Una versión de esta entrada la publiqué originalmente en inglés en la revista "I love Chile", que estaba dirigida a los expatriados de habla inglesa que vivían en nuestro país y en su momento tuvo reacciones y comentarios bien interesantes. Se llamaba "Classist chileans" y todavía se puede leer en mi barsa-blog en inglés Facts and Fictions que tenía hace varios años, el artículo todavía sigue recibiendo lecturas.
No me desagrada el clasismo tanto como -por ejemplo- el resentimiento social, cosa que detesto. Creo que el clasismo es un poco ridículo, como la vanidad, algo que tenemos todos en cierto grado, no hay nada más universal que creernos superiores a los demás, pero en general creo que es relativamente inofensivo, los clasistas son mucho menos peligrosos que los resentidos, no tengo dudas de eso. En fin, vamos de una con el refrito:
Ojo con el clasismo (publicado originalmente el 13 de noviembre de 2005)
Vuelvo sobre el clasismo, resulta que conocimos con un amigo a un gringo que andaba mochileando y este amigo chileno me comentó "se nota que es de un estrato social bajo". Me pareció curioso porque en USA un "estrato social alto" es algo reservado a las celebridades o millonarios, todo el resto son clase trabajadora y no hace enorme diferencia social si eres carpintero, electricista o profesor en una universidad. Claro que hay jerarquías pero no eres menos por tu trabajo o posición social.
De ese comentario pasé a pensar que en Chile algunos trabajos son "menos dignos" que otros: un carabinero o militar -si no es oficial- es menos que un profesor primario. Un profesor primario es menos que un dentista o un ingeniero y así sucesivamente. En la cumbre de la escala están los políticos, rentistas y en general los que ganan plata sin hacer nada, ese es el non plus ultra, el ideal heredado de los hidalgos españoles. Y claro, el trato de "tu" o "usted" se encarga de marcar la posición en este curioso sistema de estratificación social.
Hay trabajos que se consideran derechamente indignos como por ejemplo todo lo que tiene que ver con la limpieza: la persona que trabaja barriendo o limpiando se considera en nuestro país en el fondo de la escala social. Es algo no solo curioso sino que medio freudiano. No tenemos el racismo de USA u otros países, pero en su lugar el clasismo se encarga de mantener la ilusión que somos superiores a otros, parece que esta es una necesidad psicológica muy importante que de una u otra forma es llenada.
Leía en el blog de Felipe Contreras su desesperación por lo poco que aporta la educación a los alumnos. Es cierto pero hay un dato adicional, en Chile la educación formal es más que todo un asunto de estatus: un título universitario tiene mucho más valor como credencial de estatus que como certificado de competencia, no importa si el médico es bueno o malo, lo importante es que posee un título de una carrera cara lo que le da una ventaja de entrada en un país profundamente clasista y credencialista como el nuestro.
Las familias se oponen a que sus hijos trabajen en lugar de estudiar, porque quieren que "sean más en la vida" -ojo con el lenguaje- que sean más, significa en este caso que ganen más sin trabajar. En Chile trabajar es indigno, el ideal es mandar para que los demás trabajen. La experiencia del trabajo no vale socialmente, la credencial si que vale y por eso todo el sistema educativo se ha convertido en una venta de credenciales: es lógico, eso es lo que compra la gente y hay un gran mercado para eso.
Fíjense como los políticos de izquierda más exitosos son los que vienen de "buena familia" (ojo con el lenguaje nuevamente, en Chile hay "buenas" familias), Lagos debe gran parte de su popularidad a sus aires de patrón de fundo y lo mismo se aplica a muchos otros. La gente vota por la izquierda siempre y cuando los candidatos no sean "rascas". De hecho las clases baja y media baja son las más furiosamente clasistas.
Si, el clasismo está en nuestros orígenes. Los títulos de hidalguía fueron reemplazados por títulos universitarios. Lo peor del clasismo es que necesariamente implica dos cosas. El tipo despotrica en contra de quienes “tienen” por envidia, porque no lo admiten en ese “círculo”, pero aspira a estar en esa posición. Una vez ahí (para lo cual debe transformarse en lacayo de alguien), desprecia a los que están donde él estaba antes.
