Antipasto
Empecé a leer "Castle Richmond, a novel" de Anthony Troolope, una novela ambientada en Irlanda escrita en inglés. Normalmente me cansa mucho leer novelas en ese idioma porque con el manejo limitado que tengo del idioma, me pierdo a las pocas páginas, pero hay algunos escritores que redactan muy bien usando palabras y expresiones normales, fáciles de entender y con buen estilo, uno de estos es Troolope, al que conocí por referencias de otros novelistas como Hemingway y Greene. En fin, la novela va entretenida y cuando la termine se las comento, por mientras, si alguien quiere leerla la puede descargar de aquí.
Plato de fondo
Un amigo y regular de este Templo del Ocio, que fue alumno mío en la universidad, me cuenta que acaba de aprobar su tesis de grado y ya es ingeniero ¡Cómo pasa el tiempo! Yo le hice clases en primer año y es como si hubiese sido ayer. Recuerdo que en ese tiempo andaba corto de plata -para variar- y me ofrecieron hacer clases a primera hora de la mañana y por las noches, era horrible al principio porque empecé creo que en agosto, pleno invierno. Pero el ser humano se acostumbra a todo y al final saqué adelante los tres cursos, de primer año en la mañana y de último año en vespertinos.
Bueno, me hizo recordar cuando recién me titulé de técnico electrónico en 1975, toda la industria electrónica -que había empleado a cientos de técnicos- había desaparecido en los dos años anteriores, así es que estaba repleto de técnicos cesantes. Así pasé los primeros cuatro años tratando de encontrar algún trabajo, fue la época de más hambre que recuerdo haber pasado. Hice de todo: clases particulares de matemáticas, después iba de puerta a puerta ofreciendo reparar televisores y electrodomésticos, creo que en esos años fue cuando le escribí una carta a Andrés Navarro, el dueño de Sonda, que era la primera empresa grande de computación en Chile, ofreciéndole trabajar gratis en lo que fuera, para aprender. A veces resulta, pero no fue mi caso.
Finalmente no sabía que hacer así es que di nuevamente la Prueba de Aptitud Académica y quedé aceptado en Ingeniería de Ejecución Electrónica, sin un peso en el bolsillo. En esos años las universidades eran hiper selectivas, pero igual se podía estudiar sin plata, si uno tenía muy buen rendimiento académico no lo echaban. Al ingresar no tenía para pagar el arancel básico, que era una miseria, pero le expliqué el asunto a Cantillana, que era vicerector de finanzas y él me avaló. Nadie quedaba fuera en esos años si rendía bien en las pruebas. Claro que todavía arrastro algunos millones de deuda universitaria pero que diablos.
Aunque todavía me quedaba el problema de comer. En esos años las "becas alimenticias" las acaparaban los del pensionado y los que tenían contactos con la Secretaría de la Juventud, a quienes desde esos años los aborrezco. Muchos de esos después formaron la UDI y Renovación Nacional, oportunistas de toda una vida. La cosa es que ya me estaba aburriendo la vida de fakir y en esa época me empezaron a salvar los amigos. Primero con un compañero hicimos un instituto preuniversitario clandestino, usando las salas y recursos de la universidad "La educación es una llave que le abrirá muchas puertas, no confíes en la suerte, prepárate", así decía la propaganda, el asunto me dio de comer como 6 meses, hasta que en la universidad se dieron cuenta y por poco nos echan.
Luego otro amigo, que ya estaba egresado de ingeniería eléctrica, me ofreció compartir un pequeño negocio que tenía con la municipalidad. Consistía en recorrer a pie todos los barrios de la ciudad anotando las luminarias de las calles que estaban quemadas, era agotador pero el primer pago lo fuimos a celebrar en "la casa rosada". Fue un evento muy difícil de olvidar.
La cosa es que nos hicimos muy amigos, se había convertido en mi mecenas porque me invitaba a almorzar a su casa, a tomar cerveza, en fin, lo pasábamos muy bien en medio de todas mis pellejerías. Un día me contó que había conocido a un millonario de la Zona Franca que le ofreció vender calculadoras de oficina como comisionista y también me ofreció compartir el negocio. La cosa es que empezamos y después de un tiempo yo quede en la empresa quedando mi amigo debajo de la mesa. El Corcho, como le decíamos, fue el más leal de mis amigos y gracias a él cambió mi destino. Muchos años después, nos juntamos, cuando ya estaba agonizando, sabía bien lo que le esperaba y me dijo "Tomás tu has sido un buen amigo, así es que cuando me muera no te voy a tirar de las patas". Dicho y hecho, murió un par de horas después y hasta el día de hoy ha cumplido con lo que dijo.
