Los medidores inteligentes

Debe ser desde hace unos 10 años, tal vez más, que estoy reclamando por la manera poco transparente en que se mide el consumo eléctrico en los domicilios, es muy arcaico depender de un caballero con unos anteojos larga-vista que revisa todos los medidores todos los meses. Sin contar con la posibilidad de error humano, cada cuenta de luz que pagamos es un verdadero acto de fe en que no nos están engañando y cobrando demás. Estamos completamente en manos de las compañías eléctricas y no hay modo de auditar si pagamos o no lo que realmente hemos consumido.

El sistema actual de medidores es tan arcaico que coexisten los que tienen un medidor arrendado por la compañía (como es mi caso), con los que han comprado su propio medidor y son los dueños, viendo mi factura eléctrica de este mes puedo comprobar lo siguiente:

Administración del servicio $ 1.120
Transporte de electricidad $ 1.931
Electricidad consumida (120 K/h) $ 15.963
Arriendo del medidor $ 261
Total Mes $ 19.300, equivalentes a  unos 29 dólares

Recién me doy cuenta que arrendamos el medidor ¿cuanto habremos pagado en los 15 años que tengo la casa?  No es mucho, unos 5 dólares por año más o menos en plata de hoy. En Chile la energía eléctrica domiciliaria es razonablemente barata si consideramos que las empresas de la cadena son privadas y no son, en general, subsidiadas, lo que les permite hacer las inversiones necesarias en infraestructura y dar un servicio razonablemente bueno cuando las condiciones son normales. Obvio que cuando hay incendios forestales, terremotos, inundaciones, ec. la cosa cambia, pero la fuerza mayor ocurre en todo el mundo.

Como funcionan los monopolios naturales en Chile
Nuestro país tiene uno de los sistemas más avanzados del mundo con respecto al manejo de los monopolios naturales, no solo es avanzado en teoría, sino que en la práctica ha mostrado ser sumamente exitoso. Esta fue una de las grandes ideas que aparecieron en los años ochenta, inventos chileno de calidad mundial que la gente común -por ignorancia- no entiende ni sospecha como funcionan.

Hasta principios de los años ochenta, Chile tenía todos sus servicios básicos en manos de empresas del estado, siempre fueron deficitarias y como eran manejadas por burócratas que cambiaban cada seis años estaban sujetas a la rapiña y el desastre. La cobertura era pésima, cientos de miles de personas vivían sin electricidad, alcantarillado ni agua potable (aunque hoy cueste creerlo) en las llamadas "poblaciónes callampa y en gran parte del Chile rural.

No se a quien se le ocurrió la idea, tal vez fue de Hernán Buchi porque coincide con la época en que él fue ministro. Era claro que había que separar la operación y explotación de los sistemas de su regulación, era indispensable privatizar todas las operaciones y dejar al estado solo como inspector y regulador, porque si el estado operaba, nunca se iba a vigilar y regular correctamente

¿Pero como evitar que las empresas privadas, operando monopolios naturales, comentan abuso de su posición monopólica? Obviamente que había que regular las tarifas, en otros países que se habían privatizado estos servicios, el estado calculaba de manera más o menos discrecional las tarifas, usualmente fijando precios ridículamente bajos, entonces las empresas no invertían y daban un servicio de mala calidad buscando maximizar sus ganancias, que es el objetivo de toda empresa.

Y aquí viene la genialidad del invento chileno. Primero que nada se tecnificaron mucho las superintendencias, contratando a profesionales de primera línea en lo posible apolíticos (esto duró hasta que llegó Bachelet obviamente). Luego las tarifas se fijaron en base a el modelo de una ficticia "empresa eficiente", es decir con todos los datos en la mano -en este caso las ventas son sencillas de calcular, lo que simplifica enormemente el problema- se determinaba la estructura de costos e ingresos, donde la superintendencia, a través de un "estudio tarifario", fijaba cada cuatro años llas tarifas. Estos estudios son públicos y cualquiera puede examinarlos para encontrar irregularidades, como lo hice yo para el escandaloso proyecto de desaladora en Arica.

Eso ha dado resultados extraordinarios en cuanto a mejor servicio, más cobertura, más inversión, pago de tarifas realistas (subsidiadas separadamente por el estado para los más pobres), el sistema chileno es hoy un ejemplo a nivel mundial. Cuando escribí mi artículo sobre las Tarifas Sociales del Agua Potable en Arica, estudié mucho el sistema chileno de empresas concesionarias con tarifas reguladas en base a una empresa modelo, es una idea tan extraordinaria como las AFP y desde el punto de vista técnico es la mejor solución posible para distribuir estos servicios. Lástima que muy poca gente tiene los conocimientos o la cultura para darse cuenta como funciona el sistema.

¿Y los medidores?
Pero volvamos al tema inicial, la gran polémica por el cambio a medidores inteligentes. Acá el problema se produjo por legisladores ignorantes -para variar- y un sinverguenza nombrado por Bachelet a cargo de la Comisión Nacional de Energía, que decide como implementar en la práctica los cambios ordenados por ley.

Han aparecido un montón de argumentos seudo técnicos contra el cambio de medidores, el más ridículo es el que dice que los nuevos medidores medirán la potencia reactiva y con eso las cuentas registrarán mayor consumo. Eso, hasta donde yo se no tiene ningún sentido técnico porque en los hogares, que son los que están sujetos a tarifas reguladas y al cambio de estos medidores, no se produce la famosa potencia reactiva o se produce en cantidades despreciables, ese es un problema en los sistemas trifasicos, no en los monofasicos.

La Universidad de Santiago hizo pruebas de consumo que meustran que ambos medidores registran de igual manera el consumo típico en un hogar.En Publimetro apareció otro artículo estúpido e ignorante que habla de un supuesto "espionaje" que harían las compañías eléctricas. El asunto se ha usado con fines políticos y se habla cualquier cantidad de ignorancias en torno al asunto, no es raro porque se trata de un asunto complejo que requiere ciertos conocimientos para entenderlo y donde no cuesta nada embaucar al populacho con la acostumbrada retórica anti empresas.

Lo que pasa es que en el Senado cambiaron el proyecto original, permitiendo que un grupo de sinverguenzas del gobierno de Bachelet, partiendo por el ex ministro de energía Andrés Rebolledo y su compinche de entonces el ex director ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía Andrés Romero, negociaran con las compañías hacer obligatorio el cambio y reposición de todos los medidores para el año 2025, estos medidores serían cobrados a los usuarios pero pasarían a ser propiedad de las empresas distribuidoras eléctricas, si existe una figula inexplicable, ahi la tienen. Solo a estafadores de cuello y corbata se les podía haber ocurrido.

Pero esto no es nada, es solo el perejil del pavo, como decía mi buen amigo Pablito Céspedes, el pavo completo, el verdadero faenón lo hizo mucho antes otro estafador de cuello y corbata: don Máximo Pacheco Matte con un remate más negro que mi alma adjudicado por compañías de Energías Renovables no Convencionales, en pocos años más nuestras cuentas de luz pegarán un salto astronómico, mientras el Arsenio Lupin que desgraciadamente tuvimos por ministro, disfruta bien forrado de sus millones y sin ninguna responsabilidad, en cinco años más nadie se va a acordar del miserable. Otro motivo para desear que la Sra. Bachelet se pudra lentamente en el infierno.