12 junio 2024

Modelos de enseñanza: francés, alemán, inglés

Nuestros países se formaron en el Siglo XIX con un ojo en el viejo continente. Así fue como se importaban y se ponían de moda distintas teorías pedagógicas que nuestros intelectuales criollos traían de sus viajes a Europa para imponerlas acá.

Yo tuve -no se si decir la suerte o la desgracia- de estudiar en escuelas, liceos, instituto técnico y universidad con cada uno de los tres modelos que principalmente existen en Chile, creo que de cada uno saqué algo.

El modelo alemán
Como comentaba en la entrada de ayer, los primeros tres años de preparatoria estudié en la Escuela Rafael Sanhueza Lizardi, basada en las ideas de Claudio Matte, un abogado hijo de millonarios que se fue a estudiar pedagogía el Leipzig y dedicó toda su vida a eso.

No hay que olvidarse que en las ciudades estado alemanas -Alemania no existía como país hasta el Siglo XX- fue donde se inventó el kindergarten  y son fruto de la época y sus necesidades. El kindergarten apareció como guardería, para sustituir a las madres que trabajaban en las familias pobres.

Por eso la educación primaria "alemana" tenía una doble función, por un lado era social porque reemplazaba a la familia y por el otro era educativa porque enseñaba las primeras letras y cosas así. La formación personal de buenos ciudadanos era su prioridad.

Los métodos de educación primaria alemana eran muy relajados, no forzaban tanto a los niños a "aprender" es decir a memorizar y resolver problemas sino que a adquirir valores y comportamientos deseables para la vida en sociedad.

Por ejemplo en esa escuela, la profesora notó que me gustaba leer y me prestaba y recomendaba libros. Allí fue donde me envicié con la lectura

Esto se aplicaba -y probablemente todavía se aplica- en la Escuela Rafael Sanhueza. No recuerdo haber aprendido nada pero si recuerdo que me portaba muy bien después de los tres primeros años que estudié allí y salí algo ingenuo e idealista. Ese era el método alemán.

El modelo inglés
A partir del cuarto año pasábamos de manera automática al Liceo Valentín Letelier, que quedaba a un par de cuadras y era totalmente diferente. El liceo estatal más antiguo de Chile. en los años sesenta era eterno rival del Instituto Nacional (todavía más antiguo), donde estudiaban mayormente los hijos de los políticos.  

El Valentín Letelier era distinto de los demás en Chile por su rector, don Luis Galecio Ravera, un viejo famoso que se codeaba con presidentes y ministros, vivía en una vieja casona colonial anexa al liceo y manejaba todo con mano de hierro, según sus propias ideas y de manera totalmente discrecional.

Para mi fue un tremendo choque y lo pasé bastante mal, aunque me sirvió mucho para endurecer el carácter. Las ideas del rector Galecio eran hacer un "public school" al modelo de los colegios ingleses para aristócratas.

Tampoco se le daba demasiada importancia a los conocimientos, pero si una importancia enorme a los deportes y a "forjar el caracter" ante situaciones difíciles. 

Todo era un desafío, según el modelo inglés, había "prefectos" de los cursos superiores que cometían toda clase de abusos, andaban con un brazalete verde con las letras "BD" en rojo (Brigada de Disciplina) y tenían manga ancha para reprimir. Para nsotros eran los Burros Desgraciados.

Recuerdo al señor Fariña, mi profesor, que odiaba hacer clases así es que llevaba una radio y pasábamos largo rato escuchando radio. Otras veces aparecía con su violín y tocaba en clases, por mientras nosotros conversábamos y no le hacíamos caso. Entonces imitaba el maullido de un gato o la sirena de bomberos, cosa que captaba la atención, provocando algarabía en la clase, era muy divertido.

Los problemas se arreglaban a golpes, era política institucional pero no en riñas de patio, las golpizas eran en un ring que había en el gimnasio y con guantes de box. El profesor arbitraba y el problema se resolvía cuando aparecía el "chocolate", o sea la primera sangre de narices o la primera marca fea. 

La educación Física era fundamental, había un profesor especial para eso y el liceo debía sobresalir en todos los deportes. La primera prueba era saltar de frente a un alto caballete, para "probar el carácter". Como decía el himno:

Vamos muchachos del Valentín
tensad los nervios y sonreid
este es el lema del Letelier
¡nunca vencidos, siempre vencer! 

Desde las primeras clases el profesor de gimnasia se dio cuenta que yo no servía para eso y mi terror al salto del caballete, que era una especie de exámen. Me sacó aparte y me dijo "mira si me muestras que no eres un cobarde y lo saltas de frente, no vienes más a esta clase, yo te apruebo con nota mínima".

La hicimos solos, sin el resto de la clase. Yo salté y casi me parto la cabeza, gracias a eso no tuve que ir nunca más a educación física. Así se estudiaba en el Valentín, uno podía ser malo pero no podía mostrar cobardía. 

