la desaparición del Barrio Industrial cuando al menos había una estrategia y un objetivo claro, que ya no se puede repetir. Sin embargo desde esos años nunca se volvió a replantear una visión para la ciudad. Y es que para hacer una estrategia se necesita tener la mejor información económica, cosa que tampoco existe. Tal vez ahí es donde está el cáncer, y el desempleo sea solo la fiebre.


P.D. y sobre el objetivo único, años atrás grabé este video que creo que viene al caso

2 comentarios:

  1. Yo creo que las ciudades o pueblos, al igual que las personas, transmiten o demuestran lo que llevan en su interior. Un pueblo puede ser muy amable y acogedor, pero en sus calles y paredes demuestran una pena y amargura que llega a conmover hasta las lágrimas o causar un total rechazo, porque sus ciudadanos son asi, como también la frialdad de cementerio que demuestran los barrios bien sofisticados, con mucha arquitectura y tecnicismo en sus diseños.

    Hay pueblos, sobretodo los del sur, en el que puedes percibir su calidez y amabilidad al llegar. ellos transmiten esa belleza que tienen en su personalidad, se nota en sus casas y construcciones, la disposición de sus calles, el orden y la casi fotografica quietud de su paisaje.

    Cada ciudad, transmite su energía, transmite su belleza interior. Lo mismo con las personas.

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  2. Claro, tienen personalidad y carácter igual que las personas.

    A mi me gusta comparar las iudades con las mujeres: algunas tienen buen lejos, otras se ven muy bonitas, mientras otras, aparentemente feas, van mostrando su encanto poco a poco.

    A veces el paisaje físico es muy bonito pero el elemento humano horrible, como pasa en algunas ciudades que no quiero nombrar. Otras veces es al revés

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