ResponderBorrarEl problema del chileno es que no aspira a la libertad económica, sino al ascenso social, al reconocimiento. El chileno es culturalmente un tipo de la edad media, de ahí salen los “sociales”. En fin, es un tema largo, es un enredo en la cabeza de la gente.
En la España del imperio, y aun antes de la reconquista total, para tener un empleo en la administración (lo único posible para ascender socialmente), debías ser hidalgo, y para eso debías demostrar tu limpieza de sangre (ser cristiano viejo, sin antepasados judíos ni moros).
No soy nada clasista la mejor muestra es que hablo con toda clase de inferiores. :-)
ResponderBorrarClaro que si MAximo, la hidalguía española, el orgullo de sangre y todo eso. Con todo, yo creo que el clasismo no es muy perjudicial en Chile, es solo una forma de pavonearse, un poco ridícula, nada más.
ResponderBorrarEl clasismo real se ve en Inglaterra o en Alemania, los dos países que han sido cuna del socialismo (los fabianos en Inglaterra y los socialdemócratas alemanes), yo tengo colgado en la pared de mi escritorio dos ejemplos del clasismo salvaje en Alemania, donde la posición social en que naces determina tu futuro. Ambos son documentos de mi papá, uno es el diploma de la "Rackows Akademien" una escuela comercial que en 1901 daba una especie de los actuales MBA para formar gerentes, otra es la carta de recomendación de la naviera y banco donde mi papá hizo la práctica. Resulta que más de 100 años después ambas empresas, la Rackows y el banco Muller siguen siendo de las empresas más importantes de HAmburgo, hay muchos estudios que muestran que el inmovilismo social en Alemania es uno de los mayores del mundo. Comparados con ellos o con los ingleses, nosotros somos la verdadera sociedad sin clases, con una enorme movilidad social, creación y destrucción de fortunas.
Lo más curioso es que en Inglaterra y Alemania (también en Francia) los ciudadanos parecen estar conformes con el sistema de castas: el hijo del carpintero es un orgulloso carpintero, el hijo del gásfiter y así hasta los tataranietos y choznos. ¡es el clasismo perfecto, aceptado por la gente!.
España, Italia, Grecia, etc. eran muy distintas, eso lo notó Hemingway cuando escribía sobre el orgullo español en "Muerte en la Tarde" y otros libros, es un clasismo declarativo, mientras que en los países del norte de Europa el clasismo es mucho más efectivo y eficiente
Yo no soy racista ni clasista, los odio y desprecio a todos por igual sin distinciones. Excepto a los buenos ariqueños.
ResponderBorrarPor ejemplo la mayor parte de las hazañas de la Conquista de América -que fueron extraordinarias- se debieron a la ambición de villanos que querían convertirse en hidalgos. Es legendaria la ambición de Pedro de Valdivia por ejemplo: cuando le pasaron la explotación de unos lavaderos de oro en el Marga-Marga escribió "ahora por fin seré un señor" ¡y eso que no era villano como Cortez, Pizarro o Almagro.
ResponderBorrarAlonso de Ercilla lo critica ácidamente en LA Araucana y dice que murió por no frenar su ambición, algún día voy a buscar el verso, que no me acuerdo de memoria, pero era muy bueno
Anónimo jaja, buena. "Los desprecio a todos por igual, sin distinciones" esa es el alma española en todo su esplendor
ResponderBorrarWilson esa es justamente la forma en que los izquierdistas de hoy enfrentan el clasismo "yo no soy clasista ¡si hasta alterno con pobres diablos como la nana, el jardinero y el chofer como si fueran mis iguales!". Y ni se arrugan.
ResponderBorrarLos piojos resucitados de la tele, todos dicen eso, de una u otra manera
No tengo una respuesta final al clasismo como tal orientado a las profesiones u oficios. Es que esas categorías también responden de algún modo a la oferta y demanda; costo y duración del aprendizaje. Pensamos que un médico es más valioso que un periodista, pero no tanto cuando ese médico viene con otros cientos de una república bananera.
ResponderBorrarEl resentimiento, en cambio, es un combustible muy potente. Un ejemplo claro es nuestro periodista estrella Daniel Matamala Thomsen; ser hijo de una profesora del Colegio Alemán de Osorno le significó la gratuidad y el cupo para estudiar ahí.