Todo era brutal, había un compañero de apellido Cofré que la tomó conmigo, era negro, grande y para colmo vivía cerca de mi casa. Yo le tenía bastante miedo y evitaba sus provocaciones hasta que una vez me encontró en la calle y me dio un par de bofetadas. No supe como defenderme.

Pero si supe vengarme. Yo era muy bueno dibujando y empecé a repartir caricaturas del matón como africano, con un hueso atravesado en la nariz o sobre el pelo ruliento con el cartel "soy el matón Cofré". Como por milagro dejó de molestarme y yo dejé de hacerle dibujos.

Asi se arreglaban las cosas en el liceo, para mi fue una buena escuela de supervivencia. Aunque algunos salían destacados, los que no encajábamos tendíamos a convertirnos en delincuentes juveniles. Fue lo que me pasó a mi, que rompí una cañería delante de todos inundando el patio y me mandaron a la rectoría.

Fue una experiencia escalofriante, creo que nunca he pasado tanto miedo. La oficina era enorme, parecía el despacho de un ministro, cuando entré don Lucho -siempre lo había visto de lejos- me dijo secamente "siéntese". Y allí estuve sentado como 15 minutos, mientras él hacía sus cosas y me miraba con cara de furia.

No dijo una palabra porque sabía como dar un castigo, finalmente dijo secamente "váyase" y me fui tiritando de miedo. 

Pasó el tiempo y mi mamá me llevaba a una peluquería en la Casa Colorada, que hoy es monumento nacional pero en esos años estaba llena de pequeños negocios.

Entramos y me encuentro con el rector Galecio que me reconoció enseguida "¿como está joven? buenos día señora", como si nada hubiera pasado. Mi mamá que era magnética, se puso a conversar con él y en seguida hicieron muy buenas migas. Detrás de su apariencia terrible el viejo tenía un corazón de oro y después de un par de años en el liceo todos lo queríamos y lo admirábamos.

El modelo francés
Prácticamente todas las escuelas, liceos y universidades del estado seguían -y siguen hasta hoy- estrictamente el modelo francés, que se basaba en memorizar una gran cantidad de conocimientos inútiles y a entrenarnos para resolver enredados problemas de ingenio y cosas así. 

La idea de este modelo es que la mente es como un músculo y que si se entrena, obligando a memorizar muchas cosas y a resolver complicados problemas, la persona será cada vez más inteligente. Eso se evalúa en las pruebas, que son diseñadas para hacer la vida fácil al profesor.

Con ese método yo estudié en el Liceo de Ancud y en la Universidad de Tarapacá, es el Modelo Napoleónico que impera hasta el día de hoy en toda Iberoamércia.

He escuchado a muchos compañeros eso que "los conocimientos de la universidad puede que no sirvan para nada pero nos enseñan a pensar como ingenieros: los que estudiamos y aprobamos electromagnetismo somos más inteligentes que todos los demás"

Eso es falso, una estupidez y se puede comprobar observando que hay gente que es muy buena en cosas como física, matemáticas y asuntos por el estilo, pero fuera de ese restringido campo son unos perfectos tontos. toman decisiones estúpidas, no pueden manejarse bien en sociedad, etc. etc.

Si ser inteleigente es parecerse a una computadora o una maldita enciclopedia, al diablo con la inteligencia, no es nada notable. Hago mías estas palabras de Joaquín Edwards Bello:

"Dejé el liceo y no me pesa. Creo que nadie debe estudiar algo que no le agrada. Los alumnos estudiosos agotan sus reservas de energía y en la edad madura no sirven para nada. No creo que ningún alumno distinguido sirva para otra cosa que para halagar la vanidad de sus padres o de los profesores. He leído algo de la vida de Darwin y consta que este sabio era un flojo absoluto en las clases. Gracias a eso pudo trabajar como burro más tarde. Edison, Lord Byron, Humdbolt, Goethe, fueron pésimos alumnos"

Estoy bastante de acuerdo con todo eso, yo dudo mucho que la mente pueda "ejercitarse" como se ejercita un músculo haciendo trabajos desagradables, poco interesantes y repetitivos. Por el contrario, creo que esa es la receta ideal para formar a un idiota, y además un presumido porque se cree inteligente.

Sin embargo personalmente, el modelo francés si me dejó algo que es la autodisciplina del sacrificio. Creo que los muchos años que pasé estudiando asuntos tediosos y mal enseñados también me enseñaron que la vida no es un parque de diversiones y muchas veces nos toca hacer cosas que odiamos porque no nos queda otra, y si estamos en eso, hay que hacerlo.

Así, cada sistema nos puede dejar algo incluso los peores, aunque supongo que algunos son más eficientes  y útiles que otros.

