Cuerpo y mente

Me estoy acobardando
Resulta que con el tiempo me estoy poniendo hipocondriaco. Yo no era así, siempre me he jactado de mi salud de fierro, de no ir ni muerto a un médico, nunca, y de no darle importancia a los achaques. 

Un par de veces, años atrás, me he desvanecido, también solía sentir dolor y opresión en el pecho, alergias que duraron años, lo mismo con el insomnio y para que hablar de los malestares estomacales, que me han acompañado por toda la vida.

Siempre he creído que preocuparse por la salud es una mariconería, estoy convencido de eso, cualquier otra cosa nos debe dar miedo menos las enfermedades. Pero -diablos- me estoy poniendo tonto. 

Que un dedo infectado me haya llevado hasta la consulta de un médico fue un síntoma claro de la cobardía que me está entrando, lo mismo tener malos sueños y cosas así. Con la edad uno va notando cambios y este acobardamiento es uno de esos.

Estaba tratando de pensar por qué me estaba llegando la hipocondria y creo que puede ser la secuela de cuando acompañé a mi amigo McDonnell durante el año -más o menos- que le duró su cáncer. Creo que allí se fue larvando toda esta estúpida preocupación.

Y no es que sintiera pena por mi amigo o porque lo haya visto sufrir mucho, al contrario, pensábamos muy parecido y llegó al cajón sin sufrir de nada más que incomodidades, igual que mi suegra, el cáncer que tuvieron no duele, pero si molesta como el diablo. 

Pero me afectó el desfile por un montón de médicos, clínicas y finalmente el hospital, que resultó ser lo mejor de todo. Si me llega el cáncer o cualquier cosa parecida espero que jamás se les ocurra llevarme a una clínica privada: si es por mi, al hospital público nomás.

En ese tour vi una gran cantidad de enfermos graves, gente sufriendo, niños, en fin, creo que eso es lo peor. Los seres humanos deberían ser como los gatos, que cuando se enferman se esconden y se van a morir fuera de la vista de los demás. 

Nunca me ha asustado la idea de morirme pero a medida que uno se va poniendo viejo se empieza a preocupar por cosas que antes no nos hacían levantar ni una ceja, yo soy un convencido que lo que enferma no son esos mecanismos ingenuos que explican los médicos sino las preocupaciones que nos desequilibran.

Es la mente, al menos en mi caso lo que pienso controla enormemente mi cuerpo, respondo muy bien a los placebos y si creo que algo me va a hacer bien, mejoro. El cerebro es el que manda, no los virus ni infecciones. 

Pero si las preocupaciones enferman, como yo estoy convencido, entonces la despreocupación debería sanarnos. La mejor prueba del dominio de la mente sobre el cuerpo es como reaccionamos al ver una película porno, si la mente provoca tantos cambios fisiológicos gracias a la pornografía perfectamente debería curar las enfermedades complejas a mi me parece lógico. 

La verdad es que las explicaciones biológicas y seudo científicas que repletan la medicina siempre me han sonado a seudociencia ¿que mucha gente le baja la fiebre o le remite el cáncer al tomar ciertos químicos? Mucho de eso -creo yo- debe ser efecto placebo, creemos que nos va a hacer bien y nos hace bien.

En fin, son tonteras que escribo de puro aburrido, pero es una idea que me ronda la cabeza en vista de la gran cantidad de amigos -varios mucho más jóvenes que yo- que están bien enterrados en el cementerio. Es la Ley de Hierro de Bradanovic: "de los cuernos y de la muerte, NADIE se salva".

Algunos casos clínicos
Y para terminar con mi hipótesis que la medicina preventiva no vale nada les cuento que Churchill, murió a los 90 años y desconfiaba completamente de los médicos, se automedicaba, era un alcoholico perdido que apareció en mi serie Grandes Borrachos. Su médico de cabecera, Lord Moran, era más bien su amigo y probablemente nunca o rara vez siguió sus consejos.

Medicina de los reyes
Otra parecida fue la Reina Madre de Inglaterra, Elizabeth Bowes Lyon, que murió pacíficamente a los 102 años y también le dediqué un capítulo en mi serie Grandes Borrachos, porque desde 1952 hasta 2002 dicen que se tomaba una botella de gin Beefeather cada día, o sea chupaba como marinero sueco.  

Y lo mismo con su hija la Reina Isabel II de Inglaterra, que no era borracha pero vivió hasta los 96 años trabajando hasta sus últimos días ¿saben qué pensaba de la medicina? Que solo servía para arreglar quebraduras y coser heridas.

Su marido Felipe, Duque de Edimburgo vivió hasta los 99 años ¿cómo se explica esta longevidad extraordinaria de los "royals"? Resulta que en Inglaterra los reyes son atendidos por un grupo considerable de especialistas que se dedican solo a ellos, a tiempo completo. Se llaman la Familia Médica de la Casa Real.

Para pertenecer a este selecto grupo hay que cumplir requisitos algo extraños. Primero todos deben tener un título de nobleza, dominar el inglés médico a la perfección, preferible tener experiencia militar y de protección personal, pero lo más importante es que sean expertos en homeopatía.

Resulta que en la familia real, desde los tiempos de la reina Victoria, son todos fanáticos de la homeopatía. el líder de este equipo de médicos tiene el título de Médico del Rey (QHP o KHP) y debe ser experto en temas homeopáticos porque a eso atribuyen la longevidad de todos los royals.

El doctor Fisher -que fue médico personal de la Reina por muchos años- decía que la longevidad de la realeza estaba altamente relacionada con la homeopatía, ya que según él los royals no tienen tiempo para los efectos secundarios de la medicina comercial.

El rey Charles llega al extremo de incluir tratamiento homeopático a las vacas que producen la leche que consumen. La reina madre así como la reina Isabel fueron patronas y presidentas de las principales sociedades homeopaticas de Iglaterra.  

Yo no creo mucho en la homeopatía pero los resultados están a la vista: la despreocupación por la salud y el efecto placebo son mucho más poderosos de lo que parecen, que no podamos explicarlo no significa que no funcionen.

P. D. y si a alguno de mis amigos galenos le interesa integrarse a la la Familia Médica de la Casa Real, después de conseguir el título de nobleza, especializarse en homeopatía y todo lo demás, tendrá unos pocos beneficios: recibirá además de un jugoso salario, el derecho a un departamento en el Palacio de Buckingham, 33 días de vacaciones pagadas al año y una modesta gratificación de 63 mil dólares para la pascua, entre otras cositas ¿qué tal?