El mondo cane

Conversaba con una amiga acerca de su romance con un tipo casado. El viejo cuento de siempre: el tipo se lleva mal con su mujer pero no se separa por los hijos, su vida en casa es un infierno y mi amiga le da los únicos momentos buenos que ha tenido en años, por supuesto que él no le compra ni un helado y ella no lo presiona para no parecer interesada, sin embargo mantiene la esperanza de que el tipo -profesional y con plata- está enamorado y finalmente va a dejar a su familia para casarse con ella.

Ella no está enamorada ni mucho menos, pero ya pasó los treinta y quiere algo de estabilidad. Se casó enamorada muy joven, luego se separó y ha pasado por infinidad de frescos que le ofrecen de todo y nunca le han dejado nada. Me decía que si bien es cierto la mujer tiene el poder de dar o negar la pasada, los hombres tenemos un poder mucho más importante,de dar o negar el compromiso. Me dijo algo en lo que yo nunca había pensado antes: es el hombre el que pide matrimonio, no la mujer, él decide si y cuando se compromete.

La verdad es que he oído la misma historia un montón de veces: las relaciones como un juego de engaño mutuo, primero el hombre trata de engañar para que le den la pasada y después la mujer tratade engañar para que el tonto se comprometa, es todo un arte. Ahora comprendo por que en los viejos tiempos las mujeres se casaban vírgenes y vendían su primera pasada a cambio de compromiso:"si no te casas no me tocas ni un pelo", en cierto modo negociaban la virginidad y de paso, la facultad de vivir a costillas del marido.

A pesar de toda la emancipación femenina hay una cosa que no ha cambiado con el paso de los años, es el concepto de buen partido. Incluso las mujeres más liberales, con buen trabajo y todo eso buscan a tipos que las puedan mantener, es muy mal mirado un gigoló que vive a costillas de su mujer, en cambio una mujer que depende de la plata de su marido es lo más normal del mundo, el papel obligatorio del hombre como proveedor primario sigue hoy tan vigente como en los buenos viejos tiempos.

Es curioso como la mayoría de estos cuentos acerca de casarse enamorados se desvanecen si es la mujer quien tiene que mantener al marido, la mayoría de las mujeres ni muertas se comprometerían con un tipo cesante que resulte una carga económica en el largo plazo, esto me hace pensar cuanta hipocresía hay en muchas historias de amor que al final están basadas en el prosaico cálculo económico. Es mucho más probable ser inteligente y simpático con una billetera bien provista "poderoso caballero es don dinero".

Y el consejo para mi amiga: ni en sueños va a conseguir casarse con su príncipe azul, que no se haga ilusiones. El tipo ya tiene lo que quiere y a costo cero, ahora disfruta de lo mejor de ambos mundos: tiene familia y amante ¿que más puede pedir a la vida?. Lo más probable, que digo, lo seguro, es que se terminará aburriendo de comer todos los días el mismo segundo plato y se pondrá a buscar alguna nueva ingenua. Asi es la vida en este mondo cane.