8 comentarios:

  1. Que trayectoria! Tomás, al menos usted fue a escuelas y colegios renombrados - si alguno era malo, sería lo mejor de lo malo !.
    Yo fui a la única primaria del pueblo, y luego a una de las pocas secundarias veinte kilómetros a la redonda. No puedo decir que haya superado ninguna barrera.
    Algunas familias que podían permitírselo y además querían hacerlo enviaban sus hijos a la capital provincial, a estudiar en el Liceo Militar o al La Salle Jobson, colegios privados donde seguramente la educación era mejor. Pero esos muchachos ya quedaban desconectados de su grupo social, los veíamos cada tantos fines de semana y creo que socialmente sufrían un poco. Luego no creo que esa educación les hiciera diferencia, aunque mi muestra estadística es mas bien escuálida.
    De la escuela de influencia universitaria no puede deducir mucho: creo la matemática y estadística eran ruso-francesa, la química alemana y la física inglesa. Pero probablemente me estoy confundiendo con los libros de estudio más populares entre los profesores. Uls

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    1. Los dos primeros eran -digamos- "renombrados", colegios para pobres pero con mucha tradición y prestiguio. El Liceo de Ancud en Chiloé era uno de los cientos de liceos fiscales de Chile, recuerdo a un buen profesor, el señor Barrandegui, pero del resto ni me acuerdo.

      Por lo que me acuerdo ninguno de esos colegios era exigente, excepto el Valentín Letelier pero allí se presionaba para logros deportivos más que nada.

      El Liceo de Ancud y el Colegio Medio de Arica fueron mediocres como los ciento de liceos fiscales de provincia supongo, la Universidd de Tarapacá tan mediocre como las demás universidades chilenas. Creo que ni una sola se salva.

      Eso no quita que a esas instituciones mediocres las quiero más que a mi gata porque son parte de mi familia y pasé años entrañables allí, aunque no aprendí casi nada útil... bueno, el MBA si me sirvió bastante, no puedo negarlo.

      Los colehios de prestigio y los mediocres o sin prestigio valen exactamente lo mismo, igual cosa con las universidades. He conocido profesionales buenísimos de universidades muy malas y viceversa. Sobre todo viceversa

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  2. El modelo inglés que describe estaría funadísimo hoy en día y admito que yo no habría sobrevivido al mismo. Era demasiado ansioso, introvertido y aprensivo cuando chico. Es más, vivía con dolor de estómago.

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    1. El ser humano se termina adaptando a todo, yo era igual ansioso, introvertido y aprensivo cuando chico pero lo que no te mata te hace fuerte. Al final siempre se encuentra alguna manera de zafar.

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  3. Veo que en el Valentín Letelier se cumplían todos esos clichés que hemos visto en las películas sobre los violentos colegios ingleses de elite. Quizás sea el mejor modelo de los tres (aunque también me gusta el alemán, similar al japonés). Ahora último que he estado interiorizándome de nuevo sobre el caso de los uruguayos que cayeron en los Andes en el 72, creo que su educación formal no fue tan relevante para su sobrevivencia como el carácter forjado en el colegio irlandés al que fue la mayoría de ellos, donde -según el libro Viven- los dos pilares eran el rugby y los varillazos. A ninguno le fue mal en la vida después. Si hubiesen sido de las generaciones actuales habrían muerto todos.

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    1. Todos los modelos tienen sus cosas buenas y malas, incluso el francés. Pero yo creo que nibuno de esos modelos vale la pena, todos suponen un enorme malgasto de recurso comparado con el insignificante valor que entregan.

      Esos valores de colegio ingles se pueden conseguir de manera mucho más rápida en la escuela de la vida, en la calle o en cualquier otro lugar. Creo que es muy pretencioso atrribuir a los colegios las virtudes o capacidades de los alumnos. El Valentin y el prostituto nacional sacaron gente muy exitosa en su momento pero también muchos patos malos, con el tiempo mutaron a escuelas de delincuentes.

      No cuesta nada que esos colegios "duros" sean tomados por un ambiente de malandras, tenía un amigo que hace clases en una secundaria de Inglaterra y contaba historias terrible de como estaban tomados por las mafias de alumnos

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  4. Tremendo curriculo, Tomás!
    Así como me jactaba de haber conocido los 3 sistemas educacionales (Privado, Subvencionado y Municipal) y los tres tipos (Laico, Catolico y Protestante) Tu experiencia me dejó chico.

    Bueno el análisis a los tres modelos. Esto me recordó la epoca de Martin Rivas, sobretodo el Hermano de Engracia, Agustín que venía educado con el modelo Francés.

    Sobre estos "liceos emblemáticos" siempre supe de rivalidades, los del Lastarria vs el Prostituto (ejem Instituto) Nacional vs el de Aplicación y otros. Actualmente están controlados por mafias zurdas que usan a los pendex al mas puro estilo de Fagin, el personaje de Oliver Twist.

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    1. Ni tanto José, yo nunca fui a un colegio privado ni subvencionado! Una por otra

      En mi época era el odio parido entre el Valentín y el prostituto, especialemnte en el área de los deportes que ea de primera importancia. Se hacían "regatas" en el Río Mapocho en balsas improvisadas que terminaban a combos y más de alguno con tifus, porque el Mapocho era la cloaca de Santiago, iba lleno de submarinos y papeles con caca

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