Dice Matamala Thomsen:
"Me fui de Valdivia a Osorno, donde todo estaba muy segmentado y era muy elitista. En el colegio estaban los hijos de los terratenientes alemanes y ellos miraban en menos todo lo que no fuera clase poseedora de la tierra con sus ancestros. Había mucho racismo y clasismo. Todavía recuerdo a compañeros que salían en la noche a rayar esvásticas y a mis profesores alemanes que llegaban de intercambio que no lo podían creer"
Al parecer, no lo pasó muy bien entre los hijos adinerados de Osorno. Ese combustible le da la fuerza para escribir todas sus columnas.
A medida que escribo, pienso en qué pasa cuando el resentimiento no tiene sentido; por ser individuos de similares "clases", orígenes y oportunidades. Por ejemplo en un pueblo chico, cuando el exitoso fue hasta tu compañero de curso y se sacaba incluso peores notas que tú. Ahí el resentimiento no tiene cabida, sino la especulación y la envidia; desde acusar de delitos hasta expresiones mágicas como el clásico "tiene pacto con el diablo".
Otro sentimiento despreciable, contrario al resentimiento es la culpa. Quizás algún día nos puedas ilustrar cómo funciona entre los hijos de la "gente linda" y los piojos resucitados.
Challenger, tal vez el clasismo gatille el resentimiento, tal vez no. Yo creo que es más bien una característica de cierta gente con problemas de personalidad y baja autoestima, esos desarrollan su tndencia a ser envidiosos porque realmente se sienten inferiores, nunca he conocido a un resentido que no tenga ese complejo de inferioridad, las dos cosas van a la par. Y resulta que cuando tu stás convencido que eres inferior a otro no necesitas que te trate mal para que te enfurezca, aunque te traten muy bien la envidia sigue allí y crece, porque está adentro de la persona, no fuera ni en como lo tratan.
ResponderBorrarPor ejemplo es cierto que Osorno debe ser uno de los lugares más clasistas de Chile, los alemanes tienen una larga cultura de clasismo, pero lo que yo conocí en Chiloe y los LAgos, es que -mucho más que los alemanes- son las mujeres o maridos chilenos, que cuando se casan con descendientes de alemanes desarrollan un clasismo exagerado y ridículo, mientras más huasos y humildes, más miradores en menos.
Sin embargo la gente normal no tiene problemas con eso, las excentricidades de una huasa casada con alemán en una reunión de apoderado s, para la gente normal son más bien motivo de risa y burla. El problema es que a los que tienen ese complejo de inferioridad les da la excusa para odiar al que envidian. Es un asunto muy retorcido.
Tal vez Matamala quería se rucio, alto y de ojos azules, entonces las ridiculeces clasistas a él le resultaban insoportables, peo igual habría salido resentido por más bien que lo trataran.
He escuchado -no se que tan cierto será- que al diputado Gutierrez le decían "el diablo" cuando chico por lo feo que era, hay peronas que son horribles y lo superan sin problema, hasta le sacan ventaja, pero otros no pueden soportarlo y lo transforman en envidia y odio. Quien sabe cuantos "justicieros sociales" simplemente fueron desarrollando la envidia por sus complejos de inferioridad.
Lo de los sentimientos de culpa en las "clases altas" es una herramienta que han usado los curas desde siempre para reclutar y exprimir a los platudos, eso fue parte importante del podr que tuvo la Iglesia durante siglos
Quizás por eso me acordé de Osorno. Una ciudad que en mis tiempos recogía lo mejorcito de los pueblos vecinos; los hombres iban al San Mateo y las niñas al Santa Marta. Hasta las vendedoras de Falabella te miraban en menos. Hoy, aunque todavía queda algo de ese Osorno, me parece que es una ciudad más homogénea con el resto de Chile. Más hueca.
ResponderBorrarEn efecto, el resentimiento es una forma de reacción en las personas que tienen baja autoestima, pero también en aquellos que ven injusticias en lo que les tocó vivir. En eso, el resentimiento es una especie de clasismo a la inversa; una rabia contra el status quo, y ese deseo de cambiarlo y a su vez hacer que otros dejen de tener lo que se ve como privilegios.
Sí, lo que cuentas de los chilenos más españoles, también lo he visto. Tuve un compañero alemanote, metro 90, sombrero de huaso, apellido de aeródromo, al que se le allegaban como moscas. Creían que tenía fundo hasta que descubrieron que vivía en una población y pasó al olvido. Era de los "alemanes" pobres.