¿A que vienen todas estas historietas? A que me acordaba de lo difícil que es a veces cuando uno recién termina de estudiar y se ve enfrentado a la necesidad de conseguir plata para comer y pagar un lugar donde dormir. En mis años eso era más o menos común, por estos días la protección familiar se extiende por varios años más, pero tener que encontrar trabajo sin experiencia ni contactos siempre es complicado.
Yo creo que ganar los contactos y la experiencia es lo más importante cuando uno empieza a trabajar. Los contactos vienen de nuestra disposición a hacer amigos, pero no de manera interesada sino con un genuino interés en la amistad. Así como no hay enemigo pequeño, tampoco hay amigo pequeño, ese amigo que no tenía donde caerse muerto me cambió la vida y el destino. Los perdedores y arribistas ven la amistad como peldaños que los ayudarán a subir en la escalera social y mandan a sus hijos a colegios caros para "que se relacionen bien", pobres idiotas, la amistad por interés no vale nada.
Una amistad sin ningún interés en cambio nos puede traer los mejores momentos y a veces nos permite cambiarle la vida a alguien o que alguien nos cambie la nuestra, solo porque nos cae bien o nos sentimos contentos de tomar una cerveza juntos. Los contactos son fundamentales, pero los que valen son los que vienen de una verdadera amistad, no esa que da esperando recibir algo de vuelta.
¿Y la experiencia? Es normal que a nadie le interese contratar a alguien que recién termina de estudiar, tenga el título que tenga. En el mundo real del trabajo (tal vez con excepción de la academia) alguien recién egresado no sabe nada ni sirve para nada, lo mejor en ese caso es trabajar gratis o por muy poco para tener la oportunidad de aprender, creo que es la única forma.
El trabajar por cuenta propia y ser tu propio jefe, es lo ideal para muchos, sin embargo como experiencia vale mucho más el trabajo asalariado. Puede ser muy desagradable y hasta humillante muchas veces, para mi siempre lo ha sido, pero tengo que reconocer que allí es donde realmente se aprende. Nunca he aprendido tanto en mi vida como las pocas veces que he sido un goma asalariado, metido en el gallinero donde los de más arriba van cagando a los de abajo. Creo que esa es una segunda universidad, una experiencia de vida muy valiosa por la que todos deberían pasar.
En fin, ese sería mi consejo para el que se enfrenta por primera vez al mundo real: hacer amigos y ganar experiencia, ninguna de esas dos cosas llega sola, se necesita mucho esfuerzo y es algo que necesitamos hacer toda la vida, hasta el momento funesto en que nos toque estirar la pata. Pero vale la pena, sin duda.
Como dice el viejo dicho...a veces es mejor tener buenos amigos que plata...
ResponderBorrarlo ideal seria los 2, pero que diablos no siempre se puede tener todo en esta vida
Marcelo
Aunque parezca cliché, yo creo que la plata que uno necesita debe ser la suficiente para el día a día: comer, tener donde dormir y cosas así. Cuando uno empieza a buscar la riqueza o incluso la seguridad financiera, la plata se empieza a convertir en un problema.
ResponderBorrarHe escuchado muchas veces eso de "prefiero ser desgraciado en un Rolls Royce que andando a pata", tremendo error porque el sufrimiento de los ricos es mucho peor que el de los pobres. Eso lo piensan los que nunca se han subido a un Rolls Royce, yo anduve en uno en HK y es solo un auto, no tiene nada de otro mundo. PERO duele mucho más y da más miedo perder un Rolls que perder mi Toyota Yaris. Cuando mi camioneta se hizo pedazos me alegré de tener un cacho menos, otra cosa habría sido perder un Rolls o un Mercedes.
Los amigos en cambio son riqueza sólida, si el objeto de la vida es sentirnos bien y evitar sentirnos mal, no hay nada más triste que no tener con quien tomarse una cerveza, ya sea para celebrar o solo pasar el rato, los amigos nos ayudan a evitar esa tristeza. El que no tiene amigos es pobre de verdad.
Razon tienes tomas, los peores dolores de cabeza me los dio recibir un fundo. Tener que defenderlo y perder cachitos de terreno en manos de politico.
ResponderBorrarLas alegrias de mi vida, ninguna tuvo que ver con plata.
Así nomas es amigo, teniendo para lo básico es una completa estupidez ambicionar más. En cambio más amigos son más alegría, garantizado jaja!
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