Jaja. Challenger, como es un “apellido de aeródromo”. Cual por ejemplo?
BorrarEso de las "injusticias" yo nunca lo he sentido ni lo he entendido, para mi las cosas son como son, algunos tienen ventajas sobre mí, otros desventajas, nunca he sentido envidia por los primeros ni menos culpa por los segundos, así es la cosa, nada más.
ResponderBorrarYo he sido mirado en menos toda la vida, por distintos motivos y por mucha gente, pero nunca me he sentido menos que ellos, la mayoría son unos pobres diablos, uno no odia a un payaso o a un tonto, me resbalan, que piensen lo que quieran. La verdad es que siempre me he creído la muerte, aunque trato de que no se den cuenta, pero desde chico mi mamá me crio con mucha confianza en mi mismo y siempre me he sentido mejor de lo que realmente soy, eso con el tiempo me ha traído algunos costalazos, pero tampoco me voy a cortar las venas por eso.
Uno no envidia al que piensa que es peor, sino al que cree que es mejor.
Cuando viví en Chiloé conocí muchos huasos alemanes, mi primer amigo allá se llamaba Kurt Mutter y era un huaso bruto de tomo y lomo, desde esos años me caen muy bien, me gustan sus tradiciones, valores familiares y todo eso. Con las mujeres que se casan con alemán o tipos casados con alemana tuve siempre malas experiencias, piojos resucitados ridículos, todos los que conocí, gente que había que evitar. Claro que no todos son así, yo hablo por los pocos que conocí nomas, pero esa es mi impresión
No tiene gracia que lo diga, hay que adivinarlo
ResponderBorrar¿Apellidos alemanes de aeropuerto? Tal vez Mocopulli, Tepual, Pichoy, Mataveri, Chacalluta,
ah, ya lo encontré! Es precisamente el de Osorno jaja
En aeródromos hay un Baker, un Mayer ¡y uno que se llama Las Breas! (grax Wikipedia)
ResponderBorrarTienes razón. Lo que pasa es que para mi siempre ha sido “Cañal Bajo” SCJO. Sin el título que viene detrás. Buena la talla en todo caso. Apellido de aeródromo.
ResponderBorrarHay nombres para lo que quieras. Uno de los más simpáticos y originales para mi, es en Melipilla que hay dos. El antiguo “Melipilla” y uno nuevo a unos 10km que se llama “Cuatro Diablos” en mapuche, Melipilla significa Cuatro Diablos.
Yo siempre he dado la pelea para que a Pudahuel (AKA Merino Benitez) le cambien el nombre por "Aeropuerto Internacional Pablo Neruda" aunque a los pechoños y tontos anticomunistas les arda, el nombre del GRAN Pablo Neruda
ResponderBorrarSI me preguntáis en dónde he estado
debo decir "Sucede".
Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,
del río que durando se destruye:
no sé sino las cosas que los pájaros pierden,
el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.
Por qué tantas regiones, por qué un día
se junta con un día? Por qué una negra noche
se acumula en la boca? Por qué muertos?
Disiento. Grandioso Neruda, pero a mi me gusta Pudahuel. Ya Arturo Merino Benitez, me arde. Soy malaso para los cambios de nombre de lugares y calles.
ResponderBorrarEl nombre original todavía se conserva en el nombre OACI, es SCEL.
S es por Sudamérica, C es Chile y EL por PudauEL.
Siginifica, “lugar de niebla”, estaban diciéndonos los indios que no era buen lugar para un aeropuerto.
Bueno, afortunadamente la tecnología ha logrado que las nieblas ya no sean tan relevantes en la aviación.
Yo tenía entendido que Gran Bretaña había recibido diversas invasiones en su larga existencia y de ahí, mas o menos, surge su clasismo: los primario britones, escotos, los celtas, los romanos, los anglos y sajones, los vikingos y últimos los normandos con Guillermo el Conquistador. La aristocracia actual en buena medida desciende de los últimos invasores exitosos y el pueblo llano y las minorías como galeses o escoceses de los vencidos y mas antiguos ocupantes.
ResponderBorrarEn cambio creía que los germanos eran unos clanes con unos jefes primitivos, muy igualitarios, muy homogeneos entre sí. El clasismo de los germanos surge como cosa racial antes los demás pueblos, aunque claro, lo de la pureza es un mito: los romanos, los eslavos, los celtas, los magiares, los mongoles, mil veces les hicieron morder el polvo también a los teutones y se produjeron invasiones y mezclas de todo tipo.
Uls
Hola Ulschmidt, parece que clasismo y racismo hay en todo el mundo. Somos clasistas porque nos sentimos superiores (o inferiores) a los demás y somos racistas porque preferimos a los nuestros, a los que se parecen a nosotros.
ResponderBorrarYo nunca me sentí más latinoamericano que viajando por Europa, Asia o Norteamérica, antes pensaba que éramos diferentes a los peruanos, bolivianos o argentinos, pero fuera de nuestra burbuja nos damos cuenta de lo parecidos que somos y nuestras grandes diferencias con otras razas o culturas. Allí uno siente realmente lo que es la raza, con toda la carga que eso lleva.
Pero a mi modo de ver el clasismo y racismo son muy, muy diferentes. El clasismo tiene mucho que ver con el dinero y el prestigio social, un billonario árabe o africano no sufrirá de clasismo en ninguna parte, aunque si puedan tenerle prejuicios raciales.
Algunos ejemplos: un amigo peruano me comentaba que un "cholo", con el fenotipo o apellido indígena podía estar forrado en plata, pero nunca se iba a sentir bien en el Club Regatas de Lima o en el Club de Arequipa, podía ir como invitado pero le pondrían mil trabas para admitirlo como socio, en cambio alguien con apellido de inmigrante podía andar muerto de hambre pero se paseaba por esos lugares como Pedro por su casa.
En Chile es distinto porque somos un país de aspiracionales, un Larrain, Irarrazabal o con cualquiera de nuestros apellidos aristocráticos, si no tiene plata no vale nada, nadie da un peso por él, mientras que un Quispe, Mamani o Huenchuman, si tienen una buena billetera acá mandan como si fueran de la nobleza más rancia. Por eso a tanto chef peruano medio aimara se ha forrado acá en Chile, donde la billetera impone mucho más respeto que el apellido.
Perú es más racista, Chile es más clasista.
Los países del norte de Europa siempre han sido racistas por muchas razones históricas como las que mencionas, pero en particular Inglaterra, Francia y Alemania son también muy clasistas, pero tienen un clasismo muy diferente al nuestro.
En Inglaterra por ejemplo ser gentleman impone muchos más deberes y sacrificios que privilegios, cuando hay una guerra, los hijos de las mejores familias van en primera línea como carne de cañón porque se supone que deben ser ejemplo para sus inferiores, esa es la parte buena. Pero también hay una parte fea y es que el clasismo en el norte de Europa es prácticamente imposible de quebrar, el que nace en la clase B o C es prácticamente imposible que pase a la clase A, la movilidad social es algo que no conocen y las fortunas alemanas o inglesas normalmente tienen todas más de cien años, la movilidad social casi no existe.
En nuestros países y en el sur de Europa el clasismo implica principalmente privilegios y orgullo, el hijo de la clase alta, en caso de guerra entra como coronel, mínimo, y siempre lo tratan de mantener bien lejos de las balas. La clase implica casi puros privilegios y poca o ninguna obligación, esa es la "hidalguía" española.
En cambio existe una movilidad social enorme. Los conquistadores españoles muchas veces eran villanos y cuando se enriquecieron simplemente compraron nobleza (los "títulos de Castilla" por ejemplo), algo muy difícil de concebir en Inglaterra. Probablemente ningún villano de Inglaterra u Holanda fue capitán en la conquista, en cambio los españoles eran casi todos villanos, hambrientos por adquirir fama y fortuna. Es muy notable estas diferentes formas de clasismo que se dan en el norte de Europa y otros lugares
Jajaja que son divertidos de fijarse en esas cosas. Y me hice amigo del que más encima se llama Carlos, con apellido del aeródromo de Osorno. Y son todos parientes cercanos; nada más que unos son ricos y otros no.
ResponderBorrarBah, si los Hott son unos pobres ...aves ahora. No sé si los Siebert hayan sido antes la gran cosa, pero no he escuchado que estén mal tampoco.
ResponderBorrar